Juana Ruiz
Juana Ruiz vivió en el pequeño pueblo de Daimiel, en la región de Castilla-La Mancha, en el siglo XVI. Era una mujer sabia y respetada en su comunidad, conocida por sus habilidades como curandera.
Juana había aprendido el arte de la curación de su madre y su abuela, que también habían sido curanderas. Utilizaba hierbas y plantas medicinales para tratar a sus pacientes, y también utilizaba huesos de los muertos para hacer ungüentos que ayudaban a tratar la epilepsia.
Sin embargo, en un momento en que la Inquisición española estaba en pleno apogeo, las habilidades de Juana comenzaron a ser vistas con sospecha. La gente del pueblo comenzó a murmurar sobre sus supuestas prácticas de brujería, y pronto Juana se encontró ante un tribunal acusada de brujería.
*El juicio y la condena*
El juicio de Juana Ruiz fue un espectáculo público, con muchos testigos que se presentaron para acusarla de brujería. A pesar de su defensa, Juana fue declarada culpable y condenada a muerte.
La ejecución de Juana Ruiz tuvo lugar en la plaza pública de Daimiel, en presencia de una gran multitud. Fue una muerte cruel e injusta, que marcó el comienzo de una época de persecución y terror para las mujeres acusadas de brujería en España.
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