Luzbell: Reflejos

Capítulo XV.

El cuerpo de Alejandro se enfrió en ese instante. Él no quería usar su poder para enfrentarlo por lo que decidió ignorarlo y se preparó en su postura de Lima Lama.

El brazo de Sandra había comenzado a arder, pero sabiendo que Alejandro pelearía, las mantuvo al mínimo, de hecho la llamarada era tan pequeña que fácilmente podría tenerla en solo sus dedos. Irene no mostraba su elemento tan vívidamente como ellos.

José los miro con cierto interés mientras se preparaba también, entones se movió.

Su movimiento fue tan rápido que Alejandro por poco no reacciona, logro evitar la patada que José le lanzo directo a la cara, entonces trato de golpear la entrepierna pero el chico aparto su golpe con su mano.

Un segundo golpe fue lanzado hacia el rostro de Alejandro pero este lo evito nuevamente por poco, entonces esté dirigió su golpe su cuello pero fue contrarrestado por una segunda patada.

Alejandro se percató de que el tipo era terriblemente flexible de alguna manera y sumado a su poder de frenesí lo hacía terriblemente peligroso.

Un trozo de hielo creció desde su brazo para apartar al chico que se había acercado peligrosamente para lazarle una tercera patada directo al rostro.

José contemplo el trozo de hielo que se había caído y comenzaba a derretirse en el suelo.

Sandra se percató de algo interesante. Ese muchacho había activado su poder frente a otras personas sin espejos por alguna razón, cuando hasta ese momento habrían parado los ataques al instante.

José ataco a Alejandro que comenzó a esquivar sus ataques, que iban desde patadas cortas hasta golpes pero Alejandro ya estaba concentrado y logro golpearlo rápidamente en la cabeza.

El ataque de frenesí se detuvo en ese momento, y el chico se desplomo de rodillas, sin energías. Los ojos del chico regresaron a la normalidad con un parpadeo.

— ¿Estás bien?— Preguntó Sandra acercándose a José con una mueca de confusión. Era más bajo que Alejandro, de piel blanca, ojos cafés y cabellos cortos morenos además de labios gruesos— Podemos ayudarte…

—No necesito su ayuda— Respondió el chico mientras miraba sus manos. No podía creer lo que había pasado.

—Es respecto a lo espejos— Le dijo Alejandro quien también se acercó a ellos— ¿Estás bien? Te ves terriblemente agotado.

Sandra también se dio cuenta de eso. Quizá porque peleo durante un tiempo en ese estado, aunque nunca antes había pasado con Alejandro o con ella.

El chico se sentía agotado, nunca se había sentido así, fue casi como si su energía hubiese sido absorbida con cada movimiento que hizo pese a que se sentía tan bien.

La imagen de alguien frente a él, tocando su rostro, lo invadió brevemente.

El chico toco su cabeza y se levantó para alejarse del lugar con tranquilidad.

—Espera, respecto a los espejos…— Comenzó de nuevo Sandra.

—No necesito su ayuda, yo lo solucionaré solo— El chico se giró para mirarlos molesto y se fue del lugar con velocidad.

Irene se percató de algo muy extraño al mirarlo. Era como si la energía de su espejo y la que emanaba de él fuera distinta y se mesclaran violentamente, pero quizás solo fuera su imaginación.

José bajo y se encontró con varias personas siendo atendidas, no era grave pero si habían sido golpeados fuertemente. Muchas de esas miradas iban hacia él y estaban cargas de dolor y odio.

El chico trono los labios y se alejó del lugar.

—Pepe ¿Estás bien?— Preguntó una chica acercándose a él. Era de cabellos castaños, baja estatura, labios gruesos y una voz bastante angelical. Llevaba el uniforme de karate— Yo no pude hacer nada y por…

—No te preocupes por mí— Le dijo José en respuesta mientras la miraba con cierta vergüenza— Gracias, Anahí, de verdad pero creo que pude solucionarlo solo, sin intervenciones...

—Estabas como loco, no creo que se algo que puedas solucionar solo— Le respondió Anahí finalmente mientas movía nerviosamente sus dedos— Deberías valorar más lo que hago por ti.

Anahí Verduzco fue la primera y única chica que hablo con él tras su entrada a la Academia, cosa que José jamás le pidió y que al final se volvió una molestia para él pero sentía no era correcto solo mandarla a volar. Pese a que ya lo había hecho.

—Como sea, me largo— Le dijo José en respuesta, con demasiada irritación en su voz y se fue.

Los tres decidieron separase pero con la condición de buscar a José al día siguiente con el fin de hablar de mejor manera sobre los espejos.

Alejandro se sentía emocionado por hacerlo, eso de los poderes agregaba algo interesante a los combates y no podía negar que se emocionó mucho durante ese último enfrentamiento. Esperaba volver a enfrentarse a él y pensó que cuando la pesadilla no era suya, podría llegar a ser divertido salvar a más gente.

Mientras que Sandra pensaba que más bien podría ser una molestia.

Irene se sentía confundida. Como si todo lo que estaba haciendo fuera normal pero a la vez no, comparándolo con lo que hacían los otros dos.



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En el texto hay: traumas, espejos, luceros

Editado: 03.04.2021

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