(En las afueras de Londres).
Jace Delaney a diferencia de su difunto hermano Arthur o su sobrino Edmund que coincidentemente eran hombres imponentes a diferencia de él. El mayor de los Delaney era un hombre delgado, de estatura promedio, tenía los ojos y el cabello como todos los miembros de la familia pero su carácter se definía como autoritario e incluso desagradable para su propia familia.
Aquella mañana recibió en su despacho privado a su hermana menor, Charlotte que se encontraba con su característica sonrisa, llevado un vestido color verde con algunos toques de negro, su cabello era llevado con el último peinado de moda y antes de partir al norte con destino a Castle-Crane necesitaba charlar con su hermano mayor.
-Creo que estas más pálido de lo usual, querido Jace- comento Charlotte. –Algo de sol puede ayudarte o salir de vacaciones de vez en cuando.
-No puedo darme esos lujos, debo dirigir mis negocios y sumado a que mi hijo, es un completo irresponsable solo se dedica a divertirse o derrochar el dinero- contesto Jace. –Por eso necesito que Edmund, acepte mi propuesta para asumir los negocios de la familia.
-Mejor dicho….solo deseas tenerlo vigilado como a Arthur….¡claro siempre te desafío abiertamente e incluso te dio un puñetazo antes de irse a Castle-Crane con Katherine!- exclamo Charlotte. –Le falta otro puñetazo- se dijo.
-Katherine Sinclair- bufo Jace. –Esa mujer, hija de un pobre diablo solo tuvo suerte al seducirlo.
-¿Suerte?- menciono. –O amor, te recuerdo que tú. Le organizaste una fiesta de compromiso sin su consentimiento con esa tal Slater….¡aún recuerdo cuando nos dejo plantando en medio de la fiesta y tomo a Katherine….fugándose luego de casarse en secreto, esa misma noche!- riendo por la expresión de esa vez de su hermano mayor.
-Es un irresponsable, olvido por completo los deberes con la familia…y ahora he tratado por los últimos meses de convencer a Edmund, pero siempre me responde lo mismo- contesto Jace tendiéndole a su hermana la respuesta de su sobrino en común.
-….Vete al diablo, no me interesa nada en relación a los Delaney de Londres….queridísimo tío Jace…..- leyó. –Sin duda no le perdió, rastro a su padre- comento.
-Insolente- dijo Jace. –Yo puedo ayudarlo para tener una mejor posición social y económica pero necesito hacerle llegar, una propuesta más tentadora.
-¿Propuesta más tentadora?- pregunto Charlotte.
-Gracias a ti y tu pequeño viaje a ese pueblo de pastores de ovejas, puede hacerle llegar esta carta- indico. –¡Por favor!- sonando completamente desagradable.
-Lo haré pero….si se niega, te lo comunicare de una manera más elegante a diferencia de él- contesto con una sonrisa tomando la carta y estudiando el sello de la familia. –Edmund lo hará trisas, apenas lo tenga entre sus manos- se dijo.
(En las calles de Castle-Crane).
La ciudad de Castle-Crane por tres días consecutivos había sufrido fuertes lluvias como tormentas eléctricas, en el cuarto día todo rastro de agua proveniente del cielo ceso de manera definitiva dando paso al frió y una espesa niebla proveniente de los territorios del norte de Escocia.
Esa fría mañana de inicios de otoño de 1865 comenzó con una densa niebla impidiendo divisar objetos como edificios a cierta distancia, en las calles de la ciudad los carruajes eran guiados por hombres para evitar algún accidente, en medio de la cortina blanca que cubría la ciudad. La figura de un hombre alto vestido con ropas negras, camisa azul oscuro, una corbata negra, un chalequillo como la noche, se abría paso entre la niebla llevando un abrigo negro como la noche, su sombrero de media copa y calzando sus botas de montar recién pulidas.
-Al menos la lluvia ceso puede caminar sin problema por las calle- se dijo Edmund caminando en dirección de su negocio de comida.
Edmund Delaney Sinclair se guiaba fácilmente, había realizado la misma ruta por cerca de 10 años desde que su difunto padre comenzó a enseñarle sobre la administración del negocio familiar e incluso en su tiempo de adolescencia sus tutores le habían comentado a su señora madre que Edmund podía ser aceptado fácilmente en cualquier universidad pero en lo personal prefería seguir con el negocio familiar y ayudar a su padre.
Katherine afirmaba que su hijo era el fiel reflejo de su señor esposo a diferencia que el propio Edmund, era un poco más alto y más gruñón en contraste de Arthur pero su mal carácter era compartido entre padre e hijo.
-Apenas llegue al Pub-Restaurant, prométame desayunar- se repetía Edmund recordando las palabras de Caroline de aquella mañana. –Necesito algo café…