Luzbell: Reflejos

Capítulo XLVIII.

—Tengan cuidado, Irene no está jugando— Dijo Alejandro mientras se estiraba en su lugar y se preparaba para pelear.

—Yo ya no juego— Dijo Átropos mientras lanzaba un rayo de sus manos hacia los chicos con el fin de carbonizarlos— Tuvieron su oportunidad de rendirse, ahora morirán y dejaran de interponerse en mis planes y en los de mi hermana.

Abigail levanto un muro de agua rápidamente que impidió que los rayos los alcanzaran.

— ¡Eso no es lo que tu hermana quería!— Grito Sandra mirando como el muro de agua se electrizaba pero Abigail no parecía del todo afectada aunque claramente no aguantaría mucho más.

—Ya basta de hablar de mi hermana, yo sé lo que quiere mejor que nadie— Átropos se mostró muy molesta y entonces creo una esfera de fuego tan grande que evaporo toda el agua de la barrera de Abigail con solo su contacto— ¡No se resistan más, pequeños mortales!

Átropos levanto su mano y muchas rocas volaron hacia ella, como si las atrajera a un solo punto sobre su cabeza, formado lo que parecía un meteorito gigante, dispuesta a destruir todo a su alrededor.

—Yo conozco ese ataque— Dijo Alejandro recordando cierto anime de ninjas.

La roca no eran grande, pero un impacto así podría acabar con ellos y al menos con toda la escuela.

—Elévame— Dijo Celeste hacia Diego.

Diego hizo que una onda de viento arrojar a Celeste hacia arriba, entonces ella uso su poder de relámpagos para tratar de golpear a la diosa, la cual lo evito arrojándola con otra onda de viento.

Gabino también fue elevado, justo hacia la roca gigante, entonces este lo toco, desintegrándola en el acto.

Átropos trato de atrapar a Gabino con relámpago, pero Alejandro se interpuso con una barrera de hielo que ayudo a formar Abigail.

Otra bola de fuego se formó en su mano pero esta vez fue directo a Abigail.

José la protegió pateando la bola de fuego con sus propios pies bañados en fuego.

—Ya veo— La diosa frunció los labios con desgana.

—No será tan fácil derrotarnos, Irene, creí que lo sabrías mejor que nadie— Alejandro se sentía confiado.

—Controlan bien el don que se les dio, pero son humanos, tarde o temprano se cansaran— Átropos sonrió con aquel rostro conocido y volvió a caer al suelo— Los aplastaré entonces.

Diego sabía que eso era cierto. Debían derrotarla rápido.

Átropos entonces creo dos esferas en sus manos, una de fuego, y la otra lo que parecía viento, y las apunto hacia los chicos.

—Es demasiado para mi defensa de agua— Admito Abigail que ya los había protegido dos veces, eso y contando con el hecho de que no tenía mucho entrenamiento a diferencia de los demás.

—Haremos lo mismo— Dijo Diego y miro a Sandra.

Sandra formo una bola de fuego, tratando de hacerla grande mientras Diego preparaba un ataque de viento.

La diosa soltó su poder y ellos la imitaron.

El fuego y el viento de ambos lados colapsaron, entonces un remolino de fuego se formó entre ambos, alzándose muy alto, sobre la biblioteca.

Diego golpeo el suelo con su pie otra vez y provoco que el remolino comenzara avanzar hacia la diosa.

El viento termino por dispersarse dejando a la diosa intacta.

—Sus ataques son inútiles frente a una diosa— Átropos les sonrió como si nada.

—Dijo que su cuerpo era mortal ¿No? Debería recibir daño entonces— Preguntó Gabino frunciendo los labios.

—Deberíamos atacar físicamente, quizá podamos hacerle daño así. Algo me dice que refleja poder mágico, ya saben, es la diosa de la magia, pero quizá no los ataques físicos no— Agregó Abigail, al comentario de Gabino.

—Me parece un buen plan— Alejandro preparo sus puños de hielo mientras estiraba su cuello— Vamos a hacerlo, José.

Esté le sonrió de regreso con confianza.

Átropos levanto la mano al cielo, un rayo la atravesó, generado una barrera de rayos muy parecida a la de Celeste.

—Bien, parece que es consciente de nuestro plan— Celeste parecía ofendida, entonces creo la misma barrera— Yo ayudare a golpear también.

— ¿También entrenas?—­ Preguntó Alejandro, visiblemente interesado.

—No, pero me se defender— Celeste le sonrió como si nada.

Gabino formo dos piedras enormes como las de la diosa y las preparo para lanzarlas. Su poder le permitía cargarlas sin dificultad en realidad.

Gabino las lanzo contra la diosa, y Diego uso su poder de viento para reventarlas y crear una cortina de humo, lamentablemente la diosa los disperso usando su poder de viento, entonces una bola de fuego choco directo a ella.

Como esperaban, sus sentidos son los de una mortal normal, le podían dar pero no era necesario esquivar los ataques mágicos.

Celeste se lanzó primero, pero Átropos lo noto, entonces la detuvo con su propia barrera de relámpago, que la empujo lejos de ella.



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En el texto hay: traumas, espejos, luceros

Editado: 03.04.2021

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