—Oye es la primera vez que veo como brilla —Dijo Darius.
—Pues sí, ve tú y soluciona el problema. Te lo encargo.
—No voy a fallar. —Él dijo con algo de arrogancia.
Darius afirmo con la cabeza y salió disparado por el portal. Llego a la parte norte del bosque. En efecto había un problema, alguien había encendido un incendio que estaba quemando los árboles. Darius trato de apagarlo, con su magia, invoco a una leve brisa, cosa que resulto exista, quedando solo las cenizas, vio que algunos hombres estaban escapando por los senderos del bosque. Rápidamente los alcanzo y los detuvo, eran vampiros. Los acorralo a árbol de buen espesor. Ellos estaban armados y empuñaron cada espada.
—Bajen sus armas, si no lo hacen los mandare a volar. —Uno de los vampiros se negó y se fue contra él. Abanico dos veces pero el filo de la espada no roso el cuerpo de Darius, después el con un hechizo lo mando a volar con una fuerte brisa elevándolo por los aires hasta perderse. El otro enseguida bajo su arma y se quedó quieto en el mismo lugar.
—¿Que estabas haciendo?
—Solo nos dieron órdenes. —El hombre repico con pánico.
—¿Ordenes de quién?
—El gran conde.
—¿Quién es? ¿Y qué quiere con este bosque?
—No lo sé solo cumplo ordenes, déjeme ir.
Darius al ver que el vampiro estaba en pánico, lo dejo suelto. Y regreso a donde estaba la plataforma, ya tenía el poder para abrir el portal dentro del bosque, y lo hizo sin ayuda de la chica. Entro en la plataforma y vio que Vanesa no estaba pero las raíces brillaban todas con tanta intensidad, el bosque estaba en crisis. Rápidamente Darius fue a la raíz del sur. Abrió el portal allí estaba con más intensidad la luz. Ella estaba allí. Combatiendo las llamas de un incendio con su magia.
—Vanesa, es peligroso vámonos. —Darius grito para que ella lo viera.
—No lo pudo dejar Darius. Tengo que hacerlo. Es mi deber. —Las llamas eran más intensas que los ancestrales árboles se quemaban en segundos. Darius recordó lo que ella había dicho antes, que si al bosque le pasaba algo ella sufría también.
—No puedo dejar que te pase algo.
Los vampiros atacaban el bosque como si un hubiera un mañana sin cuartel destruían a su paso todo. Darius sin quedarse con brazos cruzados tomo acciones en el juego. Rápidamente se acercó a la chica. Llego por detrás y levito hasta ponerse a su nivel.
—Te voy a ayudar, no voy a dejar que nada te pase. —La chica lo miro por un instante y después volvió a la batalla. Los vampiros pasaban por un lado de ellos como el viento que emitían de sus hechizos. Darius concentro su poder en las manos, Uso su don e hizo que todas las marcas de su cuerpo brillaran, enseguida un poder descomunal empezó a brotar de él. Su poder era impresionante los vientos de todas las direcciones estaban formando un tornado en la parte superior del bosque, el viento estaba logrando controlar las llamas. Vanesa se sorprendió del poder que ocultaba el Nefelim era impresionante, ella dejo de invocar a su magia ancestral. Pero los vampiros vieron como Darius estaba dañando su plan y ellos se fueron sin cuartel contra él. Al ver eso Vanesa se interpuso entre todo vampiro que intentaba tocar a su chico.
Pasaron cinco minutos y los ojos de Darius se abrieron, Vanesa estaba completamente sangrando, había cortes en su piel, estaba golpeada y jadeando, su ropa completamente rasgada. Darius vio a los vampiros que estaban atacándola y dejo de invocar los vientos de tormenta se fue a defenderla. Se interpuso entre un vampiro que le iba a dar un estoque de espada. Y le arrebato la espada, y después uso la misma para cortarle el cuello. Ahora el la defendería.
—Perdóname no te pude proteger. Quédate allí, esto lo acabo yo. —Pude ver que los ojos de Darius estaban completamente rojos. Brillaban como la sangre y de su espalda brotaron alas negras.
Sin piedad atacaba a los vampiros, ellos eran muchos, demasiados era un sin números de entes malignos que atacaban sin piedad como si los consumiera la necesidad de matar. El con agilidad pasó entre los vampiros, cortándoles el cuello a gran velocidad. Pero llegaron más, y un ejército venia de la zona norte. Vanesa lo vio, la verdad eran muchos y Darius estaba entretenido luchando con los demás. Ella miro sus manos, llenas de sangre, su cuerpo empezaba a fallarle, le pesaban los ojos y casi no podía mantener la vista fija en un objeto. Así que decidió jugar la última carta sin que él se diera cuenta. Darius seguía cortando cuellos. Hasta que vio que un ejército se acercaba, enseguida volvió con Vanesa, el vio que la chica estaba mencionando unas palabras, que no pudo escuchar por la distancia, entonces se acercó lo más rápido posible.
