Luzbell

Capítulo XXVIII.

Leticia debía terminar con eso.

—No podrás, nunca podrás— Le dijo la voz del espejo, su propia voz— Eres tan insegura que regresarás con él y seguro el hará lo mismo. Deberían ser adultos y tomar una verdadera decisión. Ni siquiera puedes escoger a alguno.

—No sabes nada de mí— Le respondió.

—Yo lo sé todo, por eso puedo decirlo— La voz se tornó divertida— ¡Y tu necedad te matará!

Leticia aun no quería creer nada de eso. No era ella y aunque supera de ella, no significaba que dijera la verdad. Ese espejo trataba de cambiar su forma de ver la vida pero no lo haría tan fácilmente.

—No, yo solo quiero que te des cuenta de tus errores y los aceptes— Le dijo la voz nuevamente, sacándola de sus pensamientos— Si cambias o no tu asquerosa vida, depende de ti.

No estaba segura ni pensando.

La noche finalmente llego y Leticia le hizo frente a su pesadilla, que había cambiado ligeramente.

— ¡Eres cruel!— Le dijo su novio con una mueca de desagrado.

—Lo sé, pero debes saber que realmente te amo, siempre estaré contigo, nuestros planes son inquebrantables, eres mi futuro— Ella trato de tranquilizarlo acariciando sus cabellos.

— ¿Me amas?— Adrián sonrió tétricamente, como si su rostro se desencajará totalmente— ¿Seguridad? Pero arriesgas tu seguridad por una diversión momentánea ¿Es lo que me estás diciendo? ¡Ni siquiera tienes idea de lo que quieres!

Leticia quería decirle que lo sabía pero Adrián tomo su mano con fuerza.

—Tengo una idea perfecta— Le dijo mirándola fijamente levantando el rostro— Espero que tés lista para quedarte conmigo toda la vida, por nunca te dejaré, siempre estaré detrás de ti, y no por mí, sino por ti.

— ¿Por mí?— Preguntó ella con nerviosismo.

­—Claro, incluso si nos separamos, nunca dejarás de pensar en mi porque tu propia inseguridad, tu propias cadenas te mantendrán atada a mí— Le susurró suavemente en su oído— Si dices la verdad, entonces tan fácil que es hacerlo ¿No?

—No te muestres inseguro ahora­— Le dijo abrazándolo por detrás— Podemos hacerlo juntos, no pasará de nuevo, eres mi seguridad, mi amor, todo estará bien… 

— ¿No lo entiendes?— Le dijo su novio apretándola contra sí mismo— Tu eres la insegura, tomando la salida segura para ti, creyendo que es lo mejor, incuso cuando y te detengo, cuando mi inseguridad te causa miedo.

El corazón de Leticia comenzó a latir muy rápido mientras su novio apretaba sus brazos con mucha fuerza.

—Estar atada a una persona no es sano, mi amor— La voz de su novio se escuchaba mucho más segura, más profunda, como ella nunca lo escucho hablar— Si crees que puedes salvar a una persona insegura solo porque si, te equivocas, ni tú misma eres segura… Aceptas unas cadenas argumentando tu seguridad y tu propia libertad pero no tienes idea de lo que eso significa.

El corazón de Leticia latió al mil por hora.

—Te consumiré, y no solo yo…— Dijo otra voz.

Ella termino saltando de la cama debido al dolor. Aun podía sentir como su piel era arrancada pero nada pasaba realmente. Su cuerpo dolía y no pudo evitar soltar lágrimas de desesperación.   

Al día siguiente Irene estaba sirviendo los desayunos en los trates cuando dejó caer gran parte del arroz en la mesa. Se sentía inquieta por lo que pudiera pasar en el salón con esos dos.

— ¿Estas bien?— Preguntó su hermano mirando el arroz en la mesa.

—L-lo siento, solo pienso en otra cosa­— Se disculpó rápidamente.

— ¿Algo te preocupa?­ —Pregunto nuevamente su hermano ayudándola a servir los trastes de comida— Puedes contarme, si quieres.

—No es nada grave— Le dijo su hermana con una sonrisa nerviosa—­ Son peleas de pareja.

— ¿De pareja?— Pregunto Diego mirándola con los ojos entrecerrados­— ¿Tu pareja?

—No, claro que no— Ella negó con la cabeza rápidamente— Un par de amigos, eso es todo, no te preocupes, espera ¿Te encelaste?

—Claro que no, solo me preocuparía de lo inocente que eres— Le dijo Diego apartando la mirada de la sonrisa traviesa de su hermana.

—Siempre serás mi número uno— Le dijo ella dándole un beso en la mejilla y tomando nuevamente los trastes en sus manos— Yo terminaré con esto. Recuerda que esta tarde iré a buscar un trabajo.

—Cierto— Dijo este recordándolo y asintiendo— Ten suerte, trata de encontrar algo que sepas hacer. Me refiero a algo que no te desgaste mucho. Lo importante es estudiar.

—Lo sé­— Le aseguró su hermana.

Irene se pudo tranquilizar un poco hasta llegar a las escaleras de su edificio. Casi esperaba que Leticia no se apareciera de nuevo por el salón.

Gabino ya estaba sentado, mirando hacia enfrenté.

—Buenos días— Saludó Irene sentándose detrás de Gabino— ¿Sabes si vendrá Leticia?

—No lo sé— Gabino solo pudo encogerse de hombros— No ha hablado conmigo desde ayer ¿Contigo si?



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En el texto hay: libertad, magia, espejos

Editado: 25.09.2020

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