—Estas comiendo con mucha energía ¿Tienes planes para hoy?— Preguntó Carmen mientras le servía un planto de huevos con jamón a Sandra— ¿O es por la cena con tus padres está noche?
—Por ambas cosas— Aseguró Sandra tomando una tortilla, lista para comer— ¿Y tú? Pareces mucho más radiante ¿No? O quizá solo lo estoy imaginando.
—Debe de ser eso— Le respondió Carmen con una amplia sonrisa— Vamos o llegarás tarde y yo me meteré en problemas por eso.
—Tienes toda la razón— Sandra siguió comiendo con mucha energía.
—Por cierto, ten cuidado, ya sabes, últimamente la gente explota sin razón— Carmen se mostró un poco preocupada pero al instante su expresión se suavizo y sonrió— Seguro no pasa nada pero no está de más que vayas advertida.
—Tú también ten cuidado pero como dices, seguro que no pasa nada realmente— Sandra sonó tan segura que Carmen no tuvo más opción que creerle completamente.
Sandra salió de casa, con una amplia sonrisa, pues ahora le tocaba ir directo a la escuela, donde se reuniría con su novio y sus amigos.
Las clases pasaron rápidamente para ella, entonces salió y corrió hacia el departamento de Diego, que se había transformado en su lugar de reuniones. Ya no importaba las reuniones detrás de patio o en la sala secreta.
Irene le dio la llave para que llegaran a sentirse cómodos.
—Lamentamos haber tardado tanto— Abigail se disculpó con Sandra al llegar a la casa— Hemos traído unos cuantos dulces, por si gustan, para más tarde…
—Yo traje algunos picantes, seguro a los chicos les gustan— Aseguró Katia mientras le sonría a Sandra y levantaba la bolsa de chucherías.
—Seguro que si— Le respondió Sandra.
Las chicas se sentaron y comenzaron hablar en voz baja. Sandra noto que Abigail se había sonrojado, entonces Katia beso sus labios suavemente y soltaron risitas bajas y tontas al mismo tiempo.
Sandra no pudo evitar sentirse bien por Abigail y por su amor imposible, ahora completamente real.
—Llegamos— Saludo Gabino acompañado de Leticia. Más bien, detrás de él pegado como chicle.
—Hola— Saludo Abigail con mucha energía mientras Katia sonreía nerviosamente, pues no estaba acostumbrada a que la vean acaramelarse con Abigail.
— ¿Y los demás?— Pregunto Leticia mirando a todos lados para luego mirar a Sandra— Bueno, creo que llegamos un poco temprano de todas formas.
—No te preocupes por eso— Le tranquilizo Gabino.
Leticia le regalo una suave sonrisa.
Leticia despertó de coma, y no solo eso, si no que termino inclinándose por Gabino. Ahora eran felices juntos, aunque ellos no se acaramelaban tanto.
Aun parecía reacia a juntarse con ellos, pero poco a poco se iba abriendo.
— ¿Si viste lo que te mande?— Le preguntó Abigail.
—Oh si, era hermoso— Exclamo Leticia hacia ella con un rostro fascinado— Me encanto como fue cambiando con el tiempo, como un enfermo mental bien escondido o alguien que va perdiéndose en la locura.
Gabino y Katia intercambiaron miradas nerviosas. Las conocían lo suficiente como para que no les sorprendiera que comenzaran a hablar de aquello que casi nadie más podría comprender.
—Ya llegue mi amor— José se sentó a un lado de Sandra cuando le abrieron la puerta y le beso los labios con suavidad— Ya decía yo. Debimos avisarle a Diego una media hora antes, ya sabes, para que llegara a tiempo y no media hora después.
—Llegará a tiempo, además, es su casa— Le tranquilizo Sandra.
— ¿Y qué vamos a comer?— Preguntó José finalmente hacía los chicos—Vamos a decidir porque yo ya tengo hambre, para ir pidiendo o comprando ¿No les parece?
—Es un buen punto— Gabino se mostró de acuerdo.
—Vale, vale, vamos viendo— Sandra saco su celular para abrir la aplicación para pedir comida.
José estaba totalmente de acuerdo con la elección que tomo.
Mientras tanto Celeste compraba algunos consumibles, fue entones que se topó con Diego, que iba regresando del trabajo, pues tuvo que solucionar un problema con una mesa que había sido apartada y que termino en golpes.
—No pensé que te alcanzaría— Celeste le sonrió con alegría.
—Oh, Celeste— Diego se mostró un tanto sorprendido y luego miro la bolsa que llevaba en su mano— ¿Qué es eso?
—Unos cuantos panes de dulce, por si decidimos cenar ahí— Celeste señalo su bolsa— Lastima que está recién hecho y no lo podremos disfrutar fresco, pero es una buena panadería, la verdad.
—Tú has explotado más que yo— Diego se disculpó con una sonrisa.
— ¿Irás por Irene?— Preguntó Celeste mientras miraba las calles— Supongo que debe ir saliendo de la escuela ¿Tu porque no estás en la escuela?
—Algunos problemas en el trabajo, como sea ¿Y tú?— Preguntó Diego alzando una ceja con curiosidad.
—Yo no tuve clases— Celeste le sonrió y entones sonrió débilmente— Hace rato me comí un helado, hace tiempo que no disfrutaba uno...