Luzbel

16

¡Doble actualización! Si entraste a este capitulo primero, quisiera aclararte que tienes que leer el número 15, el anterior, ya que era en la parte que me había quedado.

Lucifer y Leal caminaban por las calles de un pueblo destruído y solitario, rodeados de ruinas y escombros. El aire estaba lleno de polvo y humo, y el olor a muerte y destrucción era abrumador.

Leal se cubrió la boca y la nariz con su mano, tratando de no ver la devastación que los rodeaba. Parecía una niña tratando de esconderse de la realidad, pero Lucifer sabía que ya no podía ignorar lo que veía.

— Vamos— , dijo Lucifer, tomándola del brazo con suavidad —. Tenemos que seguir buscando.

Leal se sorprendió de ver tanto desastre. — ¿Ocurrió otro desastre natural?— preguntó, su voz llena de preocupación.

— Nos hubiésemos dado cuenta, Luz Torpe. Ahora sólo siento el dolor y la desesperación de la gente que lo perdió todo.

Leal lo miró con lástima;—Lo siento. No debe ser algo agradable.

Lucifer se detuvo y la miró.

— Preocúpate por ti misma. Tenemos que seguir adelante y encontrar la luz. Sé que está allí. Y sé que podemos encontrarla si seguimos adelante.

Lucifer y Leal reanudaron su andar, la mano de él envolviendo la de ella con suavidad. Leal se sintió sorprendida por el trato que Lucifer le daba, era como si él estuviera tratando de ser más delicado y cuidadoso que de costumbre.

Miró hacia arriba y vio el rostro de Lucifer, la mitad de su rostro estaba casi quemado, pero a pesar de eso, él tenía un rostro muy hermoso. Su cabello en rizos rojos revuelto con el viento, y su presencia parecía alguien misterioso y atrayente. Leal se sintió atraída por la presencia de Lucifer, y se preguntó cómo alguien como él, alguien con un pasado tan increíble y una apariencia tan intimidante, podía ser tan... humano.

— ¿Puedo preguntar algo... mi señor?

— Depende. ¿Qué quieres saber?

— ¿Te sientes incómodo?—, preguntó Leal, mirando a Lucifer con curiosidad.

— Solo siento el dolor y la desesperanza de mucha gente. Eso aumenta la energía negativa.

Leal asintió, comprendiendo. — ¿Y los humanos pueden verte ahora? Padre me había comentado una vez... que los angeles y los seres que no pertenecen a su plano no podían ser visibles para ellos. Pues son de distintos mundos.

Lucifer asintió.

— Sí, con mi apariencia natural pueden verme. Pero... no sé, posiblemente no me ven como alguien normal. Solo estoy marcado y parezco extraño.

Leal lo miró con una sonrisa.

— No eres extraño. Estoy segura de que si te vieran... también se sorprenderían.

Lucifer bufó.

— Claro. Saldrían huyendo.

— Yo no lo haría al ver a un ser tan hermoso.

Lucifer se sorprendió por las palabras de Leal, y se sintió un poco incómodo. No estaba acostumbrado a que alguien lo viera de esa manera.

Leal al ver cómo se ha quedado de serio Lucifer, sonrió y lo detuvo en su andar para enfrentarlo;— Eres hermoso, mi señor. No debes dudar de eso.

Lucifer se sorprendió y se alejó un poco de ella.

— No digas eso— , dijo, su voz un poco áspera—. No soy hermoso. Ya no.

— No solo la belleza está en el exterior. La belleza aún la tienes por dentro, y lo que me has mostrado... te ha hecho lucir como al ser más bello. Lo eres por esa alma buena y compasiva que posees.

Lucifer se rió, una risa amarga y despectiva.

—Yo ya no tengo alma, Mía. Mi alma ha sido consumida por la oscuridad y por mi propio rencor hace mucho tiempo. Por eso me convertí en esto.

— ¿Por qué crees todo eso de ti mismo? ¿Qué te hace creer que eres de verdad malo?

Lucifer se detuvo, su mirada perdida en el vacío. Estaba a punto de decirle la verdad, de contarle todo sobre su pasado y su presente. Pero justo en ese momento, un ruido fuerte y ensordecedor llenó el aire.

Un nuevo caos natural estaba ocurriendo, y Lucifer y Leal se vieron obligados a detenerse.

La tormenta de arena se desató sobre el lugar, envolviendo todo en una nube de polvo y arena. El viento aullaba como un animal salvaje, y la arena golpeaba contra la piel como miles de agujas afiladas. Leal se asustó y se cubrió la cara con las manos, sin saber cómo reaccionar. Lucifer, sin embargo, reaccionó rápidamente. La tomó de la mano y se la llevó, corriendo a través de la tormenta en busca de un lugar seguro.

Pero no fue fácil. La arena y el polvo redujeron la visibilidad a casi cero, y Lucifer tuvo que confiar en su instinto para navegar a través de la tormenta. Además, la arena y el viento hacían que cada paso fuera una lucha. La arena se acumulaba en los pies, haciéndolos pesados y difíciles de mover. El viento golpeaba contra ellos, haciéndolos tambalear. Lucifer y Leal tuvieron que sortear obstáculos como edificios derrumbados, árboles arrancados y cables eléctricos rotos. La arena y el polvo hacían que todo pareciera una pesadilla, y Lucifer tuvo que usar toda su fuerza y su determinación para mantener a Leal a salvo.

Se escondieron debajo de una de las paredes que ya estaba derribada, el viento fuerte apenas les permitía percatarse de lo que estaba pasando. Lucifer cubría a Leal con su cuerpo, mientras abrazaba al suyo con fuerza. Él trataba de decirle palabras reconfortantes, pero ella dejó de ponerle atención cuando se percató de algo al otro lado de la calle, cerca de una pila de escombros.

Sus ojos se abrieron de golpe al percatarse de un pequeño ser tratando de ocultarse del desastre que estaba ocurriendo. Este apenas podía moverse, y parecía que pronto saldría volando por ese viento.

— ¡Leal!

Leal se liberó de Lucifer y corrió hacia el pequeño ser peludo que estaba escondido en la abertura entre el edificio derrumbado. Lucifer la llamó, pero ella no se detuvo.

Al acercarse al pequeño ser, Leal se sintió conmovida por su vulnerabilidad. El pequeño ser peludo estaba asustado y herido, y Leal sabía que tenía que salvarlo. No sabía lo que era, pero algo en su interior le decía que tenía que ayudar a ese pequeño ser. Se agachó y lo tomó en sus brazos, sintiendo su calor y su suavidad.




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