Anochecer es anochecer y no hay más acertijo ni enigma al respecto. Debo reconocer en honor a la verdad que le tengo cierta desazón a estos cultos ensoñadores que parecen continuar su singladura sin importarles nada más. Quizás la madrugada, en el trasfondo, sea una colosal máquina generadora de delirios, por más sosegados que parezcan los sueños y la tripulación de a bordo…
Sé interpretar cada señal que como látigo sobre la bestia llegan a mí de formas estólidas. Sé escuchar abatimientos análogos y proyecciones noctámbulas abandonadas, en cualquier caso, cuan correos postales sobre ventanas en voladizo…
Al igual que el churrero produce churros con sus manos de cera y aceite rehogado esta noche, con el alma en un hilo, desentraña complejas estructuras del sueño.
Mirad a esos amantes del día sonriendo como genuinos idiotas. Es evidente que no tienen ni remota idea de cuándo arranca la madrugada. Lucen rostros de siempre pegados encima de sus caras verdaderas. Lo sabe la brizna de hierba en boca del rumiante; la espuma de las olas rompiendo contra caldos espumosos, la Divina Comedia de Dante y la caja de Pandora con instrucciones de apertura en caso de desastre. No pueden estar todos errados…
Este crepúsculo fue dispuesto para trasgos y brujas montadas en escobas juramentadas que hacen de todo menos barrer. Pero también para hadas madrinas aplastadas ante el peso de la verdadera cognición; para coyotes y chacales filmados en technicolor y para espíritus que en el recodo del bosque enflaquecen de soledad…
Siempre alborada, desnuda al carece de pudor. ¿Soñará consigo misma? ¿Por qué no le preguntas? Vaya, este sueño ha olvidado darle cuerda al corazón del soñador y peor todavía; coherencia a la sesera.
—¡No! Déjate de simplezas, hay muchas más diferencias entre dos hombres que entre tú y yo—. Asevera el martín pescador (sin dejar de tragarse un pez) a su amigo el erizo. Éste se ha puesto la chaqueta de púas del revés—. Va ser una noche larga —contesta cerrando la cremallera…
Inspiro fuertemente para cargarme de oxígeno, contaminado o sin contaminar me siento humano. Sal en las heridas y lejía para las pústulas pues en este intrincado laberinto soñador no hay cabida para comportamientos racionales.
La garza migratoria me cuenta chismes del otro lado del charco; cabezudos y trapecistas, enanos y deformes cortan a hachazos las cadenas del desprecio. Esta noche propiamente mentada se deja consumir por el exceso de alcohol. Cómo hablarle y cómo dejar de hacerlo. Clarea empero oscurece porque al ensombrecerse se aclara ¿te aclaras tú?…
Siéntate enfrente al televisor. Joven y tersa amanecida que no puede ser más inoportuna ¿qué ve en pantalla? ¿Tiempos malhadados? Ni la más remota idea de cómo efectuar la búsqueda. Pero ¿cuál es su intención? Además ¿buscar qué? ¿Encontrar el porqué?...
En el altozano un molino de agua al que no le llega ni gota. En el deshielo un antiguo hombre de las nieves pone cara de haber dormido demasiado. Madrugada desvestida por hombres lobo peleándose por el último pedazo de luna llena. No son ésas mis opciones. En derredor convivientes que sin haberlo sido jamás adoptan cuerpo y mente de otros animales para seguir despiertos en este soñar...
Si alguna mente inquieta pregunta razones para seguir pegado a la cama di que no hay más que necesidad de ello. Somos empedernidos concursantes del amaño, diablos en lo personal y mártires de vista al público. Le han robado la miel a las abejas y sin embargo éstas se exigen producir más…
Pasando el puente del firmamento un camión cargado con ganado. Cruza veloz. Las terneras tienen la mirada perdida en la noche y el conductor en la carretera. Pronto pasarán ellas a la cabina y él al remolque ¿por qué no? Todo es carne…
Nebulosas reinstaladas en discos duros sin contraseña. Deslucen cada enlucimiento aplicado al otro lado del desvelo, cerrando portezuelas que anteriormente llevaban a buen cobijo ¿o no? Noche arrastrada de los pelos; compuesta por retazos de penas, transeúntes solitarios y rutas rurales sin albergues. Filamentos de cristal traslúcido a modo de gargantillas, jónico capitel y la última batalla del Peloponeso. Sin duda, madrugada para olvidar así como olvidamos nuestras cabezas sobre la almohada…
Ruiseñor de la mañana alísame el cabello con tus gráciles trinos. Sé que la tierra es plana como llanas son las pesadillas sin pedigrí. Figurantes de atrezo incapaces en su cobardía de acobardarse. Estériles batracios sensibilizados ante el drama de la contaminación del medio natural.
¡Fantasía! ¡Invenciones! Pueriles telares de raso a la luna envolviendo antes de ser quemados por el sol. Para cruz este sueño liberador de gases efecto invernadero. En algún punto del susodicho un tigre erudito sentado en un escritorio de corte Isabelino. El felino gusta de escribir sin ser interrumpido por el hambre. Hormonas hermanas, cauces y ríos liberados, opresión del reo que en penitencia jura y perjura arrepentimiento. Larga ensoñación sea…
Mi dulce quemazón forrado por sábanas de franela e incoherencias considerables. ¡Bah! Personaje esperpéntico penando por no ser él, no ser lo que es, ni siquiera recién vomitado por el estómago de una ballena…
Veo un licántropo orinando en los límites de la ciudad y a un vampiro mordiendo el cuello de una muñeca tan real como su reflejo en el espejo. Si he de argumentar por escrito mis ensoñaciones recurriré al tachón y al oportuno manchón de tinta sobre el papiro coniforme. Nada importa pues el conjunto importa bien poco. Abdicación, felonías y Judas sin monedas plasmados en vidrieras opacas. Acusica, chivato, soplón empero paradigma de lo que debía ser hecho por la gloria de los siglos...
A lo largo de la noche y a lo ancho de la habitación descifro, en posición fetal, el lenguaje corporal de un mago desposeído de hechicería; el del caballo de guerra que en tiempos de paz tira del arado, el de la división celular produciendo más mentecatos y el de las flores que nunca abren a primera hora...
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Editado: 25.03.2024