Luzbell

Capítulo VII.

El chico se lanzó contra Sandra, interrumpiendo completamente a Sandra y su idea de detener la extraña pelea antes de comenzarla.

Sandra nuevamente fue consiente de los movimientos del chico pero a diferencia de antes, su capacidad para reaccionar era mucho, mucho más lenta de lo que ya era en comparación por lo que solo trato de retroceder pero se encontraba en el pasillo de los edificios. Un espacio reducido.

Termino tocando la pared con la espalda a lo que el chico se preparó para terminar con Sandra de un solo golpe.

El calor en la mano derecha de Sandra, donde estaba el espejo era tanto que Sandra no pudo evitar pensar en el fuego con el que había enfrentado a esas perturbadoras copias de sus padres estaba ahora ahí.

Fue entonces que su mano fue envuelta en llamas de forma llamativa, unas llamas tan potentes que el chico no tuvo más opción que retroceder rápidamente interrumpiendo su ataque directo.

En primera instancia, Sandra se sorprendió pero al igual que antes, no sintió miedo y el calor era muy cómodo por lo que casi por inercia levanto el brazo de fuego hacia el chico, esperando poder intimidarlo.  

— ¿Tienes un arma de fuego?— Preguntó el chico mirado la mano en llamas de Sandra con mucha atención mientras tronaba sus nudillos— No hay problema, he peleado con gente que usaba armas antes y los he aplastado. 

Sandra quería preguntar a que se refiera con armas, exactamente, pues podría hablar de pistolas o cuchillos o de otro tipo con algún brazo elemental.

—Te quemaré si te acercas— Dijo Sandra finalmente cuando hubo suspirado profundamente— No deberíamos pelear, creo que deberíamos investigar que está pasando ¡No hay nadie en el pasillo y yo tengo un brazo en llamas!

—Lo único que me importa es aplastarte y demostrar mi poder— Dijo el chico mientras rascaba su nunca con despreocupación.

Fue en ese momento que Sandra no pudo evitar preguntarse a sí misma si el chico no estaba pasando por un momento horrible gracias a los espejos y si al igual que ella, también está siendo manipulado parcialmente o totalmente.

El chico nuevamente embistió contra Sandra quien solo pudo pensar en el fuego y en lanzarlo hacia el chico para hacerlo retroceder pero el muchacho se movió hábilmente hacia un lado sin detener su avance.

Sandra también movió su mano hacia el muchacho pero este nuevamente se movió, pero Sandra lo noto y termino haciendo que el fuego impactara directamente contra el muchacho arrojándolo contra la pared.

Cuando el fuego lo arrojo, Sandra lo apago al instante para evitar matarlo o carbonizarlo como a aquellas criaturas.

Controlarlo era fácil, simplemente debía pensar que quería que hiciera el fuego y este lo hacía aunque de momento solo había pensado en hacer el fuego nada letal y en el hecho de lanzarlo a más distancia como un soplete.

—Eso fue peligroso— Dijo el chico levantándose, no tenía quemaduras en su ropa más allá de algunas manchas de ceniza en la ropa y el rostro— ¿Realmente quieres que sea una pelea a muerte?

—No, de hecho baje mucho la potencia para no matarte o hacerte daño— Dijo Sandra levantando las manos en señal de rendición— No quiero pelear, así que creo que deberíamos…

El chico comenzó a reírse de la nada, sacando nuevamente a Sandra de su idea.

— ¡No me subestimes!— Dijo finalmente mirándola con mucha furia— ¡No soy un chico débil del que tengas que compadecerte solo porque no uso armas! ¡Pelea con todo lo que tienes!

—Espera…— Dijo Sandra tratando nuevamente hablar pero el chico corrió hacia ella de nuevo, listo para golpearla directamente, sin importar si el fuego le pegaba directamente.

Sandra trato de lanzarle una bola de fuego a los pies, pero el fuego no respondía, parecía que el fuego no podía tomar esa forma en su mano, también se dio cuenta de que las llamas no se mantenían prendidas cuando se separaban de su mano por lo que termino nuevamente lanzando el fuego desde su mano como un soplete.

Pero fue muy tarde, el chico logro alcanzarla, y se preparó para golpearla directamente su quijada, con ello podía dejarla fuera de combate al instante, sin matarla pero ¿Por qué no quería matarla?

— ¿Quieres un dulce?­— Preguntó  la voz de Irene, entonces con un parpadeo de Sandra todo había regresado a la normalidad— Compre varios…

El pasillo estaba bien, no había rastros de ninguna pelea, incluso, de un momento a otro, el otro chico estaba recargado contra el barandal a su lado con la mirada hacia abajo.



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En el texto hay: libertad, magia, espejos

Editado: 25.09.2020

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