La tarde paso entre golosinas y frituras mientras conversábamos de como a Josu le gustaba quedarse como un tonto viendo a Mar. Aunque nuestros juegos eran sanos estaba mal de que nos burláramos del pobre chico, estaba enamorado de Mar, que culpa tenía que ella fuera una loca bipolar. Que le gustaba complicarse la vida. Eran como las siete de la noche, y no se quería ir, estaba muy cómoda jugando en el sillón con Darius. Que no se transformó nunca en un Nefelim, mantenía su forma de pequeño gato. Que sutil mentira, ella jugaba por el criminal que toda la confederación buscaba. Las mentiras solo son verdades disfrazadas.
Después de un rato ella dijo que se iba, el portal de la puerta estaba abierto, y ella se despidió de mí con su mano, después poco a poco lentamente se marchó, la puerta se cerró y yo puse el seguro mágico. Quedamos en encontrarnos aquí antes de ir a la fiesta el sábado. Era emocionante podía ver como cruzaban sin usar el puente. E iría a Portville. Recuerdo que era una ciudad con edificios grandes y muchos lugares donde comprar cosas. Era comparado con la capital central. Pero nunca volví a ir. Darius dejo su forma animal y volvió a su estado original.
—Es mona tu amiga. —Dijo como si quisiera algo más.
—Si pero ya escuchaste tiene novio.
—Creo que un mocoso que está detrás de ella, no es un novio y además yo tengo a Mi amada Vanesa y no voy a parar hasta que sea mía.
—Si lo sé, ¿pero porque el interés por ella? —El sonrió.
—Su actitud me recuerda a ella. —En ese momento dejo de hablar y se transformó en aminar, pero esta vez en un zorro de color negro. y se fue de la sala, en dirección al sótano.
Yo enseguida fui a la cocina para preparar la cena. Y después a leer algo más del libro. Prepare rápidamente mi comida y subí hasta mi cuarto, vi antes el sótano, le pregunte al Nefelim que si iba a comer, y lo negó con la cabeza, después con un plato de comida me acosté en la cama y abrí las hojas del libro.
Las cosas estaban muy buenas después de aquel encuentro entre Helena y Mau.
Ya había pasado otra semana, las cosas estaban color de hormiga, en la montaña Mau había recibido una paliza de los oficiales del consejo de sabios y de su padre, por haber estado tanto tiempo afuera, creían que los vampiros lo habían capturado cosa que en parte era cierto, pero no para hacerle daño. Hasta habían puesto una brigada de lobos rastreadores a buscarlo por todo el bosque.
El conde no sospecho de helena, su presencia en el castillo era confirmada por las doncellas que se encargaban de ayudarle en todo. Claro helena les había pagado para que guardaran silencio. Ella por su parte no había recibido castigo alguno. Per pensaba en cómo estaba Mau. La noche llego y la rutina de los miércoles se cumplió al pie de la letra. Primero, la biblioteca después el pasadizo y la caballería correr recostada a la pared del muro y salir por la alcantarilla hasta el bosque donde un caballo, esperaba.
Mau como siempre esperaba cada vez más temprano, aunque la paliza que le habían dado era lo suficientemente fuerte como para dejar los magullones en su piel de color verde, no paro de sentir lo que sentía su corazón. Para que helena no pensara cosas que no eran realidad, como hacerse a la idea que por culpa de ella, le habían dado la paliza de su vida, oculto sus heridas con más ropa de lo normal. Y con algo de cenizas, para que se confundiera con su piel gris. En la cara uso más ceniza para que no se viera los amplios moretones y protuberancias. Y con su cabello en vez de peinarlo hacia atrás, como siempre lo hacía, lo dejo libre, ocultando la mayor parte de la cara. Mau también llevo la canasta llena de comida y postres que le gustaría probar.
Helena llego con su tardío retraso de siempre. Vio al hombre lobo sentado en la roca, y ella corrió a él, con ganas de abrazarlo. El bajo de la roca con un salto y fue a ella. se unieron en un cálido abrazo, donde ella se aferró a su espalda con tanta fuerza que casi se la arrancaba, y él se metió sus brazos por debajo de su cintura y masajeo su espalda baja de arriba abajo. Sus jadeos eran incorpóreos y se escuchaban como éxtasis en cada segundo pasado juntos.
—Te extrañaba. —Ella miro a los ojos del lobo—. Pensé que te había pasado algo. —Él sonrió con malicia.
—Estoy bien. Y yo te extrañe más Helena.
—¿Cómo estás? no te duele nada. —El negó con la cabeza, aunque por dentro el abrazo que le había dado su chica le había echo casi llorar. Estaba en el peor de los estados posibles. Pero soporto con coraje aquel dolor, por su amada Helena.
