Salí de trabajar a las 22.45pm, era viernes al fin, tenía dos días para descansar y relajarme.
Llegué a mi departamento dispuesta a preparar algo para comer, moría de hambre. Fui hacia mi habitación, me tape con las sabanas y prendí el televisor para luego hacer zapping. Para mi suerte, encontré una película cómica.
Después de varios minutos, me levante a lavar el plato que había utilizado y de paso escuche los mensajes del contestador.
El primero era de mi abuela la cual me avisaba que llamaba temprano ya que se iba al bingo y no sabía a la hora que llegaba.
Los otros eran de mi jefe Zack diciendo que mañana iba a mandar un libro para que lo leyera y haga mis correcciones.
Okay, trabajo de fin de semana, lo odio.
Volví a la cama chequeando las redes sociales propias y de la editorial. Poco a poco mis ojos se iban cerrando y cada vez me relajaba más, hasta que un escandaloso ruido me hizo saltar de la cama. Era mi celular.
Mire la hora, 02.43 am, ¿Quién podía llamar a esta hora? Confundida por el número desconocido atendí.
-¿Hola? –creo que soné más molesta que confundida.
-Hooola meamoorrrr –contesto una vos masculina la cual no conocía.
-¿Perdón? Creo que se confundió de número.
-Voooss me dis –hipo-te tu munerrrro –efectivamente estaba ebrio -¿No te –silencio-acuerdasssss de miiii? –su voz se volvía más aguda.
-No me estás diciendo tu nombre así que no me es posible recordarte.
-Soy tu boooombommm, soy Wo… a –le costaba decir hasta su nombre –Warrren.
-Escucha, no te conozco y no sé de donde sacaste mi número pero te aconsejo que vayas a dormir, ya es muy tarde y yo también quiero hacerlo –ya no podía mantener los ojos abiertos.
-Pero yoooo, quiero dormir con vossss.
-Otro día, ¿sí?
-Pe...
-Descansa “bombómm” –me burlo de su tono y su auto-apodo.
Al cortar solo pude reír con no muchas ganas.
Él no volvió a llamar por lo tanto deje el celular donde estaba hace quince minutos y al fin pude dormir.
Abrí los ojos de a poco feliz de no tener nada que hacer hoy.
El timbre sonó y rápidamente fui a atender.
-Buenos días nena, dejaron esto para vos.
-Buenos días señora Samwik –tomé el paquete –Muchas gracias.
-También quería preguntarte si podías cuidar a Trev mañana, me voy a juntar con unas amigas del bingo.
-Con mucho gusto –sonreí –Puede traerlo cuando quiera.
-Muchas gracias hija.
Ella se retiró y yo cerré la puerta.
Trev era su gato, lo amaba con toda su vida y él a ella también.
Tiré lo que estaba en mis manos en la mesa, seguramente era el libro del cual Zack me había hablado anoche. Mañana lo leería.
Con un ligero desayuno en el estómago comencé a acomodar y limpiar todo el departamento.
Cerca del medio día me duche y cambie para ir al supermercado. Sí, horrible hora para ir pero necesitaba abastecer mi heladera.
De camino a la vuelta llamó mi abuela para contarme feliz lo que había hecho la noche anterior y lo bien que la había pasado.
Amaba verla y escucharla feliz, eso me hacía feliz a mí también.
La invite a cenar y gustosa acepto.
Durante toda la tarde mire películas y comía toda clase de comida chatarra. Después me quejaba de que los pantalones no me entraban.
Horas más tarde las dos estábamos cenando y riendo al recordar cosas del pasado.
-Nunca voy a olvidar la cara de tu abuelo al ver tu mano llena de sangre.
-La recuerdo perfectamente –reí –No sabía quién se iba a desmayar primero.
Seguimos tentadas un rato más hasta que ella decidió irse, la invite a quedarse pero no quiso así que cerca de las doce llame a un taxi.
Me metí entre las sabanas al terminar de lavar los platos y sin saber cuándo me quede dormida.