¿Otro apagón en el vecindario?
Apenas empieza noviembre y siguen con las malas bromas de Halloween.
Voy por velas a la alacena y dejo a medias la pintura que estaba realizando, después de terminar mi correspondiente trabajo pendiente como diseñadora gráfica.
El arte ya es parte de mi ser, hasta mi cabello es prueba de ello.
A pesar de ser corto y oscuro, tengo mechones de colores que voy cambiando, ahora por la temporada son de color morado, verde y naranja.
Escucho la notificación de un mensaje de texto y me dirijo con cuidado a mi celular, tengo brochas, pinturas y un desorden total en la sala de mi casa.
Isis Mirelle, te veías increíble en tu disfraz de ángel caído en la fiesta de Halloween. Tus movimientos en la pista fueron inolvidables.
¿Quién demonios es? Miro a los lados y me recorre un escalofrío por todo mi cuerpo.
No recuerdo pasarle mi número a un sujeto tan intenso y… Macabro.
¿Culparé al alcohol?
Es de noche, estoy sola y ese mensaje, acelera mi corazón.
Me gobierna una ambivalencia de peligro y una chispa de adrenalina.
Debo ser más inteligente y no mostrarme como una presa asustada, a pesar de que me deje sin aliento en esta penumbra y en el silencio.
No te recuerdo, ¿Me refrescas la memoria con tu nombre?
Paso saliva y me siento en el sofá, esperando su respuesta mientras me muerdo las uñas con mi usual esmalte de color negro.
Sombra. Llámame así. ¿No vas a terminar tu pintura? Parece que es un bosque de noche, podría apostar a que te gusta el misterio que oculta la oscuridad.
Abro más los ojos y miro por los ventanales, alarmada, luchando con el instinto de supervivencia de correr, esconderme o gritar.
Permanezco serena, sin hacer movimiento alguno.
Es un bosque encantado, ¿Te gusta, “Sombra”?
Sonrío ante la posible reacción de su parte, no seré su víctima en su retorcido juego.
Me gusta lo que veo, Isis. Y lo estoy disfrutando mucho.
Inevitablemente, veo de reojo por los ventanales y paso saliva.
Me siento observada.
No sé nada más sobre ti y tú al parecer… Tu “modus operandi”, es coquetear con el acecho. Eso es peligroso para tu reputación, puedes meterte en problemas.
La pantalla de mi celular ilumina mi rostro y aún tengo suficiente batería para seguir hablando, sin embargo, necesito escuchar su voz.
Conocer más…
Te propongo jugar para ganar respuestas, antes, debes pasar una pequeña prueba. ¿Cuál es el cliché de película de terror que evitarías hacer en este preciso momento?
Me quedo sin ideas hasta observar la flama de las velas blancas que tengo dispersas.
La oscuridad. Quedarme en absoluta oscuridad, aunque estoy dispuesta a correr el riesgo si subes la apuesta. No solamente quiero saber de ti, quiero escucharte y sentir el sonido de tu voz. ¿Cumplirás mi deseo y así procedo a apagar las velas?
No tardo nada en recibir su respuesta como si en definitivo, hubiera pasado:
Hazlo.
Y obediente, con una sonrisa un poco retorcida con una mente fuera de quicio, lo hago.
Una a una hasta estar en total oscuridad.
La “sombra”, necesita luz. ¿Ahora qué harás?
Y de pronto, recibo su llamada entrante.
Contesto y primero, escucho su respiración seguida de su risa.
Una risa larga, rasposa y contagiosa.
—¿Quieres jugar un juego? —su voz es profunda, grave y atractiva. Podría hipnotizarte.
—¿No estábamos jugando ya? —se lo regreso e invoco su bendita risa, o debería decir, maldita.
No tengo miedo, es como una dosis adictiva que va directo a mi cerebro.
Necesito más, mucho más.
—El juego apenas comienza, aprecio tu grato recibimiento, Isis.
Mi nombre… Algo muy dentro mío se mueve en mis tinieblas cuando lo escucho nombrarme.
Lo dice de una manera única, seductora y juguetona.
—¿Estás afuera o ya dentro? —camino hacia el ventanal y no veo más que el enorme jardín desolado, hay unas pequeñas lámparas solares que hacen lucir mágico el lugar.
—¿Dónde quieres que esté? —su tono es de doble sentido y ante la ironía, rodeo los ojos y niego.
Lo esperaba venir.
—¿Cuál es el juego y qué ganaré con ello? Debo saber los beneficios a cambio de atentar contra mi integridad personal.
Ríe y da un largo suspiro que siento como si acariciara mi piel ante la sensación que provoca en mí.
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Editado: 22.10.2025