Un shot por cada falta ortográfica.
Beau.
Dejo escapar un suspiró. Cierro mi taquilla y presiono mi frente en ella. Esta fría. Escucho mi celular sonar. Es un mensaje de mi mamá avisando que llegara tarde. Antes de responder seco mis manos sudadas en mi falda. Le escribo un: Esta bien.
Hoy uno de mis compañeros ha faltado a clase y me han pedido entregarles los apuntes. Siendo sincera ya olvide donde vive. Camino a su taquilla para dejar los apuntes en este. Me detengo en seco cuando veo una chica alta abriendo la taquilla a la que me dirigía.
Es normal que entre amigos se sepan las claves de sus taquillas, pero el problema aquí es que ella lleva un uniforme diferente al de nuestro colegio. Ya cerca de ella la veo sacar un arma. Me sobresalto y dejo escapar un gritillo de susto. Se voltea lentamente, que miedo, para mirarle a la cara tengo que levantar la mirada. Máximo mide 1.90. Alza su brazo y apunta el arma a mi cabeza.
-Es de agua. ¿Quieres comprobarlo? -trago saliva y niego. Seguro es mentira. Ella deja escapar una risilla y guarda el "juguete". No me creo que sea tal cosa como un juguete -. ¿Qué quieres?
-¿Quién eres? -con todo y miedo pregunto. Es como si estuviera buscando el peligro. Veo los músculos de su cara moverse. Frunce el ceño.
-Yo pregunte primero.
-Venía a dejar estos apuntes en la taquilla de Aien. Se me ha olvidado donde vive. ¿Eres su hermana?
Sacos los apuntes de mi bolso. Ella me los arrebata de mis manos. Los ojea y me los devuelve. Me mira y mira el pasillo que lleva a la salida y me vuelve. Siento que mi corazón está latiendo demasiando rápido que temo que ella lo logre escuchar.
-Te llevare a su casa.
Veo como afloja su corbata y empieza a caminar. Lleva una falda gris, cuatro dedos arriba de la rodilla -seguro está en una escuela privada para que le dejen tener una falda así de corta- una camisa manga larga, junto a su corbata roja, unas botas estilo militar negras. Os prometo que justo ahora temo por mi vida.
Salimos, y justo a fuera hay un carro negro. Me tiemblan las piernas, probablemente sea porque sé que estoy en peligro. Ella abre la parte de atrás para que entre. Dudando entro y ella entra por el lado del copiloto. Un chico de cabello color zanahoria me observaba y luego observa a la chica que está a su lado. El sí parece hermano del Aien.
-¿Quién es ella? -es el susurro más ruidoso que no habría escuchado antes.
-Es la novia de Aien -dice ella. Ignorando por completo que estoy aquí detrás.
-¿Cómo? ¿Y la vecina del frente?
-Ese no es nuestro problema. Ya tengo lo que quiero. Vámonos.
Ya tengo lo que quiero. Repito, estoy segura que de alguna forma no se está refiriendo al arma. Trago saliva y desvío la mirada. De alguna u otra manera siento que me he metido en un lio. Rezo para que sea un lio de esos de cuando uno era pequeño y le rompías la ventana de la vecina cuando jugabas al fútbol. No uno de esos donde te caes manejando bicicleta y te haces un raspón y tienes que lidiar con una cicatriz de por vida. Sí, no es una caída leve. Rezo porque sea un vidrio roto.
-Llegamos -la ruda voz de la chica me saca de mis cabales. Estoy con unos desconocidos, ni siquiera es momento en pensar en raspones y vidrios rotos.
Bajo del auto y miro la casa. Se puede decir que casi es una mansión. Casi. Cuando me doy cuenta ellos ya están dentro de la casa. Me he quedado por fuera por estar de distraída. Que puede ser peor. Me acerco a la puerta y toco el timbre. Mi casa no tiene timbre. Abre la puerta un señor pelirrojo. Seguro es escocés. Pero no estoy segura si la gente escocés es pelirrojos. Deduzco que es el padre de Aien.
-Hola -por alguna razón no puedo dejar de mirar su cabello. Me va tocar mirar por Internet de donde viene las personas con el cabello rojo intento -Le traigo los apuntes a Aien que ha faltado a clase. Soy Beau.
Se queda mirándome por mucho tiempo, seguro que es porque se me ha salido el acento inglés y ha sido todo por los nervios. Como te odio nervios.
-¡Aiden te buscan! -grita mirando dentro de la casa. Se voltea y me sonríe -Ya viene.
En casi nada sale el chico que venía en el carro. El frunce el ceño y mira a su papá.
-Papá ella busca Aien no a mí -le dice con tono de reproche.
Se reí. Y en seguida me enamoro.
-Lo siento. Cosas de padres -me mira -¿Verdad?
-Si -Digo apenas duras, con una sonrisa forzada.
La verdad es que no.
-Lo siento entra - dice el tal Aiden -. En un momento baja -El desaparece.
Entro y camino lentamente. El papá camina rápido y se sienta, bueno se tira en el sillón, a su lado está la chica que me apunto con el arma. El señor pasa su brazo y rodea los hombros de ella. Ella tiene los pies estirados sobre una mesita y en esta están las armas. Me siento en el sillón de una persona.
-En un momento les traigo aperitivos -Dice una mujer que salió no sé de donde -Riley, Cariño baja los pie de ahí - la chica del arma baja los pies y se pone de pie -. Oh tenemos visitas, mejor traigo los aperitivos ya.
Eso fue lo más extraño de la vida. Deduzco que esta mujer es la madre. Es rubia. Y como todos es alta. Estoy segura que ahí todos miden más de los 1.80. Si yo soy alta midiendo 1.75, ellos son unas jirafas.
La tal Riley agarra un arma y le apunta al señor.
-Abre la boca -dice. El sin vacilar la abre y ella dispara. Agua sale de ella. Me mira y me da una sonrisa de lado. El señor escupe y se limpia su lengua.
-¿Vodka? Qué asco. -Ella se encoge de hombros. Y dispara un poco en su boca. -que buscas con esos.
-Es una manera de suicidarme - esa frase le ha salido ronca -, pero sin morir. ¿Entiendes?
Si. Yo lo hago. Yo te entiendo.
-¿Quieres que busque la chancla a los latino?
-Claro viejo.
Se ríen. Por alguna razón me siento perdida en la conversación.
-Me voy - dice.
Editado: 19.09.2019