Mademoiselle Robin

Capítulo XI: Asistiendo a Edmund (Arco Argumental Nº2: La Pequeña Petirrojo)

Notas del Autor:

Hola lectores de Mademoiselle Robin, les saludos cordialmente trayendo un nuevo capítulo. 

Antes de comenzar quiero decirle que este denominado arco argumental finalizara en el capítulo titulado "Hacia el Norte" y el título del tercer arco argumental es "Sucesos Inesperados de Castle-Crane"… ósea retomaremos los sucesos en el presente y en el cuarto arco argumental regresaremos al pasado. Igualmente he estado investigado… eso quiere decir una extensa lectura sobre los años o determinados eventos como avances tecnológicos a la época.

Sin mayores palabras comenzamos:

                                  

Residencia Delaney, noche…

–¡Es una pistola de doble cañón!– exclamó el joven amo.

–¡Joven amo Edmund!– dijo el mayordomo. –Le recomiendo seguir puliendo debidamente las balas que le permitirán tener una trayectoria más directa a la presa y Caroline se lleva todo el trabajo de limpiar las balas– y afilando el cuchillo de caza.

–Solo estoy algo emocionado...– fue la respuesta de Edmund. –Padre, me ha permitido ocupar la pistola de doble cañón con la zona condición de traer faisanes y asarlos.

Una bala debidamente pulida permitiría tener una trayectoria recta hacia una presa fuera a pie o a lomos de un caballo. La familia Delaney por generaciones, gozaba de practicar la cacería fuera cazando a zorros, conejos, venados o faisanes.

En la zona de Castle-Crane, contaba por lo menos con tres extensos bosques y repletos de animales que solían ser presas duras a la hora de cazarlos. Los nativos de Castle-Crane, se les permitían cazar libremente mientras cancelaran un impuesto y a cambio se les daba un total de 6 horas para cazar. En cambio, las familias adineradas podían suprimir ciertos conductos legales. La familia Crane contaba con su propio bosque privado y libremente realizando cacerías e invitando ocasionalmente a los amigos de la familia.

El joven heredero Harry Crane invitó a Edmund a participar en una pequeña cacería a primera hora del día de mañana o día sabado o jornada sabatina. Dicha invitación significaba cazar, la presa favorita de Arthur Delaney resultaba ser el faisán a las brazas.

Permitiendo a su único hijo tomar cualquier arma perteneciente a la armería personal del propio Arthur. La familia Delaney poseía aproximadamente una veintena de armas entre rifles y pistolas, utilizando cartuchos procedente de sitios como Francia, Prusia, Baviera y Estados Unidos –atrás quedaban, las antiguas armas que permitían solo un tiro y ahora los rifles como pistolas podían realizar más de un tiro por el moderno sistema de recamara interna de un arma de fuego–. Un juego completo de cuchillos de cacería, un sable de oficial del ejército británico, un centenar de municiones y un pequeño barril de pólvora que solo Arthur y Dios… sabrían las razones para conservarlo dentro de la residencia Delaney.

Las armas regularmente recibían mantenimiento ya fueran los rifles, pistolas o afilar los cuchillos. Arthur "exigía" mantener cada preciosa pieza de su armería personal, en las mejores condiciones y pensando en un determinado evento que pudiera requerir el uso de armas. No solamente pensando en la cacería. En cambio, Caroline Baxter pasando gran parte de su vida entre ovejas y modestas personas de una pequeña zona rural. Miraba con cierto temor todas las armas, especialmente los rifles y pistolas procedente del extranjero.

El mayordomo Jasper le explicó que las balas debían ser pulidas con un paño limpio y seco. Claro esas balas resultaban ser destinadas para las pistolas y las balas esféricas utilizadas para los rifles. Arthur permitió a su hijo escoger libremente los rifles o pistolas como disponer del juego de cuchillos para cazar.

Edmund decidió llevar consigo un cuchillo de cacería con una curvatura de unos 7 cm en la punta, la pistola de doble cañón de origen germano y un rifle recortado de origen francés que permitía disparar fuera a pie o a lomos de un caballo. Caroline solo debía terminar de limpiar las balas y daría por finalizada la noche.

–¡Caroline!– dijo Jasper.

–¡¿Sí?!– pregunto la pelirroja.

–Mañana debes asistir a nuestro joven amo…– señaló Jasper viendo fijamente a la pelirroja. –¡No te preocupes por los quehaceres, yo me encargare de todo!– indicó.

–¡¿Lo dice mi padre?!– preguntó Edmund.

–Su señora madre me dio ese mensaje y cualquier queja con ella– contesto Jasper, inspeccionando el filo del cuchillo de cacería.

–Hmmm… no hay quejas– rezongó Edmund. Personalmente, la presencia de la pelirroja le resultaba bastante tolerable y trataba como si fuera una "amiga" sumamente estimada.

Sabía directamente por Katherine sobre lo sucedido en el convento y el desastre previo a la muerte de la progenitora de la pelirroja. El reloj marcaba cerca de las diez de la noche y debían levantarse a primera hora y presentarse en la mansión Crane.

–Saldremos a primera hora de la mañana– dijo Edmund.

–Sí, joven amo Edmund– contesto Caroline.

–Todo estará listo a su salida, joven amo– anunció Jasper, inspeccionando el filo del cuchillo de cacería.



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En el texto hay: sirvienta, inglaterra, sigloxix

Editado: 08.02.2021

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