Luzbell: Reflejos

Capítulo LII.

— ¿Entonces no sabes lo que está pasando?— Preguntó Abigail sin apartar la mirada del cielo rojo— ¿Puedes comunicarte con Átropos? Si ella no fue, al menos debería saber que está pasando.

—No puedo, es como si hubiesen cortado mi comunicación con ella— Irene negó con la cabeza mientas su rostro se mostraba pálido, un color que no era propio de una diosa— Algo está interfiriendo.

— ¿Pero que podría interrumpir la comunicación de una diosa? ¿Otro dios?— Preguntó Alejandro con curiosidad.

—No es que haya muchos dioses— Negó Irene.

— ¿A no?— Preguntó José a su lado.

—No, cinco, aunque ahora mismo no— Irene negó con la cabeza y los miro— Átropos me dijo que había problemas respecto a la purificación de mi cuerpo original pero no sé, supongo que el hecho de no haber dejado de soñar pudo ser una señal.

Todos la miraron.

— ¿Qué?­— Pregunto ella alzando una ceja.

—Creo que esos son detalles muy importantes— Señalo Diego.

—Lo siento— Irene se disculpó.

—Ahora que lo mencionan, no me siento extraña— Sandra miro a todos lados como buscado algo.

— ¿De qué hablas?— Preguntó José a su lado.

—Supongo que yo tampoco fui del todo honesta— Agregó Sandra y explico la extraña sensación que tenía cuando estaban todos, como si la miraran, y fue algo reciente, gracias a la carga de poder que aun tenia de Diego.

— ¿Y no lo sientes hora?— Preguntó Celeste desde su lugar con despreocupación— Quizá no era cosa de Irene.

Todos la miraron nuevamente.

— ¿También dije algo raro?—­ Preguntó Celeste confundida.

Sandra observo a sala, y entonces se dio cuenta de que faltaban algunas personas.

—Karla y el amigo de Irene— Observo Sandra.

—Karla está siendo afectada por los efectos del cielo rojo— Aseguro Alejandro haciendo una mueca­— Igual que Catherine.

—Es imposible, digo, ese chico es normal— Irene negó con la cabeza varias veces al ver el descarte de personas.

—Sí, pero supongo que no estaría de más comprobarlo— Señalo Abigail.

— ¿Puedes sentir a tu hermana?— Preguntó Diego mientras se inclinaba hacia su hermana.

—Podría buscarla si me concentro lo suficiente— Asintió Irene.

—Deberíamos dividirnos, ya saben, para comprobarlo, lo del chico y a ver si podemos encontrar a Átropos de alguna forma— José se dio cuenta de algo sobre ello— Eso ultimo parece más difícil, en realidad ¿Y si está en algún lado donde solo los dioses pueden entrar?

Todos se quedaron callados.

—Hay una entrada física— Señalo Irene.

—Esperen, incluso si la sensación esa es verdad ¿Qué podría significar que el chico no se ve afectado? ¿Qué también tiene un lucero liberado?­— Preguntó Abigail un tanto confundida por la decisión de buscar a ese chico.

—La sensación existe para Sandra pero nosotros no nos percatamos de su poder ¿No es raro?— Preguntó Celeste mirándola.

Abigail solo pudo fruncir los labios.

—La inyección de poder de Diego aún se puede sentir en Sandra, así que es normal que sea más perceptiva que ustedes pero yo… Digo, soy una diosa, debería sentirlo— Admitió Irene mientras bajaba la vista.

—No te lo vayas a tomar a mal, amigo— Le dijo Diego a José, conociendo lo celoso que era.

—Claro que no, amigo— Le dijo José dándose cuenta hasta ese momento de la insinuación.

—Idiotas— Susurró Sandra por lo bajo.

Todos se encaminaron a la escuela, para buscar al chico y para buscar la entrada, que aparentemente, estaba en la escuela.

—Es peor de lo que pensé— Celeste observaba detenidamente a dos chicos peleando a golpes con sonrisas de locos en una tienda de conveniencia.

—Debemos detener esto ahora—José hizo una mueca— Esto es a poca escala, pero cuando se vuelvan más intensas, podríamos ver a gente de los altos mandos peleando y causando guerras sin sentido.

—Eso es muy grave— Observo Gabino.

— ¿Puede pasar?— Preguntó Celeste regresando la vista a ellos.

Todos la miraron con la misma duda.

—No lo sé, pero en el peor de los escenarios, si podría pasar, al fin y al cabo, el lucero potencia muchos sentimientos, inclusive sentimientos de odio sin razón— Explico Irene ante la creciente duda de los demás.

Eso solo ponía más nervioso al grupo.

—Los veremos en la biblioteca­— Les explico Irene antes de que se separaran.

Sandra, José, Celeste y Gabino fueron directos al salón de Irene y Gabino, pues ahí sería el lugar más probable donde lo encontrarían.

Sandra quería ver si sus compañeros de salón estaban bien pero no tenía tiempo para eso.

—No está— Dijo Gabino al revisar el salón que estaba especialmente desastroso ese día— Es una verdadera locura.



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En el texto hay: traumas, espejos, luceros

Editado: 03.04.2021

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