—…Con eso dicho, deben entender que están en una escuela con gran prestigio así mismo ustedes ya son adultos, y deben de tomar, a partir de aquí, las cosas con seriedad, pues deben demostrar lo maduros que son— Comentó el profesor delante de todos los nuevos estudiantes.
Sandra no podía pensar en otra cosa más que en el hecho de que la gente ahí estaba vestida con ropas bastante elegantes, era su primer día pero ella llevaba ropa más ¿Normal? ¿Menos cara? No sabía explicarlo.
Sandra estaba recogiendo sus cosas, pues le tocaba cambiarse de salón, lo haría siempre, esa universidad pese a ser de paga dejaba que los estudiantes administraran su tiempo y seleccionaran si entrar o no a clase.
Para Sandra era muy pronto para faltar, al menos.
El salón al que se cambió no estaba muy lejos del primero pero tenía otro tipo de organización, incluso los asientos eran de esos que tenían colchones y un mesa con una plataforma para libros o incluso, seguramente laptops.
Sandra no pudo evitar sorprenderse, sobre todo porque su antigua escuela era pública y no podías compararla con esta maldita belleza egocéntrica.
Sandra se sentó en cualquier lugar, a lado de un chico que le sonrió, ella no pudo evitar sonreírle de regreso. Era guapo, y definitivamente el traje le quedaba muy bien pero no debería pensar en eso ahora ¿No?
Sandra en su inquietud metió las manos debajo de su asiento, justo en el espacio para laptops o cuadernos y se topó con algo bastante curioso que tomo entre sus manos.
Cuando lo saco, descubrió que era un espejo, con un contorno blanco, sin ningún tipo de adorno extra, pero eso sí, bastante elegante y bastante limpio, como si fuera nuevo.
— ¡Qué hermoso!— Exclamó para sí misma mientras recorría el contorno del mismo con la yema de sus dedos.
Fue entonces que todo a su alrededor cambio, ya no estaba siquiera sentada, esta vez estaba en un área blanca, completamente blanca, y frente a ella lo que parecía un enorme cristal girando y disparando múltiples colores brillantes, cálidos, otros tanto más tristes, combinándolos hermosamente pero justo cuando comenzó a sonreír, el cristal cambio y se convirtió en un cristal negro, con colores opacos y…
Ella finalmente regreso a donde estaba, mirando al espejo, sentada mientras su profesor llegaba al salón.
Sandra comenzó a preguntarse que había sido eso, definitivamente había sido un sueño, se quedó dormida pero el tiempo no había pasado, ni un solo segundo, entonces ¿Su imaginación?
Sandra continúo con su clase, una aburrida introducción y claramente dejo el espejo ahí mismo, para no meterse en problemas con algún tipo rico que lo haya olvidado en el salón.
Solo tres clases al día, bastante bueno, y tranquilo, de hecho así son, como se imaginaba sus clases, nada pesadas y claro, el hecho de que estudiaría finalmente lo que ella quería, hasta cierto punto le hacía sentir más entusiasmada.
Regreso a su casa con tranquilidad, no había nada en casa, como esperaba, y comenzó a revisar su mochila, sobre todo para eliminar la basura de las múltiples golosinas que se había comido durante las clases.
Fue entonces que encontró nuevamente aquel hermoso espejo.
— ¿Qué hace esto aquí? ¿No lo dejo en donde lo encontré?— Preguntó Sandra para sí misma con cierto nerviosismo— Esto puede ser malo de verdad.
—Ayúdame— Dijo una voz femenina salida del espejo cosa que la hizo tirar el espejo al suelo al instante.
— ¿Qué carajo fue eso?— Preguntó Sandra mirando al espejo que había caído boca abajo— ¿Fue mi imaginación? No estoy borracha ni nada por el estilo, al menos no ahora.
Volvió a tomar el espejo entre sus manos pero la voz no regreso, y solo pudo verse reflejada en el espejo.
—Tengo que regresarlo mañana a la escuela— Dijo finalmente al darse cuenta de que había algo raro en ese espejo. Sentía una extraña sensación al tenerlo entre sus manos.
Sandra no puedo evitar pensar que la academia Luzbell era famosa por, no solo ser una escuela con prestigio académico si no porque también era la base de muchas historias sobre brujas, principalmente al hecho de que la escuela fue fundada como una escuela para brujas.
Quizá el espejo tuviera algún tipo de magia oscura, razón más para dejarlo en donde lo había encontrado.
Al día siguiente, justo antes de entrar a la escuela Sandra se dio cuenta de que algo raro estaba pasando en la escuela, como si de un día para otro el lugar se hubiese vuelto un lugar muy peligroso.