La bodega estaba en silencio, solo se interrumpía la quietud por el sonido de la tormenta de arena que rugía desde fuera. Lucifer y Leal se encontraban sentados en el suelo, uno al lado del otro, pero con una distancia emocional que parecía haber crecido después de lo que había ocurrido entre ellos.
Lucifer miraba hacia adelante, sus ojos fijos en algún punto invisible en la oscuridad. Leal, por su parte, miraba hacia abajo, su rostro iluminado solo por la luz débil de la linterna que habían encontrado en la bodega. La tensión entre ellos era palpable, y una sensación de incertidumbre y de confusión parecía haberse apoderado de ambos.
Lucifer se preguntaba qué había pasado, cómo se había atrevido a cruzar esa línea con Leal de esa manera. Leal se preguntaba qué significaba lo que había hecho, si era solo un momento de debilidad o si había algo más detrás de él.
Los dos sólo se mantenían allí, sentados en la oscuridad, tratando de entender el significado de aquel intenso contacto. Ninguno de los dos parecía querer hablar del tema. En lugar de eso, se concentraron en la tormenta de arena que aún no parecía querer calmarse.
Después de un rato, Leal se levantó y comenzó a explorar la bodega. Lucifer la siguió con la mirada, pero mantuvo una distancia, como si estuviera tratando de evitar cualquier contacto físico o emocional con Leal. Mientras ella caminaba, Leal podía sentir la mirada de Lucifer sobre ella, y pensaba que tal vez él también se estaba sintiendo incómodo por lo que había pasado.
Lucifer, por su parte, estaba luchando con sus propias emociones. No sabía qué había pasado cuando se besó con Leal, pero sabía que había sido algo intenso y que realmente deseaba. Y ahora, no sabía cómo manejar ésos sentimientos.
La tormenta de arena seguía resonando desde fuera, y la bodega se estaba volviendo cada vez más oscura y aterradora. Leal y Lucifer sabían que no podían permanecer ahí para siempre, pero la tensión entre ellos estaba haciendo que fuera difícil trabajar juntos.
Leal lo miró durante un momento, como si estuviera tratando de leer en sus ojos. Pero siguió obteniendo el mismo silencio y la misma evasiva. Suspiró y decidió concentrarse en buscar algo de agua para el gatito que había salvado. El pequeño ser se había convertido en su prioridad, y se sentía responsable de su bienestar. Mientras caminaba, también buscaba una manta o algo que pudiera servir para mantener al gatito caliente y cómodo.
Lucifer la siguió con los ojos, su presencia silenciosa, pero constante. Aún se sentía extraño y ansioso, pero se esforzaba por mantener la calma.
— ¿Necesitas ayuda?—, preguntó Lucifer, su voz suave y baja.
Leal se detuvo y se volvió hacia él, sorprendida por escucharlo al fin.
— Oh... Sí, estoy segura de que el pequeño bebe agua también. ¿Cierto?
Lucifer asintió, sonriendo un poco por su pregunta.
Leal tragó grueso al ver su sonrisa, sus labios mullidos, esos que hace un par de horas había probado. Se perdió un momento por verlos y después sacudió la cabeza para volver al aquí.
— Bien... Entonces creo que necesitará un poco cuando despierte. — ella señala después al pequeño felino que yacía recostado sobre un pedazo de tela que ella había cortado de su vestido para él —. También creo que necesitará una manta o algo para mantenerlo caliente.
Lucifer asintió y se puso de pie para unirse a la búsqueda. Leal se intimidó un poco al verlo, pero no dijo nada, sólo asintió en agradecimiento. Juntos, exploraron la bodega, buscando cualquier cosa que pudiera ser útil. Después de un rato, Lucifer encontró un pequeño recipiente de plástico que podría servir para darle agua al gatito.
— Esto servirá para esa bola de pelos— dijo, mostrándole el recipiente a Leal.
Leal sonrió y asintió—. S- sí, perfecto. Gracias, Lucifer.
Lucifer sonrió ligeramente.
— ¿Qué más necesitas?
Leal pensó por un momento.
— Creo... que también comen, ¿cierto?
— Y son muy buenos para eso. — Lucifer se encogió de hombros. Leal sonrió —. Bueno, vamos a buscar. Podemos tratar de encontrar otra manera de alimentarlo.
Juntos, continuaron determinados a encontrar todo lo que necesitara el gatito para sobrevivir. Y aunque la tensión entre ellos aún estaba presente, se esforzaban por mantener la calma y trabajar juntos para ayudar al pequeño ser que había entrado en sus vidas.
— Rayos... No creo que haya latas de comida para él por aquí. Tendría que recurrir a la opción B.
— ¿Opción B?
— Te dije que destacaban estos animales por ser buenos cazadores.—Lucifer sonrió ligeramente al ver la confusión en el rostro de Leal—. Los gatos son depredadores naturales. Comen ratones y aves porque es su instinto natural.
Leal frunció el ceño, sin entender
— ¿Qué quieres decir? ¿Por qué los gatos necesitan comer a otros animales?
Lucifer se encogió de hombros.
—Es la forma en que la naturaleza funciona. Los depredadores necesitan comer a sus presas para sobrevivir. Es el ciclo de la vida.
Leal se horrorizó al escuchar las palabras de Lucifer.
— ¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo puedes hablar de comer seres vivos como si fuera algo normal?
Lucifer la miró con calma.
— No es que sea normal o anormal. Es simplemente la forma en que la naturaleza funciona. Los animales necesitan comer para sobrevivir, y los depredadores necesitan comer a sus presas para mantener el equilibrio en el ecosistema.
Leal sacudió la cabeza, aún sin entender.
— No puedo creer que estés diciendo eso. ¿Cómo puedes ser tan... tan despiadado?
— Soy simplemente realista. La naturaleza no es siempre amable o justa. A veces es cruel y despiadada. Pero es la forma en que funciona.
Leal aún se sentía extraña con la idea. No podía aceptarla, le parecía más que perturbadora.
— No puedo creer que los gatos necesiten comer a otros animales. Yo nunca lastimaría a nada, y menos para comerlo.