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En el pueblo de Salem, Massachusetts, había una familia llamada los Smith. Eran una familia común y corriente que poseía una granja y algunas propiedades valiosas. Sin embargo, su riqueza y éxito habían generado celos y resentimiento entre algunos de los vecinos del pueblo.
Un día, Margaret Ritchie, una mujer que había sido despedida de su trabajo como sirvienta en la casa de los Smith, comenzó a esparcir rumores de que la familia Smith estaba involucrada en la brujería. Margaret había sido despedida después de que se descubriera que había robado dinero de la casa.
Pero lo que la gente del pueblo no sabía era que Margaret no estaba sola en su acusación. Detrás de ella había un hombre poderoso y rico llamado el señor Johnson, que había estado buscando una forma de adquirir las propiedades de la familia Smith. El señor Johnson había estado utilizando a Margaret para difundir los rumores y acusaciones contra la familia Smith, con la promesa de que ella recibiría una parte de la riqueza y las propiedades que se confiscarían a la familia.
Los rumores de Margaret pronto se extendieron por todo el pueblo, y pronto la familia Smith se encontró bajo sospecha. La gente del pueblo comenzó a acusar a los Smith de practicar la brujería y de hacer pactos con el diablo.
La familia Smith intentó defenderse, pero era demasiado tarde. La histeria y el miedo habían tomado control del pueblo, y pronto la familia Smith fue arrestada y acusada de brujería.
El juicio de la familia Smith fue un espectáculo mediático, con la gente del pueblo ansiosa por ver a los "brujos" castigados. La familia Smith fue condenada a muerte, y sus propiedades fueron confiscadas por el estado.
El señor Johnson y Margaret se quedaron con la riqueza y las propiedades de la familia Smith, y la justicia nunca se hizo. La familia Smith fue víctima de una acusación infame, y su legado fue destruido por la ambición y la codicia de otros.
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