Lycoris Merveilleux

Capítulo 3: "Tic-Tac"

Los misterios que rodean al mundo, pueden ser tan numerosos como los horrores que se cometen en él, por lo que a los chicos no les tomó mucho tiempo darse cuenta de que estaban delante de algo que no podía ser, pero… que era.

Ambos se quedaron congelados frente a la imagen que los engullía, e instintivamente fueron apresados por unos temblores poco naturales, los cuales tenían que ver con su angustia. Si bien el rubio mantuvo los estribos hasta hace unas horas atrás con la impertinente criatura, ahora se le escapaban los nervios, cosa que era más natural de ver en el morocho que en ese chico.

Pues bien, aquellos dos se encontraban imposibilitados por el terror. Sin embargo, su nuevo compañero de charla no, por lo que se le vio empezar a escribir en la parte inferior de la ventana del chat, y una vez este ser sospechoso acabó, el mensaje fue revelado por el aparato.

—Mis estimados elegidos. Estoy segura que aún me recuerdan de su aventura pasada, la cual tiene que ver con la travesía que realizaron para así purificar su mundo.

Esa forma tan inusual de hablar, y por sobre todo, la información que exponía aquella persona, dejaba a la vista que la locura que experimentaron hace tiempo, volvía a manifestarse.

—No puedo creerlo… —dijo Abel en voz alta mientras miraba el mensaje de ese posible impostor, a lo que enseguida se puso a escribir para contestarle.

—¿En verdad eres tú Seitán? ¿Qué es lo que está pasando ahora? —le respondió apresurado, y en cuanto el mensaje fue enviado, dejó de tiritar.

Pasaron alrededor de unos minutos, en donde se produjo una viva tensión entre los dos involucrados, aun así, recibieron una respuesta mucho antes de lo estimado.

—Sí, soy yo —aclaró en su primer adjunto para luego agregar—. Seguramente creyeron que todo lo que había pasado hace años atrás, quedaría completamente enterrado, pero para ser sincera… a mí también me hubiera gustado que todo hubiera acabado en ese tiempo.

La angustia se veía reflejada en aquel mensaje, cosa que le tocó comentar a Alan esta vez.

—Me imagino. Pero esas criaturas están de regreso —dijo en primer lugar—. ¿Ahora tendremos que volver a enfrentarlas? Dime por favor que no es necesario.

—Me hubiera gustado decirte todo lo contrario, Alan, pero me temo que no es posible que vayas a leer eso de mi parte —comentó de nueva cuenta Seitán—. Respondiendo a lo que dijo Abel. Las cosas que hicieron ustedes en el pasado, están siendo destruidas ahora mismo por aquel ser que domina la oscuridad, aunque afortunadamente, esto se está realizando a un ritmo paulatino.

—¿Te refieres a que el diablo está haciendo esto? —quizás no se reflejaba la exaltación en lo que había escrito Abel, lo cual no significaba que no se sintiera de esa manera al momento de mandar aquello.

—Ustedes lo llaman así… aunque también tiene otros nombres —declaró la albina.

—Genial… lo que nos faltaba en esta ocasión. No bastó con el tema de la posesión de aquella vez —declaró Abel—. ¿Y cómo es eso que está destruyendo lo que creamos? Que yo sepa, no existen las rosas gigantes en nuestro mundo, así que pensé que ya no se encontraban aquí cuando se arregló todo.

—Claro que existen, pero no en este plano —afirmó la muchacha.

—¿Hay otros planos? —el mensaje provino de parte de Alan, quien de su lado experimentaba la sorpresa, e igualmente pasó lo mismo con su amigo.

—Sí. El mundo de los sueños que ustedes conocen, es un conducto, y a través de éste se viajan a diferentes dimensiones. Los tallos mágicos que ustedes crearon con los relojes, están situados en diferentes planos para que sea más difíciles de localizar, no obstante, aun así, las criaturas (las bestias sombrías) se han salido de control, y están escapando de ese plano, e invadiendo durante ciertos lapsos de tiempo su mundo, llevándose así algunas almas consigo —explicó.

—De modo que lo que le quitan a la gente es el alma —declaró Alan.

—Si es eso, entonces no puedo explicarme cómo es que la gente sigue viva. ¿Acaso no corres el riesgo de morirte si te quitan el alma?, o al menos es lo que yo entiendo con lo poco que sé de espiritualidad —respondió el rubio.

—Las almas son parte de la existencia humana. Son su esencia; su todo, por lo que estás en lo correcto. Sin embargo, las personas que ya no tienen su alma, no van a morir enseguida, ya que, en este plano, pasará poco a poco, es decir… terminarán enfermando de gravedad sin ningún motivo, y posteriormente morirán mucho después.

—¡Para qué están llevándose las almas de las personas! —escribió Alan.

—Lo hacen por dos motivos. En primer lugar, para alimentar a las legiones del oscuro, y en segundo, para exterminar a la raza humana con el objetivo de crear luego a un ser completamente nuevo.

—¿Te refieres a que va a crear un nuevo ser humano? ¿Para qué querría hacer algo tan absurdo? —preguntó.

—Es para demostrar que él es el nuevo Dios… —avisó Seitán.

—Claro… se supone que somos una de las mayores creaciones de nuestro señor, pues estamos hecho a su semejanza —alegó Abel.

Lo que esa extraterrestre decía, adquiría un gran sentido, pues si quería que esa cosa ocupar el lugar del creador original, primero tendría que destruirlo todo, y así más tarde, regenerar el mundo desde las cenizas. Seguramente crearía seres que estuvieran dispuestos a adorar las penumbras sin objeción, cosa que el ser humano nunca haría gracias a su libre albedrio.

—Ahora que saben todo esto, necesito de su ayuda nuevamente. El mundo… no, ambos planos y otros que ustedes mismos desconocen, dependen de ustedes —comentó Seitán.

—¿Tenemos elección? —se atrevió a interrogar Alan.

—Pueden elegir —aseveró aquella líder.

Ante semejante situación, ambos reflexionaron. Teniendo en cuenta las vivencias tan aterradoras, incluyendo también a la nutrida variación de emociones que experimentaron en su recorrido, la respuesta era obvia. Sin embargo, estaban plenamente conscientes de que experimentarían de todas formas el horror que traían esas sombras, aunque quizás en una menor medida, aun así… tal vez era más sabio hacerse responsable de sus vidas junto a las de otros, que dejarlas a la suerte.




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