Cada uno de ellos tenía mucho que pensar.
Abigail se llegó a tumbar en su cama sin preocuparse por la cena. El ofrecimiento era todo lo que necesitaba. Protegería su familia de la locura colectiva, y aparte, podría cumplir su sueño… Pero ¿Qué deseaba?
Un mensaje le hizo vibrar el pantalón y saco su celular.
Era Katia preguntando por ella, como se encontraba y ese tipo de cosas.
Claro, que si puede pedir protección también pediría por ella, incuso por ese grupo de chicos pero, bueno, ellos podrían desear la suya sin tanto problema ¿Verdad?
Esa noche hablo un buen rato con Katia.
Y una idea se formó en su cabeza.
La mañana siguiente se encontraba en la biblioteca, leyendo y tratando de no pensar en la idea que se le ocurrió esa noche. Una idea perturbadora.
— ¡Abi!— Exclamó Katia en voz alta, provocando algunos shh ruidosos— ¡Lo siento!
— ¿Cómo vas?— Preguntó Abigail mirándola con una gran sonrisa.
—Hemos tenido una pelea en el grupo, por eso vine para acá, me tranquiliza estar contigo— Le dijo Katia mientras se dejaba caer en la mesa— ¿Qué estudias? ¿Te ayudo? Las ecuaciones diferenciales son mi fuerte ahora...
¿Una pelea en un grupo de futbol tan unido? Eso seguro se debía a la proximidad del día cero.
—Tengo una pregunta que hacerte— Abigail bajo el cuaderno finalmente.
—Claro— Katia se fijó en ella.
—Si pudieras cumplir el mayor sueño que tengas tan fácil como pedirlo ¿Lo harías?— Preguntó ella mientras bajaba el rostro.
—Es una pregunta profunda— Katia se lo pensó un breve segundo— La verdad es que no tengo sueños ¿Sabes?
— ¿Qué?— Abigail parecía confundida.
—Estudiar, entrenar, me gusta— Explico Katia enderezándose en su silla sin apartar la vista de ella— Escogí la carrera porquera lo que más se acercaba a lo que me gustaba pero tampoco es que quiera hacerlo siempre.
— ¿Estas bromeado?— Preguntó Abigail algo confundida— ¿No estudias porque quieres? ¿Qué quieres hacer entonces?
—Estudio porque quiero— Le dijo Katia con una sonrisa tranquila— Pero estoy segura de que cuando acabe, querré hacer otra cosa, así que me meteré de lleno a eso. Trabajaré de esto o simplemente buscaré otro trabajo. Nunca he trabajo en un restaurante y nunca he abierto mi propio negocio.
—Pero entonces…— Comenzó Abigail.
—Creo que no me gustaría cumplir mis sueños, lo divertido es haberlo, no haberlos vivido yo misma— Explico Katia mientras se lo pensaba— Creo que serían las palaras más exactas para mi respuesta.
— ¿Pero incluso si puedes hacer que el amor de tu vida te amé?— Preguntó Abigail a la desesperada.
Su idea era…
—No podría obligar a alguien a que me ame— Le dijo Katia haciendo una mueca— Incluso si se pudiera, yo sabré muy en el fondo, que no es real, incluso si él no es consiente, yo lo sería.
Abigail se le quedo mirando.
—Al final, creo que no cambiaría quien soy y que pedir ese deseo, pedir que se cumplan mis deseos, sería traicionarme a mí misma y a lo que acepte de mi misma— Dijo Katia mientras le lanzaba una mirada cargada de determinación que hizo estremecer a Abigail.
—Ya veo— Fue lo único que pudo decir.
— ¿Alguna otra pregunta interesante?— Le preguntó Katia.
—Déjame pensar…— Comenzó Abigail tratando de seguir la línea de juego.
El día termina y estaba más cerca el momento de dar una respuesta.
Katia dijo que no lo haría, pues tendría peso de conciencia, así mismo, dijo que los sueños son momentáneos, necesitaba cumplirlos ella misma, vivirlos, para que realmente valgan la pena.
Pero Abigail sabía que no todos los sueños se cumplen.
Había cosas que no se podía cambiar con esfuerzo.
No todos tenían sueños momentáneos, había sueños más grandes que la gente perseguía, como proteger a sus seres queridos de todo el mal o simplemente poder estar con la persona que se ama.
También dijo que no podía obligar a nadie a amarla. Pero ella… Era diferente, pues no siempre podría ser correspondida. De hecho podría ser prácticamente imposible que eso pase.
¿Ella tendría cargo de conciencia?
¿Incluso si lo tuviera? ¿Realmente le importaría traicionarse a sí misma por su felicidad?
Gabino regreso a casa esa noche y ceno en familia, sin pensar siquiera en el trato. Eso sería algo que podría pensar el día siguiente. De momento dormiría y lo dejaría estar. Era importante y debía ser consciente de lo que pensaba.
La escuela paso como si nada, incluso Irene parecía más callada que de costumbre, incluso se veía cansada, quizá se desveló por algo. Quizá se dio cuenta de que el mismo no tenía humor para platicar, así que le dio su espacio, cosa que realmente agradeció en silencio.
Esa tarde fue a ver a Leticia.