—No estoy bien, solo un poco cansado, por el vaquiro. Traje comida y postres comamos. —Ambos se sentaron en el suelo sobre la manta y viendo a la luna, comiendo los dulces postres que había traído Mau. Ella se recostó en su pecho, escuchando el latido de su corazón. El acaricio su cabello y puso la mano en su hombro.
—Te tengo una sorpresa vamos. —Él se levantó y se fue a la profundidad del bosque. La chica lo siguió tomada de sus manos. Pasaron por un pequeño sendero hasta unos árboles que parecían ser pinos, cada vez la corteza de los arboles era más espesa. Ella miro por entre los troncos, pero ni la luna penetraba en esa parte.
—Aquí es. —Retumbo la voz del lobo en medio de un área talada de árboles.
—¿Qué es? —Pregunto ella viendo las tablas cortadas.
—Mira para arriba. —La chica hizo caso a lo que Mau le decía, y ella vio la luna, encerrada en una parte del cielo, por los arboles a su alrededor. Un perímetro de como diez metros. La luna se apreciaba perfectamente estando en su eje central. La mejor de las vistas eran a la media noche.
—Mau estuviste haciendo todo esto por lo que hablamos el otro día. —Mau afirmo con la cabeza.
—Esta va a ser nuestra casa algún día.
Ella se sonrojo, estaba pensando que las cosas iban enserio no solo serían manos sudadas. Pero para seguir debían correr riesgos. Algunos eran sus padres y los otros eran morir en la persecución que estos harían al enterarse de su romance. Enseguida Mau sintió la presencia de alguien más en el bosque. Y se puso en guardia. Olfateo el aroma del aire, y después se convirtió en lobo. Rápidamente dio un salto a la profundidad del bosque. Helena quedo impactada y empuño la espada, viendo por donde saldría Mau. Si alguien los había descubierto estaban perdidos. Miraba a todas partes sin cesar, arriba abajo derecha izquierda, todas las partes del bosque se las dejo grabadas en la mente. Escucho en zarpazo de garra. Y unos rugidos, al cabo de unos minutos escucho silencio.
Un cuerpo grande, como el de un lobo cayo en mitad del terreno, donde Mau había cortado los árboles. Helena corrió a verlo, pero no era Mau, el pelaje de este lobo era negro como la noche y sus ojos verdes. Era un poco más grande y su mandíbula llevaba una cicatriz. Estaba tendido en el piso inconsciente. Poco a poco se fue acercando, Helena mantenía la espada empuñada por si el animal despertaba de la nada. Pero al contrario sucedió porque el dejo su forma bestia y volvió a ser un hombre normal. Helena envaino la espada y se acercó a él. El un chico como de la edad de Mau. Su cabello era negro, tenía un cuerpo fornido y era muy alto. Lo que más resaltaba de él, era aquella cicatriz de su mandíbula. En la parte izquierda estaba una cicatriz que caía desde el cachete hasta más debajo de su cuello, era demasiado larga y espeluznante.
Su cabello era muy largo pasaba por debajo de sus hombros y era de color café oscuro. Mau llego dando un brinco por los árboles. Cayo al piso y se transformó en hombre.
—Helena mátalo nos ha descubierto.
—No espera.
—Nos ha visto helena eso conlleva problemas. —El se fue directo a degollarle la cabeza.
—Pero no le conoces es de los tuyos. —Helena se interpuso y lo detuvo, evitando que el matara al espia.
—Es un espía que me puso mi padre para vigilarme.
—Pero si lo matamos llamaremos más la atención.
—¿Qué haremos entonces? —Ella miro al hombre.
—Amárralo intentaremos convencerlo. —Mau hizo caso a lo que helena decía.
—¿Lo conoces?¿ es uno de los tuyos?
—Es de mi manada, se llama Víctor. Era mi mejor amigo.
—¡Que tu mejor amigo!, y ¿ porque lo golpeaste así?
—Por ti.
Helena paro de hablar, estaba pensando, había golpeado a su mejor amigo hasta dejarlo inconsciente solo para que no la descubrieran a ella. Además lo había visto esos moretones que tenía debajo de la axila era un castigo de parte de los miembros de su manada, él no quería decírselo pero lo noto enseguida cuando lo vio. Ella se hizo la ignorante para no iniciar una discusión pero en parte todo había sido su culpa.
—No debiste, no debiste hacerlo, estas ya sacrificándote mucho por mí.
—Lo hago porque Te amo. —Helena se quedó viéndolo a los ojos.
—Es verdad lo que dice.
—Si se la pasa mirando la luna cada vez que está de guardia. —Víctor hablo de la nada. Helena vio al hombre que estaba amarrado de manos.
