Luzbell: Reflejos

Capítulo XXXII.

Ya no hubo fiesta, ni Sandra ni los chicos tenían el humor para ello.

Los siguientes días fueron ellos tratando de procesar lo que había pasado. Gabino y Diego habían comenzado a investigar, pero no avanzaban mucho. Ni el libro decía nada y mucho menos tenían pistas de nada.

— ¿Es una reacción normal?— Preguntó Alejandro mirando a Diego con seriedad. Ese día, todos estaban reunidos en la habitación secreta, salvo Gabino que estaba en el hospital con María.

­         —No lo sé— Diego le respondió seriamente. Claramente se vea confundido— El diario menciona que es riesgoso intervenir en otros usuarios que aún no liberan el potencial de su Lucero pero no menciona los efectos secundarios. Mi teoría es que jamás los vio en persona…

—O sea que practicante no sabemos si siquiera si es normal— José también hizo una mueca ante eso.

—Pensarlo no sirve de nada­ ahora— Sandra lo dijo fingiendo un tono tranquilo. En realidad no sabía cómo ayudarlos— De momento busquemos una manera de ayudarla…

—Hay que buscar al culpable también— Sugirió Diego—­ No podemos dejar que se repita con alguien más o con alguno de nosotros.

—Pensé que no podrían controlarnos ahora que ya despertamos el Lucero— José abrió mucho los ojos para sí mismo, tratando de no demostrar su preocupación.

—De momento es lo que sabemos, así que quedémonos con eso, no se preocupen de más ni lo piensen tanto— Diego trato de tranquilizarlos. Aunque en realidad él pensaba que todo era posible.

Irene se dio cuenta de eso, pero no dijo nada.

—De momento deberíamos pensar en relevar a Gabino— Dijo Sandra sonriéndole a sus amigos.

—No quiero sonar frio, pero es normal que este él allá, o sea, le preocupa y lo entiendo pero ¿Y su novio?— Diego comento aquello sin razón aparente.

— ¿A qué te refieres?— Pregunto Irene mirándolo con una ceja levantada.

—Creo que no me explique ¿No se supone que había hecho algo malo respecto a su relación?— Se corrigió Diego.

—Ahora que lo mencionas…— Sandra también se acababa de dar cuenta.

—Debe de estarlo pasando bien…— Dijo Irene con mucha ironía, avergonzada.

Mientras tanto Gabino se encontraba en la sala de espera. También estaban los padres de María pero a lo lejos y acompañados de otro chico. El no tuvo más opción que fingir que esperaba a otra persona.

Fue entonces que paso aquello que no esperaba que pasará.

—Veo que también estas aquí— Le dijo Daniel acercándose a él con las manos en los bolsillos, y aquel caminar inseguro— ¿No has tenido suficiente?

—Me preocupa ¿Es acaso malo?­— Le respondió Gabino mirándolo fijamente.

—Supongo que no— Daniel no consiguió las palabras para reclamarle.

Finalmente el chico lanzó un golpe a la pared sobre él.

—No te acerques a ella—Le dijo, entonces Gabino se levantó y lo miró fijamente.

—Hare lo que crea correcto y si planeas detenerme, entones adelante— Gabino le soltó aquello mientras temblaba de furia. Ese golpe de antes no era un simple ataque de rabia.

Daniel lo miro seriamente y finalmente se alejó.

Mientras tanto del otro lado de la escuela, una chica de cabellos largos morenos, ojos grandes, tez almendrada, labios gruesos, delgada y con ropa negra que seguía un estilo metalero, caminaba rumbo a su salón con total despreocupación.

— ¿Podemos hablar?— Preguntó una chica caminando cerca de ella, con los cabellos chinos— ¿Eres Karla Cruz, verdad?

—Si ¿Qué pasa?— Karla se preguntó porque aquella chica sabia su nombre.

— ¿Te puedo dar algo?— Preguntó dulcemente y saco un espejo de su mochila— ¡Es tuyo!

Entonces la mente de Karla termino en blanco.

— ¿Cómo está?— Preguntó Irene nada más entrar y encontrarse con Gabino— ¿Ha mejorado?

—No, lo mismo de ayer, está dormida pero no tiene daños físicos ni mucho menos— Menciono Gabino y miro a Diego con mucha seriedad— ¿Han descubierto algo? ¿Cómo despertarla?

—No, pero estoy trabajando en ello— Le respondió Diego encogiéndose de hombros—  Se comporta más como ustedes que como yo así que solo me queda pensar que realmente alguien la sobrecargo de magia para controlarla…

— ¿Así que no te comportas como nosotros?— Gabino alzo una ceja.

— ¿Estás bien?— Preguntó Irene mirando a su hermano con preocupación. Era la primera vez que escuchaba aquello.

—Es complejo, les hablaré después de eso— Diego se encogió de hombros— Quisiera entrar y probar los poderes pero no puedes entrar a menos que seas familia.

—Lamentablemente— Gabino frunció los labios.

Gabino soltó un suspiro y se acercaron a Irene quien solo pudo sentarse con preocupación No la iban a dejar pasar a verla pero quería estar ahí, tal como Gabino estaba ahí. Los tres eran amigos.

—Por cierto ¿Cómo te fue con sus padres y su…?— Comenzó Irene pero ella misma se interrumpió.



#12320 en Fantasía
#2584 en Magia

En el texto hay: traumas, espejos, luceros

Editado: 03.04.2021

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.