Luzbell: Reflejos

Capítulo LIV.

Mauricio bajo del diamante, flotando lentamente mientras miraba a la chica que acababa de aparecer con cierto desdén.

—Así que si eras tú…— Irene también se giró levemente hacia Mauricio— Siempre me sentí cómoda contigo y creo que ahora veo porque. Me robabas el poder lentamente pero eras parte de mí…

—El nombre mortal de Mauricio solo era una tapadera, mi nombre real es Control— Dijo Control con el cuerpo de Mauricio— Esta forma solo era una forma de tenerte vigilada, de tenerlas vigiladas a ambas.

—Pero es imposible, no hay más dioses aparte de nosotras— Irene apretó sus puños.

—Eso era antes­— La voz del dios sonaba profunda y arcaica, incluso— Yo nací de la fusión de poderes de Átropos y Prasma como una conciencia nueva, un ser que busca, sin lugar a dudas, guiar a la humanidad a la verdadera libertad.

— ¿De qué hablas?— Preguntó Irene frunciendo las cejas.

—Ustedes fallaron totalmente en ese único objetivo, como Control, no fallare en guiar a la humanidad a la libertad— Volvió a afirmar.

— ¿Dejando que se destruyan entre ellos?— Preguntó Átropos, pero entonces electricidad proveniente de la jaula de recorrió el cuerpo y termino de rodillas, mientras su cuerpo humeaba y ella jadeaba.

— ¿Qué le haces a mi hermana?— Preguntó Irene molesta.

—Ustedes fueron imprudentes y completamente irresponsables al tomar la decisión de que la humanidad merecía la salvación— Dijo Control elevándose para posicionarse frente al diamante— Fueron contaminadas como Átropos hace años.

—La humanidad necesita avanzar a su propio tiempo— Le dijo Irene.

—Tonterías—Le interrumpo el dios, estirando su mano hacia ella.

Tubos de metal surgieron del suelo y atraparon a Irene, quien trato de resistirse pero los tubos generaban descargas que impedían tocarlos. Incluso desde afuera y eso lo aprendió Diego a la mala.

—Ahora las consumiré y utilizaré su poder para guiar a la humanidad a la libertad— Mauricio extendió su manos— No deben hacer más que entregarse a la libertad que les entrego totalmente desinteresada.

— ¿Desinteresada?— Preguntó Diego poniéndose finalmente de pie.

—Así es— Mauricio hizo brillar el diamante detrás de él— Los humanos jamás avanzarán a la libertad pues definitivamente prefieren una vida normal, sin cambios o cosas nuevas, mientras puedan satisfacer sus instintos primarios.

—Los humanos tienen anhelos, no son tan vacíos como crees— Le dijo Irene, pero la jaula la electrocuto.

—Te equivocas, son seres tan básicos y primitivos que mientras algo pueda garantizar su felicidad, están dispuestos a matar y a la vez están dispuestos a quedarse atrapados con ese fin— Control sonrió ampliamente— Yo los liberaré, no esperaré y entonces la felicidad real podrá ser alcanzada por cada uno de ellos.

— ¿Y si se extinguen antes por obligarlos a liberarse de prisiones que ni ellos conocen?­— Preguntó Átropos en el suelo.

—Entonces no fueron los seres que prometieron— Dijo Control mientras su expresión se endureció— Tendremos que empezar de cero.

—No podemos hacer eso, nuestro deber nunca será extinguirlos— Le gritó Irene.

—Los medios comunes no funcionan con seres tan tercos, y por ello su pérdida no será tan lamentable— Aseguro Control.

—Ese no es nuestro objetivo, Control— Lee volvió gritar Átropos antes de que más electricidad le recorriera el cuerpo.

—Los humanos las contaminaron, hermanas, las hicieron débiles, esa es la verdad. Sienten pena por estos seres cuando nosotros, los guías, somos realmente más sabios que ellos, pero ahora, se dejan influenciar por palabras lindas— Control parecía decepcionado.

Una onda de viento leve golpeo su cuerpo, pero tan débil que ni lo movió.

Diego había aplaudido en su dirección.

—Estoy harta de que gente quiera controlar mi vida— María sonrió hacia el dios y dio un paso al frente— Los dioses no tienen derecho a opinar como los humanos viven su vida y mucho menos a querer controlarlos.

—Al contrario, nosotros somos los más aptos para…­ —Comenzó pero esta vez una bola de fuego azul le golpeo, quemando sus ropas y su mano, solo un poco. Miro hacia Sandra quien también tenía la mano arriba— ¡Necios!

—Ya vencimos a un dios— Alejandro trono sus nudillos.

—Nunca me controlaran de nuevo, nunca me ataré de nuevo por mí misma— Dijo María mientras miraba al dios— Ni siquiera con un dios poderoso e inmortal.

—La única solución para liberarlos, es atarlos a todos y obligarlos a desear libertad— El dios cayó al suelo suavemente y miro a los mortales con seriedad— Caprichos de unos pocos no podrán detener la voluntad de dios…

Control movió su mano y genero sobre su cabeza varios tubos de metal con picos en los extremos que se electrificaron al instante.

Abigail levanto un muro de agua para evitar que los picos lleguen a ellos mientras diego usando su viento, impulsaba la barrera de agua, provocando que esta se moviera hacia el dios.



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En el texto hay: traumas, espejos, luceros

Editado: 03.04.2021

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