Luzbel: El Caído

III - Copa

Exceptuando a Luzbel, todos los arcángeles fueron ángeles anteriormente. 

Michaël fue el primero en recibir el honor y alzarse por encima del resto.

"Eternamente mío, Michaël" señaló el Creador, complacido.

El Monte de la Creación lucía igual que siempre, mas todos sabían que era un día especial. El Creador estaba sentado en su trono, afirmando su filosofía con su cálida mirada. Varios ángeles se le acercaban, de vez en cuando, para decirle cuánto lo querían. Luzbel estaba sentado a su lado y a veces, cerraba los ojos e imaginaba que los elogios iban dirigidos hacia él.

"Hemos de comenzar" anunció el Creador, y sin necesidad de instrucciones, Luzbel se puso de pie, levantó la mano derecha, y a medida que empezó a mover sus estilizados dedos, una suave melodía acompañó al Reino Celestial. Se sabía talentoso y eso lo satisfacía. El simple pensamiento de que sus melodías provocaran placer, producía un extraño e indecoroso sentimiento de orgullo en su interior.

Michaël caminó hacia el Creador e inclinó la cabeza, sintiéndose demasiado afortunado.

"Eternamente tuyo" declaró y Luzbel percibió que su mirada se había desviado hacia él por un breve instante.

El Creador sonrió y le entregó una copa.

"No hay nada aquí, Altísimo."

"Tan solo mi amor por ti. Bebe, Michaël."

Luzbel se lamió los labios y antes de darse cuenta, el segundo arcángel estaba renaciendo frente a sus ojos.

El cielo entero se regocijó. Todos estaban complacidos y felices por Michaël. Luzbel, sin embargo, no podía dejar de pensar en la copa.

No obstante la ceremonia de conversión había terminado, Luzbel no se movió de su asiento y cuando todos se hubiesen retirado, posó sus delicados dedos sobre la gloriosa copa.

"No la necesitas, Luzbel. Tú siempre has sido y siempre serás mi arcángel."

La voz del Creador se sintió como una cálida brisa que invadió cada fragmento de su ser. Apaciguado, depositó la copa en donde la había encontrado.

Era cierto, no la necesitaba, él era el más magnífico de todos los ángeles y arcángeles. La ascensión de Michaël no hacía más que resaltar su importancia, pues él nunca había necesitado el ritual, ya que había nacido sublime.

"Soy el único. Jamás podrás reemplazarme... y lo sabes."  



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En el texto hay: lucifer, religion, angeles caidos

Editado: 23.10.2018

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