—Vanesa vámonos viene un ejército.
—No puedo.—Darius se quedó impresionado, hasta dejo caer la espada al piso—. Vanesa estas… estas… estas sonriendo. —Vanesa sonreía con una bella sonrisa negó con la cabeza. Pero Darius se dio cuenta que era la sonrisa más bella del mundo.
—No te voy a dejar que mueras. Te debo mucho.
—No soy yo, la que te debe todo, mi sonrisa, mis ganas de vivir, mi alegría, aquellas tardes en la soledad eran una agonía, que pensaba que nunca terminaría.
—¡Vanesa!—Grito Darius intentando detenerla pero ella lo ignoro.
—Pensaba que no recordaría nunca que era dormir, o sentir amor. —Vanesa empezó a brillar de la nada, una luz intensa salía de su interior— pensaba que no volvería a sonreír. Pero pude, gracias Darius eres muy bueno conmigo. Y el bollo que comí estaba muy bueno. Yo también quiero darte algo. —Vanesa se acercó a él, y lo beso— no quiero que mueras aquí, por eso te doy eso. No estoy segura de que pueda acabar con todo.
—Vanesa vas a morir, yo no quiero eso.
—Darius, hasta la flor más bella al final se marchita.
—No.
—No quería que vieras mi sonrisa el día de mi muerte pero, si no la vez no la veras nunca. —Vanesa volvió a sonreír. Con los dos índice y medio apunto a los ojos del chico y lo segó por momentos, él se echó para atrás con el dolor en sus ojos, Vanesa invoco a unas ramas que lo atraparon de pies y brazos y lo pusieron lo más lejos posible. Darius gritaba de dolor. De angustia y quería liberarse de aquella ataduras para evitar que su amada se sacrificara.
—Vanesa suéltame. Escapemos juntos. —Darius gritaba con dolor, pero nadie lo escuchaba ya estaba muy lejos de la chica, Vanesa de un momento a otro empezó a brillar más, volteo a ver a Darius a la distancia.
—Darius han sido los mejores días de mi vida, adiós. —El último acto que hizo fue lanzar a donde estaba el Nefelim una semilla, Darius la atrapo. La luz era más intensa y cuando el ejército de vampiros estaba detrás de ella, soltó todo su mana. Toda la energía del bosque. Y una esfera de luz y fuego se creó, de ella ya no quedaba nada, más el cielo se ilumino como si fuera el día, y los vampiros empezaron a convertirse en polvo esfumándose en el aire. Mientras Darius yacía con lágrimas viendo todo en la seguridad de las ramas que había invocado Vanesa. El pequeño sol era tan intenso, que ilumino el cielo por más de dos horas. Ningún vampiro quedo vivo, y los animales que estaban en el interior del bosque saltaron afuera de él.
Cuando el espectáculo termino aquella bola esfera de fuego se desvaneció en el aire, como gotas cayeron por todas partes. Darius cayó del aire a la profundidad del bosque. Cayó sobre un árbol y las ramas le golpearon hasta que finalmente llego al piso. Cuando llego intento levantarse pero fracaso no tenía fuerzas y en un choque frenético de dolor, gritaba el nombre de su amada. Tanto hasta que se quedó sin voz y sin ganas de hacer algo, sin energías y finalmente dormido en la tierra.
Darius detuvo el pensamiento esos eran todos sus recuerdos. Estaba aún lado mío, pero no dijo ni una palabra, era como si no quisiera hacer nada más. Yo intente hablar en realidad estaba un poco triste su historia era impresionante pero no con un final feliz. Intente hablar, hasta abrí la boca pero no salía nada. Entonces vi que se estaba limpiando sus lágrimas, yo solo actué y le plante un abrazo. Salimos de la mente de Darius y estábamos de nuevo en mi cocina, estábamos abrazados, su cuerpo era demasiado caliente. Como si nunca dejara de estar así.
—Es duro pero debes ser fuerte.
—Sí.
El timbre de mi casa sino, inmediatamente me despegue de él, y me levante de la silla, alguien había llegado y se lo veía lo delataría.
—¿Sonó algo? —Pregunto él.
—Es el timbre alguien viene, escóndete en el sótano, es más convierten te de nuevo en ese gato de nuevo.