—Víctor ayúdame. Ayúdame a crear una aldea donde todas las razas puedan vivir en armonía y felicidad. —Mau se acercó a Víctor con la mano estrechada como si quisiera haber saludado sin resentimiento.
—Porque Mau. Tú el señor de la noche, es mejor cazador. —Víctor frunció el ceño— un lobo que no tenía piedad. Soy tu mejor amigo y casi me matas.
—No lo iba a hacer. Solo no quería que vieras a Helena sabría que te pondrías así.
—¿Ella es un vampiro cierto? —Mau afirmo con la cabeza— encima con la raza enemiga, porque no pude ser con una Humana. Tu padre aceptaría mil veces más rápido a la humana que ella.
—El amor no tiene forma Víctor. Me enamore de helena con toda mi alma y si tengo que enfrentarme con los oficiales de la cámara de sabios lo hare. —Helena al escucha a Mau sintió por dentro un fuego mezclado con algo de pena.
—Soy tu amigo.
—Yo también Víctor hemos casado juntos desde pequeños.
—Mau siempre quise ser como tú. Esa fuerza y grandeza que representabas era fenomenal. Y aun lo sigues haciendo, te veías con ella y nadie te descubrió. Mas cuando tu padre me encargo que te vigilara, sabía que algo había cambiado. Pero no te voy a delatar estoy contigo hermano. Somos lobos de la misma manada. Lo de hace rato solo fue por instinto, fue furia segada por el hecho de ver como abrazabas a una chica de la raza enemiga. Perdóname hermano, te lo pido de verdad. —Víctor bajo la cabeza hasta ponerla en el suelo.
—Levanta la cabeza hermano. —Mau desato los amarres de Víctor
—Hermano acompáñame a crear mi villa, quiero que tú seas el alcalde. —Mau y Víctor se dieron un abrazo reconciliador.
Después de un rato entre conversaciones los tres habían forjado una confianza. Víctor le diría al gran conde que Mau solo salió a cazar, Helena había planeado lo que Víctor iba a decir al pie de la letra. Ella era la más inteligente del grupo. Después de un rato Víctor dejo solo a Helena y A Mau.
—¿Cómo es eso que quieres hacer una villa? ¿Tantos hijos quieres tener? —Mau frunció el ceño
—No espera, o sí. Ya va espera. Sé que te quiero tener para mi nada más, los hijos serian una distracción. —Mau atrajo a la vampiresa y la entrelazo a sus brazos pasándolos por su cintura ella puso sus manos por encima de los hombros de Mau y pegaron sus cuerpos tanto como pudieron, ella quedo en el hueco de su pecho justo en donde empezaba el cuello del lobo, y él la tenía justo recostada en el pecho—. Lo que quiero decir, si quiero tener hijos pero pensé en algo. Si hay otra razas enemigas que se quieren como nosotros. Ya sea un humano, con una Mate, o un lobo con una bruja o con una Druida o Hada o con una Demonio o Ángel. Todos ellos estarían como nosotros. Viendo a escondidas y con peligros a sus espaldas. Quiero hacer una tierra para nosotros, donde tú puedas ver las estrellas y donde ellos puedan amar con libertad.
—¿Pero van a ser muchos? ¿Cuántas razas serán? —Helena parecía preocupada por la cantidad de los habitantes de esta villa.
—Pues…Enanos, Duendes, Elfos, Hadas, Nomos, Ángeles y Demonios, Hechiceros. En fin todos.
—Pero son muchos.
—La tierra nos sustentara no te preocupes por ellos hazlo por mí.
—¿Y si nuestros padres vienen con sus ejércitos a iniciar la guerra?
—Nosotros también tendremos un ejército.
—Un ejército no basta.
—Entonces tenemos a Dios. —Mau se emocionó con los ojos llorosos de ella, y la beso, no pudo aguantar más las ganas. Ella intensifico el beso, tanto que si no se separan solo la luna sabría qué hubiera pasado. Pero era tan fuerte aquellos sentimientos que no se podían nombrar en ciclos repetitivos, Amor y Amar.
Helena se despegó de los labios de Mau estaba claro que el beso había bastado para hacer arder su alma. Pero se contuvo de comerlo y chuparle la sangre con los colmillos que solo le salían cuando estaba ansiosa o desesperada. Intento ocultarlos. Mau también estaba ardiendo y decidió que lo mejor era separase de ella, la droga que tenían los labios de helena eran tan crónica que con un solo roce encendía hasta la última neurona de su cerebro. Era impresiónate era místico, era superfluo.
Después ellos se despidieron con un beso más suave, Helena se despidió de él aunque ahora estaba más protegida que las otras veces, dos lobos cazadores veteranos la escoltaron de vuelta hasta las afueras del castillo. Y cuando ella se metió a la alcantarilla Mau y Víctor regresaron a casa a tramar una revolución en las sombras.