Los caminos de la mafia son muy difíciles, para algunos, claro. Estar sentado en un sillón todos los días y fumar puros no parece una misión ni dura ni complicada, hasta que llega el momento de matar. Porque esa es su función principal, matar. Realmente no importa a quién o qué maten, a los de otra mafia, a un político, a un religioso, un perro, etc… , eso sí, deben ser personas importantes, si no no merecen la atención de la mafia. Aunque, hay una cosa mala en todo esto, si eres mafioso, tienes que saber que van a matarte, dónde, cuándo y cómo sea. Es lo peor de la mafia, tienes que vigilar todos tus movimientos y estar atento las 24 horas del día si quieres mantenerte vivo, puede que ése sea el único punto débil. O puede que no. Los mafiosos siempre son gente de família, como Charlie Swan, el pez gordo de una de las mafias más poderosas de Italia. ¿Su punto débil? Su hija. Isabella. A la que no deja salir ni a sol ni a sombra. O por lo menos eso es lo que él cree. ¿Otra mafia importante en italia? La de Emmett Cullen, hijo de Carlisle Cullen, que fue asesinado hace muy poco junto a su mujer. Como ya habréis dado por hecho, dos mafias poderosas no pueden ser amigas, asi que no, no lo son. Pero ¿qué es la amistad y la enemistad en el mundo de la mafia?. Mentiras.
Esa mañana, como todas las anteriores, se levantó tarde. Llevaba unas cuantas horas despierta, pero simplemente no quería salir de la cama. Era el único sitio donde se sentía a gusto, segura y ella misma, además de cómoda y calentita.
Se dió un baño y se vistió con la ropa que una de las encargadas le había dejado encima de la cama. Bajó las escaleras y llegó hasta el amplio salón. Se tumbó en el sofá y encendió la tele, esperando que aquella mañana hicieran algo mejor que la anterior, y la anterior, y la anterior. Pero no, siempre era lo mismo. Su vida era así, una rutina de no hacer nada. De no ser nadie.
Él llevaba despierto desde las cinco de la mañana. Su hermano, del cual era ahora su mano derecha, le había pedido que se encargara de unos asuntos urgentes que debían ser liquidados antes del mediodía. Una vez se había encargado de ello, se fue a casa, o mansión, más bien dicho.
Ella seguía mirando la tele sin ver nada. Quería salir de ahí, que le diera el sol. Había visto por la ventana de su habitación que hoy era un día soleado, por lo que supuso que ya estaban en verano, estar encerrada todo el día había hecho que perdiera el sentido del tiempo hacía ya mucho tiempo, si es que alguna vez pudo tenerlo. Su mayor deseo en esos momentos era salir, que le diera el sol, ponerse morena. Puede parecer una tontería, pero para ella estar morena era un símbolo de libertad, la gente morena podía salir a la calla, el sol podía darle en la cara, olían las flores, tocaban las plantas, simplemente paseaban por las calles. Ella era pálida, muy muy pálida, solo salía de casa hacia la limusina de su padre, y de la limusina a casa de vuelta. O eso creía su padre. Se escapaba dos noches a la semana, y veía a toda la gente cenando y charlando en los pubs i los bares, veía a los enamorados darse besos y caricias y sentía una gran envidia hacia ellos. Escaparse le había permitido tener un poco de sentido de la orientación. Pero de noche no puedes ponerte morena, el sol no puede darte, y puesto que tenía que llegar a casa antes del amanecer, nunca llegaba a sentir el sol en su piel. Pensaba en sus deseos imposibles hasta que vio a unos hombres trajeados entrar al salón, su padre llegaba, como cada día. Una vez los guardaespaldas se separaron y permitieron que Bella viera a su padre, ella se dió cuenta de algo, había alguien más con él, una persona a la que no había visto. Era moreno, muy fuerte y alto, y debía ser más o menos de su edad. No podía decirlo exactamente porque no veía a muchos chicos de 17 años, ni de 3 ni de 5. Su padre se acercó a ella con una mirada radiante, como si le acabaran de dar una muy buena noticia.
-Isabella, querida mía, te presento al señorito Jacob Black. -El chicó adelantó unos pasos hacia delante hasta quedar donde se encontraba Charlie. -Él es tu prometido.
-¿Qué?. -Se escapó de los labios de la chica.
-Bueno, él es el hijo de un gran amigo mío, Billy Black, que desgraciadamente murió hace unos días asesinado. Después de él y de Cullen creo que está bastante claro quién es el siguiente, así que no quisiera irme sin dejar a alguien a cargo de esta tan valorada mafia, además, creo que ya va tienes edad para contraer matrimonio, si dejo que pase más tiempo, luego nadie va a querer casarse contigo- la chica lo miraba incrédula- así que he decidido dejar este negocio en buenas manos, y claro, no puedo dárselo así como así, tiene que pertenecer a la familia, asi que, he decidido que va a ser tu marido, ya sabes, todo debe quedar en família, asi lo dice el código de la mafia.
-Pero… . -Dijo ella
-¡No me reproches Isabella!, ¡aqui las cosas se hacen como yo las digo!.
Sí amigos, ahí otro gran problema de las mafias, los hombres creen que pueden controlarlo todo y que su decisión debe ser siempre acatada, y sabeis que es lo peor? que siempre justifican sus errores y sus miedos diciendo que "así lo dice el código de la mafia" una frase de cobardes, no se supone, que alguien que es capaz de matar a quien sea, no debería ser capaz de reconocer sus acciones y aceptar las consecuencias?. La respuesta es obvia pero no puedo decirla, ya sabéis "así lo dice el código de la mafia". Pero, quién le diría a Isabella Swan que todo eso la conduciría a algo totalmente diferente, totalmente nuevo si ella lo aceptaba, o ¿es que acaso estaba dispuesta a arruinar su vida?.
-¡Peter!. Prepara los aposentos del señorito Black, a partir de hoy va a vivir con nosotros… . -Y dicho esto se retiró, con sus guardaespaldas pisándole los talones.
Se quedaron ella y Jacob solos, y él lo único que hizo fue sonreir arrogantemente, como si ella fuera un premio muy preciado por todo el mundo y él fuera el único que podía tenerlo. Ella no aguantó más, ¡su comportamiento le estaba poniendo de los nervios!. Y se suponía que ella, ¡tenía que casarse con éso!, ¡si ni siquiera le conocía!, maldecía al maldito código de la mafia, maldecía a su padre por nunca tenerla en cuenta, por tratarla como un juguete, y una vez en su habitación decidió que las cosas iban a cambiar. Esta vez ella no sería el juguete porque, ¿cuál és el punto débil de Charlie Swan?. Exactamente. Ella.