Leal despertó con un sobresalto, su mente confundida y desorientada. Al abrir los ojos, se encontró en una habitación oscura y extraña. La oscuridad era casi palpable, y el aire estaba lleno de un olor a humo y ceniza.
Se sentó de golpe sobre la cama en la que, extrañamente, ahora se encontraba, pues le parecía un poco confuso el hallarse dentro de esa habitación que, aunque oscura, se veía cómoda y ordenada. ¿Dónde estaba en realidad? ¿Dónde estaban sus custodios? ¿Dónde estaba principalmente su señor Lucifer?
Esa duda fue la que la ayudó a despertar de golpe, pues lo único que recuerda es haberse sumido en un sueño hermoso y pacífico.
<<¿Entonces no fue real aquello? ¿Dónde quedó aquel lugar hermoso al que me había transportado? ¿Qué significa esto ahora?>>
Se preguntaba, sintiéndose de pronto alarmada. Su corazón latiendo con fuerza. Miró alrededor, tratando de encontrar algo familiar, pero nada podía reconocer. La habitación era pequeña y austera, con paredes de piedra y una ventana que parecía estar bloqueada por una cortina de hierro. No había ninguna luz, solo la oscuridad.
Leal se puso de pie con cuidado, su cuerpo temblando de los nervios o del frío que ha percibido al sentir en las plantas de sus pies. Estos ahora se encontraban descalzos.
De repente, recordó todo. Lucifer, el sueño, la batalla entre los humanos y el infierno que habían desatado. Había vuelto al presente, un presente catastrófico. La ciudad estaba en ruinas, la humanidad estaba al borde de la extinción...
Se sintió abrumada por la desesperanza. ¿Qué había pasado mientras estaba bajo el hechizo de Lucifer?
Al moverse de golpe de su lugar de descanso, sintió una sensación extraña en su cuerpo. Al principio, no podía entender qué era, pero pronto se dio cuenta de que su ropa estaba mojada. Miró hacia abajo y vio que solo su falda estaba empapada.
Se sintió confundida y desconcertada. ¿Qué había pasado? Se revisó el cuerpo, buscando alguna herida o señal de lo que podría haber causado la humedad. Pero no encontró nada. De repente, se dio cuenta de que la sensación no era solo de humedad, sino también de calor y olor. Se sintió asustada, desconocía lo que ahora percibía en su propio cuerpo. ¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba su ropa mojada? ¿Y por qué olía así?
Se sintió invadida por la confusión y la incomodidad. No sabía qué hacer ni cómo reaccionar. Se miró alrededor, buscando alguna respuesta, pero la habitación estaba vacía y silenciosa.
Se sintió sola y asustada. ¿Qué había pasado mientras estaba dormida?
Se acercó a la ventana y trató de abrir la cortina, pero estaba atascada. Se sintió atrapada y desesperada. Después escuchó un ruido fuera de la habitación. Pasos, voces y finalmente la puerta se abrió y Lucifer entró, tomándole con la guardia baja. Su presencia era dominante y poderosa. Leal se sintió sobresaltada.
— Has despertado, Mía. Ya me habías preocupado.
— ¿Enserio?
— Permaneciste casi un día dormida.
"Dormida..."
Leal después de escuchar eso, razona dentro de ella acerca de lo que pasó en realidad con ese escenario hermoso al que se había transportado de pronto y de tan explicable manera. No pudo evitar sentirse decaída también al corroborar algo.
<<Fue un sueño, una ilusión entonces...
De verdad se trató de eso.
¿Existirá quizá ese lugar hermoso en la tierra? ¿O sólo en los sueños?>>
— Leal...
— S-sí, ¿mi señor?
— Te he dicho que no me digas así, Luz torpe.
— Lo siento... Es que no puedo evitarlo.
— ¿El ser torpe? Ya me dí cuenta desde hace tiempo. Te llevas el primer lugar en eso, por cierto.
— Oww... ¿Enserio?
Lucifer rueda los ojos al ver que Leal no ha entendido de nuevo su sarcasmo y ver absurdo su entusiasmo. Al mismo tiempo no puede evitar esbozar una sonrisa por su reacción.
Suspira.
— En fin, querida. Tenía que venir a despertarte. Te ayudaré a prepararte porque necesitamos seguir con nuestro camino y...—
— ¡N-no, espere!— Leal reacciona rápido al percatarse del movimiento que hace Lucifer para tratar de acercarse a ella. Él tenía la intención de hacerlo para colocarle un abrigo que ha traído para ella, pero la confusión lo invade al notar el cómo ha reaccionado ella por eso. Luce temerosa y nerviosa ahora. También lo huele en ella y eso lo empieza a alertar.
Él la mira en silencio por unos segundos, antes de decir;—. Leal... ¿Qué pasa? Soy yo. ¿Porqué reaccionas así?—preguntó Lucifer, con voz baja y preocupada.
Leal se sintió confundida y avergonzada, sin saber qué decir. Lucifer empezó a escanear su cuerpo. Al principio, no vio nada fuera de lo común. Pero luego, su mirada se detuvo en la falda de Leal. La humedad era evidente, y Lucifer entendió de inmediato lo que había pasado.
Se acercó a Leal con suavidad. Leal asintió, aún con lágrimas en los ojos.
— Leal, tranquila.
— Se-señor... Yo... yo no...—
— No, no. Por favor calma. No pasa nada. No te preocupes por esto.
Leal se sintió mortificada y se cubrió la cara con las manos.
—No... no sé qué pasó— balbuceó.
Lucifer se acercó más.
— No te preocupes por esto, Mía. No es nada malo. Es natural, ¿de acuerdo?— , dijo—. Esto es normal. Aveces los humanos tiene esta clase de accidentes. Recuerda que eres una ahora.
Leal lo miró con curiosidad.
—¿Normal? ¿A qué se refiere con eso? ¿Esto a qué se debe también?
— Bebiste mucha agua, ¿recuerdas ?antes de dormir. Eso puede hacer que tu cuerpo pierda el control.
Leal se sintió confundida.
—¿Pero por qué no me pasó antes?
— Porque en el paraíso tu cuerpo no funcionaba de la misma manera. Aquí, en este mundo, tu cuerpo es más... vulnerable. Ahora ven aquí. Voy a ayudarte a resolverlo.
La acercó después a la ducha que se encontraba dentro de la habitación que él había arreglado para ella. Había perdido muchas energías antes, pero ante la carga de energía negativa que ahora envolvía al mundo... es que él ha podido recuperarse rápido, situación que más que agradarle... le asustaba.