Mademoiselle Robin

Capitulo IV: Una Larga Noche Para Caroline Parte II (Arco Argumental Nº1: Todo Sucede En Castle-Crane)

Contextualización: Edmund en medio de su excesivo trabajo, como pésima alimentación ha sufrido un fuerte resfriado obligando a permanecer en cama, por órdenes del doctor Clive.

En cambio Caroline debe hacer todo lo posible para mantener a su amo en absoluto reposo según las ordenes del médico, pasando una ardua noche en vela. 

                                                                                     

 

Caroline estaba absolutamente concentrada en su tejido, el reloj de la sala principal marcaba las 9.30 pm, la sirvienta se encontraba en la habitación de su joven amo haciéndole compañía con un humor bastante terrible, tras oír el diagnostico de mantenerse en cama por el resto del día.

-Es necesario que estés aquí conmigo, en todo momento- inquirió a Caroline. –Te recuerdo que yo soy el amo de esta casa- la pelirroja se quedo viéndolo en silencio dejando de lado su tejido, mientras el pelinegro se acomodaba en la cama.

-Tengo instrucciones de cuidarlo- contesto Caroline. –Debo acatar esas órdenes.

-¿Acaso el doctor Clive es el dueño de esta casa?- pregunto. –Te ordeno desobedecerlo.

-No puedo…- respondió. –Yo cumplo las ordenes dejadas por la señora Katherine Delaney, por lógica ella tiene más autoridad que usted.

Edmund solo se mordió el labio inferior viendo a la sirvienta mientras regresaba a su tejido, tras dejar en claro las ordenes de su difunta madre.

-Si….Caroline- respondió Edmund. –¿Qué estas tejiendo?- pregunto tratando de cambiar el tema.

-Una bufanda- fue su respuesta. –Para mi amo…

-Uhm….¡gracias!- contesto Edmund.

La sirvienta pelirroja había pasado gran parte de la tarde dividiendo su tiempo, entre vigilar a Edmund, preparar la cena y su tejido, por otro lado él había comido algo de sopa de pollo mezclada con avena, pan y algo de té para comenzar a recuperar fuerzas, según las ordenes del doctor Clive. Caroline luego de terminar todas sus tareas tomo una silla, un par de agujas de tejer y dos ovillos de lana de color azul.

-¿Y ese cartero ha venido?- pregunto Edmund tratando de iniciar alguna conversación.

-¡Aquí vamos otra vez!- se dijo Caroline comprobando su trabajo con la lana. –Sí, pero solo dejas las cartas y se retira enseguida…¡Parece que algo le altera!- comento.

-Le di un buen susto- se dijo. –No quiero que te molestes- señalo.

-Solo charlábamos unos pocos minutos pero….tampoco quiero que sea un idiota…¡Amo Edmund!- exclamo Caroline mostrando una mirada gélida hacia él.

-Si….- contesto Edmund. –Realmente parece molesta, si trato de comenzar algún debate. Ella tiene enseguida cualquier argumento pero no la culpo, cuando llego parecía un ratón asustadizo con una gruesa melena roja, mamá se encargo de darle una buena educación- se dijo.

Tanto amo como sirvienta crecieron juntos al interior de la residencia, pero en principio la joven sirvienta estaba completamente aterrada por su nueva vida. El difunto mayordomo Jasper fue de gran ayuda para empezar su adaptación en el lugar, su madre se encargo de darle una educación completa y su padre siempre la trato como una verdadera joven dama.

-¿Desea algo más?- pregunto Caroline.

-En realidad... aun tengo algo de dolor de cabeza….y algo de frió….quizás una manta más gruesa- contesto.

-Enseguida- fue la respuesta de Caroline dejando de lado su tejido. –Al menos sea comportado- se dijo.

(Desde Caroline).

En la última habitación del pasillo de la segunda planta se encontraba un lugar designado por la propia Caroline para guardar toda la ropa de cama, manteles, cortinas y todo lo necesario para lo que requiera la residencia Delaney.

-Una manta gruesa- se dijo buscando entre los cajones de un enorme armario donde solía guardar ropa de cama para las distintas épocas del año. –Esta es de lana de oveja proveniente de Escocia, forrada- se dijo estudiando la prenda en cuestión.

Luego de elegir la manta, busco en otros cajones mantas como sabanas para su propia cama. Esa noche estaba comenzando hacer más frió de lo acostumbrado, el clima en la ciudad de Castle-Crane siempre era bastante impredecible e incluso en verano en ciertos días se debían encender chimeneas para capear el frío de la región. Cerrando la puerta de la última habitación de la segunda planta, cargo con toda la ropa de cama en dirección de la habitación de Edmund, ingresando en ella y percatándose que su amo estaba profundamente dormido, con solo verlo una pequeña sonrisa se dibujo en su rostro recordando aquel muchacho de 14 que conoció.



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En el texto hay: sirvienta, inglaterra, sigloxix

Editado: 08.02.2021

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