Los días habían transcurrido con tranquilidad, en tanto, con Josh continuamos teniendo la misma rutina, solo que ahora ambos estábamos bajo el mismo techo y eso, eso nos brinda una alegría arrolladora. Mamá parece estar en un constante estado de euforia y papá saca pecho con orgullo cada vez que tenemos alguna salida o cenas en familia junto algún socio. Era esto lo que nos hacía falta, era la última pieza del rompecabezas que por años estuvo ahí pero no habíamos podido alcanzar.
Con el tiempo, Josh se desenvolvía mejor en su nuevo entorno y no es que antes fuese incómodo, solo que era, por decir menos, precavido en algunas cuestiones. Siendo así, en unos cuantos días más, creo que Josh terminará por adaptarse por completo.
Y gracias a la temporada concurrida que atraviesa nuestra familia y muchas otras de nuestro círculo, nos vemos obligados a asistir a eventos qué más que entretenidos son aburridos por la repetición de cada uno de ellos. A su vez, tenemos que presidir cenas y como dignos anfitriones, comportarnos con el decoro y decencia que a nuestra familia la caracteriza. Eso le permite a nuestros padres mostrar con orgullo a nuestra familia unida y completa, oficialmente, después de muchos años.
También nos encontramos con personas muy agradables y otras que, para ser sincera, tengo que dar todo de mí para poder soportar. Nos cruzamos varias veces con el idiota, nada fuera de lo usual, la sociedad entre nuestras familias no lo hace extraño. Extraño es que antes no nos encontráramos, pues a pesar de no haber sido socios sino hasta hace poco, sí estamos directamente relacionados por nuestra naturaleza sobrenatural y por sobre eso, la línea sucesoria de nuestra dimensión.
Así que, como digna curiosa que considero que soy, le pregunté a papá y mencionó que ellos habían estado lejos un tiempo, si bien, él no sabía el motivo. Mencionó también que en varias ocasiones se habían encontrado con ellos, en el exterior o aquí, pero yo era muy pequeña y en consecuencia, me quedaba en casa o bien, iba con ellos pero permanecía en el área para herederos, lejos de cualquier peligro o percance entre familias.
De todas formas es raro que nunca haya coincidido con ellos, o con el idiota, en su defecto, en cada encuentro de las últimas semanas él parecía tener una mirada de reconocimiento, como sí me hubiese conocido mucho antes de lo que lo hicimos.
Toda la situación es extraña, me mira y sonríe y luego no, cierra los ojos y parece estar enojado o quizá frustrado por alguna razón. Es extraño, todo a su alrededor lo es y es un idiota, sí, también es un idiota, no tengo ninguna duda sobre eso.
—¡Eh! —El chasquido de unos dedos frente a mi cara me saca de mi burbuja de pensamiento— ¿Dónde estás? Has estado mirando a la nada desde que llegamos, Mely.
Josh me mira con curiosidad, si yo soy alguien de naturaleza curiosa, bueno, Josh me gana sin esfuerzo.
—Solo pensaba —sonrío para tranquilizarlo—, pensaba en las últimas semanas, me distraje un poco, no es nada, guapo.
—Como digas, linda, pero ya tenemos que bajar del auto, vamos a llegar tarde.
Tenía razón, y ya estábamos atrayendo miradas. No me agrada para nada, pero nos viene como anillo al dedo, hoy sería un buen día para dar partida al rumor, no era algo nuevo, Tiffany se encargó de ello. No obstante, les daríamos algo real de lo que hablar.
Tan real como puede ser fingir con tu mejor amigo, que además conoces de toda la vida y más que amigo, es tu hermano, está en una reciente relación contigo y que por un descuido, ahora estás esperando los frutos de ese amor.
Frutos, porque sí, nos dejamos llevar con la historia detrás de toda la farsa y para hacer todo más ridículo, decidimos que no sería un bebé, sino tres en su lugar. Ridículo y nadie con dos dedos de frente lo creería, pero bueno, no podemos esperar mucho de nuestros compañeros, la necesidad de hablar de otros les hará caer redondos en nuestra treta.
Sí, ya es hora de empezar con nuestro plan oficialmente, porque sí, las últimas semanas hemos dejado pistas, pero han sido muy sutiles.
—Vamos a ello, Mely.
—Vamos, papi banshee.
Ríe y toma mi mano para empezar a caminar a nuestro aula—: ¿Cómo habías dicho el otro día? —inquiere con diversión—, claro, ya recordé. Algo así como que tú eras la personificación de la fertilidad y yo tenía la mejor puntería del cosmos ¿no?
—Exactamente eso, ¿quién sino embaraza a su novia después de usar protección y la deja esperando trillizos? Solo tú podrías. —digo, lo suficientemente alto para que un grupo de estudiantes nos oiga.
Este es un buen comienzo.
Y mientras tanto, Josh solo ríe y me abraza con fuerza.
❁
Cómo todo un príncipe que, en teoría, él es, me permite pasar primero, saca mi silla y me da un beso en la mejilla, un poco fuera de lo usual puesto que Josh siempre camina a mi lado y en muy contadas ocasiones presta atención a sacar mi silla. Los cuchicheos ya empezaron desde hace un rato, decidimos ignorarlos y centrarnos en nosotros y en qué colores vamos a usar para la próxima cena que tendrá papá. Cómo familia, tenemos que estar todos en sintonía y justo hace unos días ví un traje precioso color verde oscuro. Tal vez verde y negro sean la elección para esa noche.
Aparte de eso, la ansiedad por ver los rostros de todos quienes nos critican o susurran a nuestras espaldas, cuando se den cuenta que todo es falso, sinceramente me carcome. Nunca he sido la persona más paciente, pero puedo aguantar unos meses.