Madre Sustituta

Capítulo 3

Nina

Han pasado unos meses desde que firmé el papel que marcó el cierre de un capítulo en mi vida. El divorcio, aunque suene liberador, ha dejado cicatrices que a menudo se manifiestan detrás de mi sonrisa.

No ha sido fácil, después de separarme, mi propio padre me ha catalogado como una "decepción" para la familia y vivir con eso se ha convertido en una lucha interna.

Ya tengo suficiente con sentirme fracasada, al parecer nadie habla de lo patético que es perder un matrimonio y de paso, ser infertil.

Los días transcurren en un vaivén de emociones; las oportunidades en el modelaje se han visto mermadas a causa de no portar un apellido tan influyente como el Meyer. Sin embargo, mi determinación nunca me ha claudicado, en mi corazón arde el deseo de redefinir mi vida, de ser más que la sombra de mi pasado y de demostrale a los demás que están equivocados.

Es una mañana radiante en Milán, el aire está impregnado de una energía vibrante, transmitiendo la promesa de algo grande, me encuentro en el backstage de uno de los desfiles más esperados de la temporada, un evento que reune a las mentes más brillantes y creativas de la moda. A pesar de las dudas, realizo un nuevo arreglo en mi cabello castaño, la maquilladora me pinta los labios rojos para resaltar mis ojos azules.

El estruendo de la música me hace sentir viva, las luces del escenario brillan intensamente mientras las modelos comienzan a desfilar, espero mi turno, sintiendo esa adrenalina que me hace temblar hasta que finalmente camino hacia la pasarela, cada paso es un recordatorio de que estoy de vuelta.

A medida que avanzo, siento una mirada intensa, en medio de la multitud, hay un hombre que me observa con una mezcla de admiración y curiosidad, pero no le doy gran importancia, me mantengo enfocada en llegar hacia el extremo de la pasarela para hacer varias poses para que los fotografos puedan hacer su trabajo.

Sonrío, doy la media vuelta para caminar de regreso, moviendo mis caderas de lado a lado.

Puede que solo haya tenido una salida, pero al menos logré hacerme un hueco en este desfile de alta costura, una oportunidad puede llegar a cambiar tu vida para siempre, no sabes quién está sentado entre las filas estudiando tu potencial. El desfile concluye, así que somos conducidas a un tipo de salón especial para el after party, me he cambiado por un vestido corto dorado que resalta mi piel bronceada y tacones de tacón a juego.

Al estar disfrutando de los resfrescantes cocteles y de la música, no tardo en querer descargar mi vejiga en el baño, por lo que me muevo rápidamente hacia la salida del salón que da con un pequeño jardin donde están ubicados los tocadores.

—¿Eres tú la chica del momento? —pregunta un hombre acuerpado y de traje negrfo en un perfecto italiano que entiendo con facilidad, su tono es suave pero firme.

Si algo tengo que agradecerle a mis padres, es por haberme inscrito en una academia de idiomas cuando era una niña.

Giro sobre mis talones y me encuentro cara a cara con él.

—¿Disculpa? —lo miro confundida, seguramente está confundiéndome con otra persona.

—Hola, soy Adamo —se presenta con un apretón de manos cálido—. He de decir que has brillado en la pasarela. ¿Cómo te llamas?

—Soy Nina —respondo, sintiendo un pequeño cosquilleo en el estómago.

Me ofrece una sonrisa, su interés genuino es palpable, es un señor que debe estar en la tercera edad, puedo notarlo por su cabello blanco y las arrugas en su rostro.

—Mi jefe está interesado en conocerte.

—¿Tu jefe?

—Si —asiente—. Es un empresario reconocido, exitoso y cien por ciento sangre italiana.

Me quedo unos segundos en silencio, sorprendida por la revelación. La idea de que alguien tan distinguido y poderoso quiera conocerme me deja sin palabras.

—No sé si sería apropiado.

Adamo me mira con una chispa de complicidad en los ojos, como si supiera algo que yo aún no comprendo del todo.

—No te preocupes, Nina. Mi jefe no es alguien que te quiera poner en aprietos. Solo le gustaría conocerte en persona, quizás para ofrecerte nuevas oportunidades. Es un hombre que valora mucho el talento y la belleza auténtica, y tú tienes ambas cosas.

Me ruboriza un poco el cumplido, y aunque mi instinto me dice que quizás debería alejarme, también siento una curiosidad creciente por saber quién es ese "jefe" y qué es lo que busca exactamente.

—¿Y cómo podría ponerme en contacto con él? —pregunto, intentando mantener la compostura.

Saca un pequeño papel de su chaqueta y me lo entrega con cuidado.

—Aquí tienes mi tarjeta. Solo dile que tu nombre es Nina y que Adamo te envía. Él sabrá qué hacer.

Tomo el papel, sintiendo cómo mis dedos tiemblan ligeramente. La noche aún tiene muchas sorpresas preparadas, y quizás esta sea una de las más interesantes.




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