Luzbel

13

Lucifer permaneció en silencio en medio de aquel lugar invadido por la maleza, justo donde había encontrado a Uriel, sintiendo cómo una renovada determinación se afianzaba en lo más profundo de su mente y de su pecho. La conversación con el ángel había sido reveladora. Ahora comprendía que la luz que buscaba no era algo tangible, sino un estado del ser. Aquella verdad le había dejado la cabeza revuelta, pero, al menos, había logrado aclarar algo dentro de todo el caos que lo envolvía. Y no se refería únicamente al desastre en el que la Tierra se había convertido por culpa de los humanos y su descontrol.

Desde que llegó Leal… todo en él se había vuelto confuso, tormentoso. Jamás se había sentido tan desesperado cómo ahora, y todo por ella. Por esa criatura ingenua que corría peligro simplemente por estar ahí.

<<¿A qué se habrá referido exactamente Uriel? ¿Qué es lo que debo hacer para sacarla de este lugar? ¿Por qué dijo también que ella tiene algo destinado aquí?>>

Mientras avanzaba por el paraje oscuro, Lucifer no podía dejar de pensar en Leal y en su situación. La joven estaba atrapada en un conflicto que parecía no tener solución: ahora era humana, una humana que aún le pertenecía a Padre.

<<Sigue siendo ingenua, pura… Ella lo ama. Aún no entiende todo lo que ocurre aquí… Se ha sorprendido incluso al ver el caos en el mundo.

¿Por qué Padre sigue sin hacer nada por ella? ¿De verdad no la salvará? ¿Y si no quiere escucharnos cuando logremos contactarlo a través de esa luz? ¿Qué será de ella? ¿La dejará morir a causa de la destrucción del Gran Monstruo Oscuro?>>

Se detuvo de pronto y alzó la vista al cielo. La luna llena brillaba con intensidad, cómo si intentara iluminar el camino que debía seguir. Leal seguía existiendo… pero Lucifer sabía que muy pronto podría dejar de hacerlo.

La luz es un estado del ser...

Esa luz era la única esperanza para salvarla...

—¿Por qué quiero hacer todo esto por ella? ¿Por qué no quiero detenerme?

Recordó entonces el instante en que estuvo a punto de besarla, la forma en que su corazón latió con anticipación, aguardando un acto que deseaba más de lo que estaba dispuesto a admitir.

—¿Fue sólo un momento de debilidad? —se preguntó, aunque ya conocía la respuesta.

No lo era. Sentía algo por Leal, algo que no podía explicar. Algo intenso, poderoso, que lo empujaba a enfrentar de nuevo un peligro colosal.

—¿Qué mierda me pasa? ¿Cuándo se volvió esto tan importante?

Su corazón latía con una emoción nueva, indomable, que no sabía cómo controlar, pero que ya lo había cautivado por completo.

La noche parecía haberse vuelto aún más oscura, cómo si reflejara su confusión interior. Continuó caminando entre la maleza y los escombros de lo que alguna vez fue una especie de pueblo.

—¿Cómo puedo sentir algo por ella? —se preguntó sin detener su andar, sintiendo la desesperación crecer dentro de su mente—. Nadie puede confiar en mí… y yo no puedo confiar en nadie. Mucho menos ella. Leal es todo lo contrario a lo que yo soy. Es alguien invaluable para Padre, y yo me he convertido en uno de sus mayores enemigos… Así que no es posible siquiera pensar en…

Pero la imagen de Leal persistía en su mente. Lucifer volvió a detenerse, sintiéndose débil, extraño, y más hambriento que nunca de una explicación para aquello que también estaba ocurriendo dentro de él.

—¿Por qué ella? —le preguntó al cielo oscuro, con la voz quebrada—. ¿Por qué me importa lo que le pasa? ¿Por qué no puedo dejar de sentir esto? ¿Por qué me siento tan desesperado por hacer todo esto ahora?

<<Es porque ella siempre te ha visto diferente. Es por todo lo que compartieron antes...

Tal vez no sólo significó algo especial para ella.

Has descubierto que para tí también.

Pero ahora no sabe toda la verdad. No tiene idea de lo que has hecho ni de cuánto has decepcionado a Padre.

Al Padre que ella ama...

Ignora todo lo que eres, todo lo que representas. Por eso, para ella, sigues siendo “Luzbel”. Por eso aún conserva una fé ciega en ti.

No puede dejar de verte cómo a ese ángel que la protegía… y lo sigues haciendo incluso ahora, pero ya no eres Luzbel. Ya no.

Tienes que dejárselo claro. Tienes que mostrarle lo que eres ahora para que deje de creer que eres bueno.

Nunca lo has sido.

La envidia y el odio siguen consumiéndote. Tu vanidad te convirtió en el ser más soberbio y orgulloso de todos.

Leal no conoce nada de eso.

No la engañes más. No lo merece. No después de la fé que aún deposita en ti.

Te odiará cuando sepa lo que hiciste con Padre.

Lo hará, pero tienes que ser honesto.

Al menos con ella sí.>>

Sin embargo, algo dentro de él se resistía a aceptar esa condena. Algo le decía que Leal era distinta. Que, precisamente por esa fé inquebrantable que siempre había tenido en él… podría comprender.

Lucifer inhaló con profundidad, dejando que el aire le quemara los pulmones, consciente de que ya no podía seguir huyendo.

Sabía que debía tomar una decisión.

—Voy a seguir adelante con esto… La liberaré de aquí, aunque sea lo último que haga. Leal es tan ingenua, y eso, de algún modo, la salva de tantas cosas. No merece enfrentar el destino que le aguarda a los humanos. No ella.

Una risa breve y amarga escapó de sus labios al recordar cómo incluso tuvo que enseñarle a Leal a beber agua, pues jamás lo había hecho antes. Antes sólo había sido una luz torpe, no una humana… torpe. También recordó cómo había comenzado a cambiar, cómo poco a poco empezó a descubrir la verdad sobre sí misma y sobre el mundo que ahora la rodeaba.

—Sigue siendo tan vulnerable… tan expuesta a los peligros de este mundo y de aquellos que acechan más allá de él.




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