Lycoris Merveilleux

Capítulo 22: "No me quieres..."

La obligada aventura por la que estaban pasando nuestros héroes, ni había llegado a la mitad de su recorrido, pero ya para estos momentos, la experiencia acumulada por el horror vivido, los tenía bastante agobiados. El encuentro con aquella posesión, los dejó exhaustos, sin embargo, aun así, la curiosidad de Alan no se había marchitado lo suficiente como para restarle importancia, así que se atrevió a preguntarle al protector de Lena, una vez estuvieron alejados y dentro del auto, sobre lo que se traía su peculiar familia.

—Oye Kadmiel, no he podido evitar notar que la madre de Lena se comportaba un tanto rara —comentó.

—Sí, es verdad. Yo también lo noté. ¿Por qué su madre se mantenía tan alejada? ¿Acaso no estaba preocupada por su hija? —le consultó también el rubio en lo que ponía en marcha el vehículo.

Ante la primera interacción, el samurái miró a otro lado, más específicamente, hacia la casa de Lena, en donde por fin el motor del auto hizo su trabajo, y empezó a alejarlos del lugar. No obstante, éste no respondió hasta que Abel decidió también participar en la cuestión, de modo que decidió saciar la curiosidad de ellos. Volviendo entonces al tema, posó sus ojos dorados en sus compañeros, y empezó a relatar lo que esa casa significaba para ellos y, antes de eso, dio ciertos detalles que creyó de primordial interés.

—Lena, es una chica que intenta ser independiente; es muy trabajadora, e incluso persigue su sueño de ser escritora con mucha fuerza, sin embargo… su familia la ha maltratado desde que ella tiene uso de consciencia —ese protector espiritual, hizo una leve pausa para mirar a su allegada con preocupación y, luego, decidió pasar sus dedos sobre el rostro de la joven—. Su madre es una manipuladora, y siempre está desestimando sus logros; siempre la hace sentir menos, por lo que ella ha tenido que aprender muchas cosas por sí misma, después de todo, creció sin afecto, para colmo, aunque su padrastro se preocupa, le sigue también el juego a su esposa, sin mencionar a su hermano, el cual a veces lo hace por conveniencia —él se encogió de hombros y se cruzó de brazos para luego hundirse en su asiento—. Digamos que su hermano tiene como una doble personalidad en ese sentido.

Siendo la clase de grupo que eran, no había una razón en particular por la cual acercarse los unos a los otros, no obstante, cuando todos pasan por una situación similar, los implicados no pueden evitar forjar lazos, y debido a eso, terminaron hablando de este embrolloso tema. Enterarse de que Lena tenía que vivir con una familia tóxica, y encima, aguantar lo que estaba pasando del otro lado, era algo que a Abel le revolvía el estómago, puesto que aunque él no llegó a tener una familia como correspondía por el hecho de que la perdió en dos ocasiones diferentes, no podía llegar a comprender cómo era posible que teniendo a una chica tan tranquila con ellos, y más, confiable como se ha hecho ver, debían de comportarse con ella como unos auténticos patanes; ¡en definitiva la ira le estaba empezando a recorrer la sangre ahora mismo!

Es así como Abel apretó el volante entre sus manos haciendo sonar un poco el plástico del mismo, y entonces procedió a responder antes que Alan, pues el nombrado, se había quedado sin habla debido al impacto que le causó aquella revelación, lo cual le provocó a su vez, que sintiera un leve pinchazo en su pecho por la lástima que le generaba la situación de su amiga.

—No puedo comprender cómo es que ella sigue viviendo con ellos a pesar de todo eso. Yo no tengo familia, y soy consciente de que algunos que la tienen, o bien… son disfuncionales o terminan por no disfrutarlas, así que creo que tengo un especial odio hacia esa gente que se comporta sin escrúpulos y sin consciencia —comentó el rubio, lo cual sorprendió a los dos pelinegros. En cuanto a esa expresión de molestia dada por su parte, fue algo que nunca creyó que vería alguna vez Alan, aun así, lo entendía, pues cualquiera con un mínimo uso de razón, se pondría así al escuchar semejante historia.

—Gracias por decir eso, y lo sé, sé que suena absurda la idea de mantenerse en un ambiente semejante, pero… la realidad es que no tenemos muchas opciones, ya que la situación económica que hay en el país, hace que ella se vea obligada a pasar por esto, así que le está costando mucho emanciparse por lo mismo —aclaró Kadmiel, quien luego cerró los ojos y sonrió, desconcertando por un momento a los dos chicos—. Sin embargo, no se preocupen, porque ya tenemos gente que nos aprecia, es decir… Veo que Lena ha caído en buenas manos al conocerlos —comentó éste para luego abrir sus parpados—. No todos se prestan para ayudar como lo están haciendo ustedes ahora mismo.

Alan, tanto como Abel, se sintieron conmovidos debido a las palabras utilizadas por ese muchacho, las cuales le hicieron entender que era probable que esa chica había tenido que lidiar sola con estas cosas hasta ahora, así que, teniendo presente esto, los chicos se vieron motivados para convertir esta simple experiencia en algo más. Por otro lado, era verdad que querían deslindarse de todo esto, pero las amistades formadas en el proceso, significaban otra cosa, por lo tanto, querían convertirse también en un sostén para Lena.

—No tienes que agradecernos, aparte, Seitán puso igual de sí —declaró Alan agitando de forma sutil en el aire, una de sus manos.

—Bueno, por una parte, dicen que las casualidades no existen, así que puede que hayamos estado destinados a conocerlos —avisó Abel—. Por otro lado, si surge alguna cosa con su familia, pueden venir a mi bar para hablar conmigo.

—Inclúyeme a mí también en ese plan —se sumó a la idea Alan mientras se señalaba a sí mismo—. Incluso puedo ayudarla un poco con sus escritos; al fin de cuentas soy un editor, y algunos consejos puedo darle para cumplir sus sueños.

Aquel protector no podía sentirse más agradecido, pues dio con unas personas maravillosas que se habían apiadado en la medida justa de ellos, a lo que bajó la cabeza con algunas lágrimas asomándose por sus ojos, y soltó lo siguiente.




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