Mademoiselle Robin

Capitulo IX: Castle-Crane (Arco Argumental Nº2: La Pequeña Petirrojo)

Nota del Autor:

Hola lectores de Litner les saludos cordialmente trayendo con ustedes. Un nuevo capítulo de Mademoiselle Robin.

Comprendo que ha pasado un tiempo de la última actualización y todo eso. Les pido las correspondientes disculpas y espero que estén listos para la nueva actualización.

Ahora nos toca leer por decirlo de alguna forma, “Castle-Crane”. Básicamente abordaremos los sucesos dejando en la publicación anterior y transcurrida un par de semanas entre, la llegada de Caroline al convento y su anuncio para entrar a servir en la casa Delaney-Sinclair.

En la siguiente publicación se titula “El Arte de Servir”…

Bien, tampoco quiero adelantar muchas cosas y entre otros temas. Solo les recomiendo que disfruten de la nueva actualización e iniciamos:

                                   

La ciudad Castle-Crane, debe su nombre al castillo de la familia Crane y actualmente en ruinas. Los Crane llegaron a la región fronteriza entre Inglaterra y Escocia. Hace aproximadamente nueve generaciones y recibiendo dichas tierras por parte de la corona inglesa.

Sin embargo, los habitantes de la región son descendientes directos de ingleses y escoceses que solían comercializar en aquel punto fronterizo. La familia Crane en los últimos dos siglos se ha encargado de realizar una serie de construcciones o la instalación de ferrocarril que se conecta a toda la red de vías férreas, uniendo a la ciudad con el resto de Gran Bretaña.

Actualmente, la ciudad continúa creciendo y recibiendo a más personas de regiones vecinas, buscando un mejor futuro.

                                     

Cuatro semanas y media después. Castle-Crane, cerca del medio día …

La ciudad de Castle-Crane contaba actualmente con una población cercana a cinco mil habitantes. Las edificaciones resultaban ser una singular mezcla de estilos de los siglos 17, 18 y 19.

El camino principal o anexos, pavimentados con adoquines de piedra tallados a mano, faroles en cada esquina, incontables carretas o carruajes, en ir o venir por la ciudad. El sonido del ferrocarril partiendo hacia Londres, los trabajadores dirigiéndose a los turnos, las mujeres concurriendo al mercado local, comprando en las tiendas del corazón de la ciudad Castle-Crane, instalando nuevos aparados para atraer a los clientes, un grupo de trabajadores ferroviarios concluía la jornada y emprendía el camino hacia los pequeños apartamentos donde residían y otros buscando algo de fortuna en el juego.

La niña pelirroja, por primera vez en su vida podía contemplar una ciudad. La hermana Aurelia le describió con cierta medida la ciudad de Castle-Crane, le parecía casi un sueño ver todo el lugar con sus propios ojos, creció escuchando a los habitantes de su pequeño pueblo sobre las ciudades periféricas y las personas que las habitaban.

Los ciudadanos promedios vestían acorde a la estación de año, llevando chalecos tejidos a mano, chaquetas oscuras, zapatos gruesos o gorras de lanas mezclando los colores verde, marrón o negro. Los denominados nobles o miembros de las familias adineradas, se diferencian de los comunes habitantes luciendo trajes nuevos, largos abrigos, sombreros de copas alto por parte de los varones y las damas caminaban por las calles con vestidos de colores, sombreros con adornos, fueran plumas largas, flores o chaquetas a juego con los vestidos, paseando a diminutos perros con el pelaje rizado y lanzando risillas por ciertos comentarios despectivos.

Caroline pensaba que solo se trataba de un sueño recorriendo la ciudad a bordo del carruaje de dos ruedas, utilizado habitualmente por las religiosas en los viajes fuera del convento y tirado por un caballo moreno llamado "Peter". Había dejado el convento entre lagrimas, largas despedidas, deseos de una prospera vida, bendiciones y más lagrimas.

La policía realizaba sus rondas, estudiando uno que otro rufián, dirigiendo el transito o inspeccionando enormes carretas con productos provenientes de Londres.

El carruaje guiado por la religiosa, ingreso por la entrada oeste de la ciudad. Caroline tuvo la oportunidad de ver los edificios de la gobernación local, alzándose hacia los cielos y el reloj de la alcaldía marcaba las 11 de la mañana de aquella jornada fría y nubes grises.

–¡La plaza central de la ciudad!– dijo Aurelia.

Contemplando la estatua en el centro de un hombre a lomos de un caballo y esgrimiendo una espada. Aurelia le señalo la alcaldía de la ciudad, hacia la zona sur se emplazaba la cárcel, en dirección oriental se encontraba el hospital de Castle-Crane, media docena de iglesia ubicadas en los distintas zonas residenciales y a lo lejos estaba la imponente mansión de la familia Crane.



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En el texto hay: sirvienta, inglaterra, sigloxix

Editado: 08.02.2021

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