Lucifer se despertó lentamente, abriendo los ojos con una aplastante pereza y encontrándose en una habitación oscura y silenciosa. Al principio, no recordaba lo que había pasado. Pero luego, los recuerdos del sueño que había tenido comenzaron a regresar a su mente de golpe, dejándolo completamente desconcertado en la realidad.
Había soñado con Leal, su Luz torpe, y había sido un sueño hermoso y revelador. Habían estado juntos en un lugar de belleza y paz, y habían pasado cosas que Lucifer no había entendido completamente en ese momento.
Lucifer miró una vez más a su alrededor y, luego de percatarse del movimiento de una figura yaciendo a su costado, todo su cuerpo se estremeció, pues se dió cuenta de que era Leal la que ahora se encontraba ahí con él. Ella caminó después hacia él a paso cauteloso. Al estar a unos centímetros por fin, Lucifer miró su rostro con detenimiento y se sintió como si hubiera sido golpeado por un rayo de luz. Su belleza era innegable, pero ahora Lucifer veía algo más en ella. Veía una profundidad, una complejidad que no había notado antes en nada ni en nadie.
Leal sonrió cuando Lucifer la miró, y su sonrisa fue cómo un golpe de calor que se extendió por todo su cuerpo. El Amo Oscuro se sintió cómo si estuviera siendo arrastrado hacia un abismo, pero no temía de él. Era como si estuviera siendo absorbido por algo en esa adorable y frágil criatura de cabellera blanca.
Algo en Lucifer se reveló ante la forma en que Leal lo miraba. Ya no solo notaba su belleza, sino que también veía fuerza, valentía, nobleza y pureza. Algo que había dejado de ver hace mucho tiempo. Sintió cómo si estuviera despertando de un sueño, como si estuviera viendo el mundo por primera vez. Y en ese momento, supo que nunca podría volver a ver a Leal de la misma manera, no después de lo que se le había sido revelado en ese sueño.
La había visto, realmente la había visto, y ahora no podía ignorar la inexplicable pero maravillosa conexión que sentía con ella.
— Mi señor...— susurró Leal, después de colocarse a su lado. Lucifer yacía recostado sobre una especie de manto, eso pronto lo hizo sentir confundido, pues aun desconocía lo que pasaba. Se supone que hacía momentos se encontraba él y Leal dentro de un horrible caos por un tornado, ¿qué lugar era ese ahora?—. ¿Está bien? Permaneció mucho tiempo así.
— ¿Así?
—Muy quieto.
— ¿Quieto? ¿Te refieres a que me encontraba inconsciente?— pregunta Lucifer, con tono adormilado, y Leal solo se escoge de hombros.
Lucifer miró a su alrededor, tratando de entender qué había pasado. ¿Cuánto tiempo había estado durmiendo? ¿Qué había pasado mientras él estaba ausente?
Suspira y después trata de incorporarse, pero es la criatura de blanco la que lo detiene con esa tarea, haciéndolo mirarla con confusión después :—Mi señor, espere... Primero debemos averiguar si está bien.
— Deja de exagerar, Luz torpe, no pasa nada conmigo. Lo que me interesa ahora es averiguar qué fue lo que pasó para que yo...—
— Te quedaste sin energía por no escucharnos— es la voz de Baltazar la que lo interrumpe y los ojos del Amo Oscuro, como los de Leal, se dirigen después hacia la figura imponente que ha entrado a la habitación. Al buscarlo con la mirada, Lucifer no es sólo sorprendido por él, si no que también por Nerón y sus otros devotos. Los seres con tunicas negras se adentran por completo en la habitación y rodean a su Amo y a la pequeña criatura de blanco. Lucifer percibe una nueva tensión en ellos, eso lo obliga a incorporarse de golpe, pese a las demandas tímidas de Leal. Baltazar lo mira de pies a cabeza antes de decir;—. Estamos en lo que queda de una finca, dentro de un pueblo alejado de la antigua ciudad donde ocurrió el desastre. Te trajimos aquí después de que perdiste el conocimiento.
— ¿Perdí el conocimiento?
— Ocurrió porque no te detuviste.
Lucifer bufa y después se recarga en una pared que estaba detrás de él.
— Es ridículo que haya sido por algo así.
— Pues lo fue, mi señor, y pareció muy grave.
— Estoy bien. Son todos unos malditos paranoicos.
— ¿Y cómo no serlo después de ver actuar de esa manera a nuestro líder?— es Nerón el que ataca después. Lucifer aún lo mira sin entender, pero el fuego en la mirada del ser de tunica oscura y ojos oscuros ya lo han hecho sospechar algo —. No debes culparnos. Nos has guiado a una misión que no tiene nada que ver con nosotros ni con lo que queremos, y ha sido solo para ponernos en peligro, sin lograr nada.
— ¿Así que se trata de eso?— Lucifer bufa y después niga, tallando su rostro —. Es increíble que sigan con lo mismo. Era algo que debía de hacer, además ahora estoy bien.
— Lo está, eso lo vemos, y es gracias a la abundante energía negativa que ahora hay por aquí y la cual, le recuerdo, está llamando a un monstruo del espacio exterior.
— No tienes que recordarme esa mierda, Mío. Carajo, es por lo que yo estoy... —
— Exacto, es por eso por lo que usted nos está metiendo a todos en problemas — Las palabras de Baltazar hacen sentir a Lucifer algo débil de pronto—. Carajo, nos está llevando a la ruina. Nosotros ni siquiera deberíamos estar aquí en primer lugar.
— ¡Estamos aquí por Leal! ¡Ella nos necesita!
— Lucifer, basta. Ni siquiera sabemos qué es lo que es esta niña.
Lucifer apretó su mandíbula y sus puños con tanta fuerza que el suelo debajo de él se estremeció. Las palabras de Baltazar lo estaban llevando al límite.
Se acercó a él, sin despegar la mirada de la suya. Le estaba cabreando que Baltazar no se inmutara por él. Ahora no podía, pues el ser se encontraba realmente enfadado con su Amo, se sentía con el suficiente valor para enfrentarlo. Pero ignoraba una parte de él cuánto eso podía cortarle.
— Esta "niña" es mi niña. Es mi protegida y si yo ordeno que se debe dar la vida por ella entonces así se deberá de hacer. ¡Recuerda que ustedes están aquí para obedecerme, y no para cuestionarme! ¡¿Lo has entendido o necesitas que te lo deje realmente claro?!— Baltazar, apesar de los gritos de su Amo, y de la manera tan intensa y oscura en la que este lo observaba ahora, se mantenía firme en su lugar, pues después de esas palabras... ya sólo fue su furia lo que aumentó.