Macht en alta mar

Capitulo 12

🌬️🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊🌊¡

Sobrevivir con humor

Si algún día escribo un manual titulado Cómo no sobrevivir en una isla desierta, juro que el primer capítulo estará dedicado a nuestra pandilla. Porque si algo quedó demostrado desde el amanecer fue que ninguno de nosotros estaba capacitado para la vida salvaje.

El sol salió temprano, brillante y burlón, como si la isla nos quisiera recordar que sobrevivir a la tormenta era apenas el nivel uno de la pesadilla. Olivia nos reunió en círculo, muy seria, como una capitana improvisada.

—Bien, necesitamos organizarnos —dijo, con esa voz de “mamá del grupo” que todos respetábamos menos su hermano—. Comida, agua y un sistema de guardias nocturnas.

—Yo voto por buscar cocos —intervino Ashley, levantando la mano como si estuviéramos en clase—. He visto en películas que los náufragos siempre toman agua de cocos.

—Genial —replicó Daniel con sarcasmo—. ¿Y quién piensa trepar al árbol para bajarlos? ¿Tú?

Ashley se encogió de hombros.

—Yo rompo uñas fáciles, no cocos.

Suspiré. Esto iba a ser largo.

La primera misión fue “pesca improvisada”. Suena simple. No lo fue.

Noah, con el entusiasmo de un boy scout, se metió en el agua con un palo afilado. Eva lo aplaudía desde la orilla como si fuera un gladiador. Yo me ofrecí para ayudar, lo cual resultó en… bueno, en que me caí al agua de culo cuando intenté atrapar un pez que claramente se estaba riendo de mí.

—Eso no es pescar, es hacer el ridículo acuático —comentó Oliver, sentado en una roca con los brazos cruzados.

—¿Y tú qué aportas? ¿Consejos inútiles? —le grité, empapada hasta el alma.

—Al menos no asusto a los peces con mis gritos —respondió con esa sonrisa engreída.

Arrojé agua en su dirección, pero fallé porque el universo estaba de su lado.

Mientras tanto, Noah logró clavar un pez pequeño y lo levantó como si hubiera cazado un tiburón blanco. Ashley gritó de horror, Eva aplaudió más fuerte y Diego intentó arrebatarle el trofeo para demostrar “técnica superior”. Resultado: el pez cayó de nuevo al agua y se fue nadando tan feliz.

Olivia se tapó la cara con ambas manos.

—Estamos condenados.

La segunda misión fue “cocina en la fogata”. Al menos ahí, pensé yo, podríamos tener más éxito.

Spoiler: tampoco.

Reunimos algunos cocos (gracias a que Oliver, increíblemente ágil, subió a un árbol como si hubiera nacido mono). El problema fue abrirlos. Pasamos veinte minutos golpeando contra rocas, hasta que Ashley chilló porque una astilla le saltó en el ojo.

—¡Necesitamos herramientas! —protestó Diego.

—Estamos en una isla, genio, no en Home Depot —le lancé yo.

Oliver, por supuesto, fue quien consiguió abrir el primero, de un golpe seco contra una piedra. Me lo tendió con aire triunfal.

—¿Quieres probar, princesa?

—¿Para que me dé diarrea isleña? Paso.

Aun así, tomé un sorbo. Estaba caliente y sabía a… selva líquida. Pero era lo único potable.

El drama culinario continuó con el pescado número dos (esta vez sí atrapado gracias a Noah y a un milagro). Lo pusimos sobre la fogata improvisada, y cuando ya parecía que estaba dorado… Eva, muy delicada, sugirió darle “un poco de sabor” y le echó unas hojas que encontró por ahí.

Resultado: humo verde y un olor a rayos que nos hizo toser a todos.

—¿Qué le pusiste? —preguntó Olivia, horrorizada.

—Parecían orégano… —respondió Eva, inocente.

—¡Orégano no crece en medio de la selva tropical! —bramó Daniel.

El pescado terminó carbonizado, irreconocible, y el humo atrajo a docenas de mosquitos. Mi estómago rugió como protesta.

—Ya lo dije —murmuré—, vamos a morir de hambre.

—O de intoxicación —añadió Oliver.

La tercera misión fue “agua potable”. Aquí fue cuando realmente toqué fondo en mi dignidad.

Imaginemos la escena: yo, con un recipiente improvisado hecho de media botella rota que encontramos en la orilla, tratando de recolectar agua de lluvia en un balde minúsculo mientras Oliver se reía detrás.

—Parece que estás ordeñando el cielo —dijo.

—Cállate y haz algo útil.

—Ya lo estoy haciendo. Documentando tu técnica de supervivencia para cuando National Geographic venga a rescatarnos.

—Te odio.

—El sentimiento es mutuo, cariño.

Lo peor es que, de alguna manera, sus bromas me mantenían de pie. Si no fuera por esas discusiones, probablemente me habría tirado en la arena a llorar.

Al final del día, nuestro balance de supervivencia era lamentable:

Dos cocos abiertos a duras penas.

Medio pez carbonizado.

Una fogata que se apagaba cada quince minutos.

Y un refugio que crujía con cada ráfaga de viento.

Pero, por increíble que parezca, terminamos riendo. Tal vez por nervios, tal vez por cansancio, o tal vez porque el absurdo era tan grande que no quedaba otra opción.

Ashley intentó imitar a un chef de televisión describiendo el pescado carbonizado como “ahumado con esencia tropical”. Diego y Daniel discutían por quién había atrapado más ramas. Noah tocaba percusión con cocos vacíos. Eva decía que estábamos viviendo “una experiencia espiritual”.

Y Oliver… bueno, Oliver estaba sentado frente a mí, observándome con esa mirada suya que mezclaba burla y algo más.

—¿Qué? —le solté, incómoda.

—Nada. Solo pensaba que nunca había visto a alguien tan torpe… y tan decidida a seguir intentándolo.

Me quedé en silencio. No sabía si era un cumplido o un insulto. Quizás las dos cosas.

Esa noche, cuando nos recostamos en el refugio torcido, Olivia nos recordó algo importante:

—Si logramos sobrevivir a esto juntos, podremos sobrevivir a cualquier cosa.

Y por primera vez, mientras escuchaba las olas y el crujido de las ramas, pensé que tal vez tenía razón.

Claro, siempre y cuando no matara a Oliver primero.

El amanecer siguiente nos recibió con el sol brillando como si quisiera recordarnos que la isla no era un resort de lujo, sino un verdadero desafío de supervivencia. Me estiré sobre las tablas del refugio improvisado, intentando recordar por qué había insistido en levantarme antes de que el sol estuviera siquiera despierto. La respuesta, como siempre, fue simple: curiosidad mortífera y una pizca de masoquismo.



#176 en Otros
#87 en Humor
#15 en Joven Adulto

En el texto hay: #amorverdadero, #amor-odioo

Editado: 22.09.2025

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.