Luzbell: Reflejos

Capítulo XLVI.

Irene, Diego y Alejandro levantaron la mano.

—Lo sabía— Celeste se mostró de acuerdo y entonces miro al resto con una sonrisa confiada—Una vez tomada su decisión, no podrán retratarse ¿Quién acepará el trato, entonces?

Nadie levanto la mano.

—Eh, creo que no escucharon bien la pregunta— La sonrisa de Celeste se crispo— ¿Quién aceptará mi trato? ¿El trato de dios?

Nuevamente nadie levanto la mano.

—Creo que preferimos sin lugar a dudas pelear por lo que hemos ganado, lo que hemos superado, que simplemente dejar que todo se vaya a la borda sin nosotros— Dijo Sandra, mirándola con seriedad.

—No seré como él— Admitió Gabino.

—Ya sabía que tomarías la decisión correcta, amor—José se mostró complacido.

—Creo que si me sentiría culpable— Admitió Abigail en voz baja.

—Tomaron la decisión correcta— Irene estaba terriblemente feliz y aliviada.

— ¿De qué mierda hablan ahora?—­ Celeste hizo una mueca de desagrado— ¿Se están oyendo? ¿Derrotar a un dios?

—Será divertido— Admitió Alejandro.

Diego solo pudo sonreír a Celeste, como si eso fuera parte de su plan.

—Bien— Celaste dio varios pasos atrás y entonces saco su lucero de su bolsillo— Yo no voy a sacrificar mi sueño por un grupo de gente idealista que ha perdido la cabeza. Voy a detenerlos y mañana mi sueño se cumplirá.

— ¿Vas a enfrentarnos a todos?— Preguntó Sandra mirándola con admiración.

—Por mi sueño, daré lo que sea— Celeste entonces comenzó a generar rayos de sus manos— Al final no importa cuánto te esfuerces, hay sueños que son imposibles ¡Ustedes no lo entenderían!

Su rostro estaba ardiendo y su determinación se reflejaba en sus ojos.

— ¿Qué es lo que quieres?— Sandra se acercó a ella.  

—No lo entenderías— Celeste lanzo un par de rayos hacia ella, pero solo en advertencia, por lo que no la tocaron— Terminemos con esto.

Celeste se rodeó de relámpagos y se lanzó contra ellos, sin miedo a ser tocada.

Alejandro trato de detenerla con picos de hielo desde el suelo pero los relámpagos los destrozaban rápidamente.

Sandra lanzo fuego pero ella logro disiparla usando un rayo rápido que por poco le da directo a ella.

Celeste fue directa contra Abigail quien se había quedado quieta observando la batalla, pero entonces una barrera de agua se levantó frente a ella, deteniendo a Celeste y haciendo que cambiara de dirección hacia Gabino.

Una barrera de tierra se levantó pero se desmorono al instante que Celeste la travesó, tratando de golpearlo.

Una onda de aire la alejo y la hizo estrellarse de espaldas suavemente contra un árbol.

Celeste corrió con aquellos rayos dispuesta a golpear a José pero este le lanzo una patada, esta lo esquivo rápidamente, por acción del rayo y le golpeó el pecho, electrificándolo en el acto.

Sandra corrió hacia él.

Celeste aprovecho para golpearla pero otra ráfaga de aire la aparto de ellos, entonces miro a Digo fijamente. Su poder no era de ataque, si no de soporte pero definitivamente era el más versátil de todos.

Alejandro trato de golpearla con sus nudillos de hielo.

Celeste se cubrió, y pese a que el rayo le daba velocidad y resistencia, el chico golpeaba fuerte, por lo que retrocedió con un puñetazo, herida de su brazo.

—Tu no elegiste nada ¿Por qué ayudarlos?­— Preguntó Celeste mirándolo fijamente.

—Porque tampoco puedo dejar que los golpees libremente— Dijo Alejandro lanzando golpes al aire, cerca de ella.    

—Basta, esta no eres tú— Le dijo Diego.

— ¿Tu que sabes de mí?— Preguntó mirándolo molesta.

—Lo suficiente, te lo aseguró— Diego camino nuevamente hacia ella— Rendirte así como sí no es propio de ti ¿No sabes lo que hará ese dios? Debes entender que la decisión que tomaste antes es la mejor.

—Tengo una oportunidad de cumplir mi propio sueño sin chispar ¿Por qué no seguirlo? ¿Por qué ustedes pueden y yo no?— Preguntó Celeste mientras sus ojos se llenaban de lágrimas.

—No se trata de eso— Le dijo Sandra negando con la cabeza.

— ¿Y tú qué sabes? ¡No te metas!— Preguntó Celeste mirándola a ella con odio, mientras relámpagos comenzaban a formarse a su alrededor.

—No fue tu culpa, no fue culpa de nadie— Diego le miro con los ojos serios— Eso lo sabemos los dos ¿No? Ni siquiera quien puso esa máquina ridícula.

—Fue mi culpa, por ser tan débil y por culpa de ese maldito aparato ¡Lo sabes!— Celeste comenzó a sollozar mientras apretaba sus puños— Solo quiero regresar mi cuerpo a la normalidad, ya que no importa que tanto me esfuerce, no será lo mismo, no importa la cantidad de terapia que tome, nada volverá a la normalidad ¿Está mal querer normalidad?

—No, lo entiendo pero ¿Realmente crees que la salida fácil sea lo mejor?— Diego en realidad podía entenderla, su sueño le fue arrebatado ahora podía cumplirlo— Seguro que sí, de hecho lo es…



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En el texto hay: traumas, espejos, luceros

Editado: 03.04.2021

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