El humo volvió a emerger de la nada y se convirtió en el pequeño gato, después se fue corriendo al sótano. Los platos que aún estaban en la mesa los escondí debajo del fregadero. Ya era la cuarta vez que sonaban el timbre, yo fui corriendo a ver quién era, quite el seguro mágico. Y la figura inconfundible de mi amiga se dejó ver en la casa. Era mar, parada con una mano en la cintura y un pie bailarín que no paraba de subir y bajar, sin mencionar la cara de jefe que tenía en ese día. Estaba de mal humor, de muy mal humor tanto que ni siquiera pregunto cómo avanzaba la lesión. Entro en la casa y miro un par de veces a la cocina después se fue al sillón y se sentó, yo la seguía para donde iba.
—¿Porque tardaste tanto en abrir la puerta? ¿Acaso te estabas masturbando?
—Oye no digas eso, yo no soy una pervertida. —Sí que había sido un mal día para ella, estaba cortante y en sus palabras se notaba una cierta pizca de enojo, claro no hacia mí. Además estaba indignada, como que masturbarme. Esas cosas no se dicen.
—No lo digo por eso, es que te tardaste mucho, pero dime ¿cómo estás?
—Estoy caminando. ¿Te paso algo en la escuela? ¿Paso algo con Josu? —Ella afirmo con la cabeza, pero queriendo negarlo—. ¿Qué dijo?
—Nada.
—Dime no te puedo ayudar así.
—Es que… —Mar paro de hablar y suspiro, estaba buscando las palabras, mas yo no la deje seguir. Estaba más que claro.
—¿Estas enamorada de él? —Afirmo con la cabeza.
—Mau. —Darius venia caminando por la casa en su forma animal. Y Mar miro de una vez a donde estaba el. Cuando lo vio frunció el ceño
—¿Desde cuando tienes gato?
—Lo adopte ayer. —Rezaba a dios para que Darius no se transformara en Nefelim. Me acerque al gato y lo tome de la barriga. No estaba bien que las cosas se salieran de control.
—Déjalo es bien guay. —Mar me lo quito de las manos y se lo llevo al mueble con ella. Parecía que Mau estaba sonriendo con una estúpida sonrisa burlona, cosa que no pude comprobar porque al gato no se le marcaba la sonrisa. Pero de seguro se estaba riendo por dentro.
—¿Entonces que paso con Josu?
—Está muy raro, ayer se me declaro, y hoy cuando pase por un pasillo se me quedo viendo hasta llegue al salón. No podía quitarme el ojo. —Darius estaba muy feliz entre los pechos de mi amiga, jugando con ellos.
—Pero porque no le dices que lo intenten, igual si lo llevan con cuidado tiene algo de tiempo.
—La cura es en unos meses, no quiero enamorarme. Recuerdas lo que le paso a Canela Holmist
Claro cómo olvidar el caso de Canela. La pobre chica antes de terminar la preparatoria se suicidó por amor, dijo que si no podía estar con él, no quería vivir y tomo un cuchillo y se cortó las venas en su cuarto a media noche. A la mañana siguiente sus padres la encontraron muerta con una nota de despedida.
—No creo que pase lo mismo.
—Tú qué sabes.
—No sé mucho del amor, pero sé que si das recibes.
—Pero el problema es que te encariñas y después esa persona se vuelve una adicción.
—Nunca has tenido un novio Mar.
—Tu tampoco Lenya.
—Pero yo… —Casi digo que sentía algo por Héctor mas cerré mi boca a tiempo—. No pierdo la fe en intentarlo.
—Pero tú eres tú y yo soy yo. Las cosas son diferentes y si mis padres se enteran me matarían.
Era verdad los padres de Mar eran de lo más estrictos por las cosas de la escuela, calificaciones, futuro, todo eso. Y hasta habían sido selectivos para dejarme ser su amiga. Aunque le llevaba conociendo desde mucho tiempo.
—Pero te ibas a fugar Portville a una fiesta.
—Es distinto Lenya. Eso solo era una noche.
—Entonces ¿porque no haces que él sea un solo mes?
—No.
—Así es difícil ayudarte.
—Cámbiennos de tema, va a ver otra fiesta en Portville. Es el sábado a las nueve de la noche. ¿Quieres ir?
—¿Tú vas Mar? —Ella afirmo con la cabeza.
—Entonces iré. Quiero conocer a esos amigos tuyos.
—¡Perfecto! —La alegría en el cuerpo de Mar era perfectas hasta arrojo al cielo a Darius un par de veces. Y lo volvió a atrapar.
—¡Oye y que paso con las cosas de la biblioteca!
—¡oh! si verdad debo regresar todos esos libros el miércoles en la mañana igual yo no me sirven.
—¿Porque?
—Digamos que un ángel me ayudo…
—Un ángel —Ella frunció el ceño.
Yo afirme con la cabeza era gracioso el ángel que menciona estaba justo en sus brazos convertido en un gato para no ser descubierto.
—Lenya crees que tengo algo de trasero grande.
—Hmm—Continúe hablando después de un largo escrutinio— ¿Que te puedo decir? —Me lleve las manos a la barbilla para pensar. Ósea si le veía una leva caída pero grande no mucho—. Algo ¿por?
—Josu me mira mucho. —Yo reí frenéticamente. Más bien como una loca. Ella también rio. Tanto que llenamos la salas de alegría.