Se levantó del mejor de los humores en los que nunca se había encontrado. La charla de ayer con Edward le había ayudado a desahogar todo lo que sentía dentro, además de que se había dado cuenta de que tenía mucho en común con el chico de cabello bronze y profundos ojos verdes.
Su padre ya estaba de vuelta en casa, y tan feliz como siempre.
-Bella, hoy he estado pensando y debido al incidente de ayer, creo que tendré que adelantar tu boda. La tenía planeada para dentro de 3 meses, pero creo que lo mejor será hacerla el mes que viene.
-C… , cl… , claro… . -No sabía qué decir, su plan se le estaba saliendo de las manos, no le daría tiempo a hacer todas esas cosas que quería hacer antes de morir, pero bueno, ése era su objetivo principal y debía ser cumplido.
-Así me gusta hija, sabía que te alegrarías de mi decisión. -¿Acaso me ves feliz?, ¿acaso sabes como me siento en este momento?, quería gritarle Bella a su padre, pero en lugar de eso calló, como hacía siempre.
Había quedado de verse con Bella por la noche, la verdad es que no sabía exactamente qué era lo que esa chica tenía. La manera en la que le había contado todo, como si él fuera un amigo de toda la vida, alguien que conociera profundamente, y no alguien a quien acababa de conocer le había sorprendido. Realmente, era un chica rara, pero con mucho encanto, con algo que a él le llamaba la atención. No podía dejar de pensar en ella, pero ya no sabía de que manera lo hacía, como un trabajo del que debía ocuparse, o de la chica de su edad con sus mismas preocupaciones y sus mismos anhelos. ¿Por qué era todo tan difícil?. ¿Por qué simplemente la vida no podía limitarse en estudiar, salir con los amigos, tener una familia, y acabar muriendo de viejo?. ¿Por qué el no podría vivir nunca eso?. ¿Por qué tendría que hacer un testamento días antes de saber que sería asesinado tal y como hizo su padre?. Era ridículo, todo era ridículo, toda esta mafia, toda esta muerte en vano. Todo era estúpidamente ridículo.
Se vistió informalmente con una camisa azul, una americana negra y unos pantalones tejanos pero elegantes. No sabía cual era el plan, pero si sales por Roma de noche, los únicos lugares a los que puedes ir son los pubs.
Bella se había pasado la tarde releyendo Cumbres Borrascosas, uno de sus libros favoritos. Lo había encontrado un día en la habitación de su padre, una caja que supuso, y no se equivocaba, eran las pertenencias que su madre no se llevó aquél día, quizá porque sabía que con lo curiosa que Bella podía llegar a ser, las encontraría un día. Quizá su madre le había dejado aquellos libros para demostrarle algo, para explicarle algo.
Pero aquellos libros solo hablaban de amores imposibles, amores que iban más allá de cualquier sentimiento, amores por los que se sufría.
Esos libros le hacían preguntarse si algún día ella legaría a tener a alguien como Romeo a su lado, alguien que fuera capaz de arriesgar su vida por ella, de dárselo todo, sin esperar nada a cambio. Y también se preguntaba si alguna vez ella sería la Julieta de alguien. El amor era algo que desconocía, pero que no tendría tiempo de disfrutar.
Sabía que irían a un pub, así que se puso un vestido de cóctel morado con escote palabra de honor, se ceñía a la cintura con un lazo al lado y caía como abombado. Era muy corto. Se calzó unos zapatos de tacón color nude, ese día quería destacar por su vestido. Se pintó muy poco, dejando que se la viera de una manera muy natural, peinó su pelo con una cola al lado y decidió que se veía presentable. ¿Que cómo iba a escaparse esa noche?. No podía utilizar el truco de los somníferos otra vez, no con su padre. Jacob había estado todo el día observándola desde cerca, y no podía permitirse que él la siguiera. Quería disfrutar del poco tiempo que le quedaba con alguien totalmente de fuera, alguien con quien estuviera cómoda. Y ella sabía que ése alguien era Edward.
Era extraño ver como habían cambiado las cosas, ella sólo había ido a pedirle que salieran para que su padre les descubriera, momento que estaba planeando y que pensaba hablar con Edward, pero después de la charla de ayer, sintió que realmente tenía un gran conexión con ese chico, y que, ya que iba a irse igualmente, quería por lo menos conocerle algo más.
El plan de hoy era, administrar los somníferos en la cena de Jacob. Con su padre no había problema, había estado escapándose muchas noches desde los 8 años como para que ahora su padre empezase a notar algo.
Esta vez no irían en moto. Aprovecharían para ir a cualquiera de los pubs que se encontraban cerca de la mansión, así que irían caminando. Cuando ella abrió la puerta, él no pudo reprimir abrir la boca. Estaba preciosa, más de lo que estaba ayer mientras tomaba el sol. Esa chica no dejaría nunca de sorprenderme.
-Tengo que contarte algo. -Dijo ella.
-¿Qué?. -Al chico se le hacía raro que se tuvieran tanta confianza al segundo día de conocerse, pero no le parecía mal, era algo que le gustaba.
-Mi padre ha adelantado mi boda. -Dijo ella molesta.
-¿Por qué?.
-Todo fue por el estúpido truco de los somníferos, está paranoico con que le van a matar y se tomó éso como su primera señal, ahora quiere que me case con Jacob porque quiere llevarme hasta el altar y quiere ver como me caso con el hombre que me hará mas feliz en toda mi vida. -Dijo sarcásticamente.
-Un momento… , ¿tu prometido es Jacob Black?.
-Sí, ¿le conoces?.
-Desgraciadamente sí. - Hizo una pausa. -Fue uno de los que se encargaron de matar a mi padre.
-La cuestión es que, ¡no quiero casarme con él!. -Dijo ella cambiando de tema para que su acompañante no se pusiera triste. No le gustaba ver esos ojos verdes apagados. -Me trata como si fuera un juguete, como si yo no tuviera opinión propia, exactamente igual que mi padre. -Hizo una pausa. -¿Realmente todo el mundo me ve como algo que puedes usar y después tirar?. -Preguntó ella con voz triste.