Lenya vete. —Escuche la voz de Darius. Aún estaba consiente aunque mareada. Darius intentaba sacarse a la bestia de encima.—¿Lenya me escuchas? —Volví a escuchar su voz. Yo me sacudí la cabeza y corrí para detener la pelea. Me lance al animal y el con una de sus patas me volvió a lanzar fuera de combate. Esta vez me lanzo un poco más lejos, la armadura me protegía perfectamente.
Volví a acercarme a la pelea, Darius estaba contra el piso sangrando por la frente. El animal se alzó en dos patas y pude verlo todo. Sus ojos eran parecían conocidos y el pelaje también. Un momento no podía ser. Era imposible, esa raza estaba extinta después de la gran purga de lobos y vampiros. Aprovechando la oportunidad era un todo o nada, si mi hipótesis era correcta podría salvar a Darius pero si fallaba moriría junto con él y Mar y todos en la fiesta. Corrí con todas mis fuerzas y salte al cuerpo de Darius me interpuse entre la bestia y el. Con los brazos al aire y con todas mis fuerzas Grite…
—¡Héctor!—y cerré los ojos. Poco después no sucedió nada, o tal vez ya estaba muerta, sentía una respiración cálida, y con algo de calor en el cuello, seguro era ahí donde me había mutilado, y ya estaba delirando. Mi sangre estaba por el piso y Darius llorando, yo con una sonrisa el cara y no pude salvar a Mar.
Volví a sentir esa brisa extraña y calurosa abrí los ojos. Él estaba ahí, el chico de cabello rojizo y ojos claros. Héctor. Había quedado con sus garras filosas como si fuera a atacar, pero justamente antes que lo hiciera apareció yo. Interponiéndome en su camino.
—Lenya te dije que no vinieras.
—Hola Héctor me da gusto verte.
—Apártate de mi camino. Tengo un asunto que resolver con él.
—¿Qué asunto?
—No es de tu incumbencia.
—Si lo es, él está bajo mi cuidado y debes pedirme permiso para verlo.
—No estoy para juegos.
—Yo tampoco. —Hice que me obedeciera poniendo algo de coraje en mis palabras.
—No me importa eso.
— Mi amiga Mar va a ir a la fiesta y la guardia esta regada por ahí. No hay tiempo para juegos.
—Solo me importa acabar con el pecado más grande de la historia.
—Darius es un pan de Dios.
—No él es una judía del mismo demonio.
—Héctor también necesito de tu ayuda.
—No vine a jugar.
—Yo tampoco. —El me miro a los ojos—. No sé qué asuntos tengas con Darius, pero me lo explicaras después, quiero salvar a Mar. Hazlo por mí. Ayúdame.
Estaba casi en el suelo, temía porque Héctor no entrara en razón, porque no recapacitara y me ayudara y quisiera seguir la palea con Darius.
—Lenya Yo te iba a decir que era un hombre lobo el miércoles por la noche. Te seguí porque intuía que ibas a venir. Quería rescatarte pero por lo que veo estas, bien protegida. Lenya no sé qué cosas tengas con ese pecado viviente. Pero por ahora te voy a ayudar. Después hablaremos.
Desde ese momento el chico de cabello claro no hablo más en toda la noche, mas seguía aquellas órdenes que le daba. A la vez miraba a Darius con ganas de quererlo matar, mas nunca se volvió a meter con él. Esperamos a que la fiesta iniciara, ahora Héctor iba a ir conmigo a buscar a Mar y a decirles a los demás chicos que todo era una trampa del gobierno. El plan iba perfecto, para asegurarme que Héctor no se saliera de sus casillas me quede siempre a un lado de él. Mientras que Darius estaba en la rama más alta del árbol, así nos asegurábamos que ningún roce fuera a pasar.
Estaba ahora más asustada el saber que ellos se odiaban a muerte por una causa desconocida era más problemático para mí. Ahora cargaba el peso de toda la pelea a mi espalda. La fiesta estaba por comenzar y Darius me dio la señal para que cruzara el lago nadando. Me sumergí en él y empecé a nadar, el agua estaba helada. La verdad me pegaba en el cuerpo el gran frio. La armadura me protegía bien y no perdía agilidad de verdad los dones de Darius eran increíbles. Note que Héctor me seguía más atrás nadando. Estaba convencida que de verdad me iba a acompañar en el peligro de la multitud.
Después de cinco exhaustos minutos de nadar llegamos al otro lago del lago, la música lleno mis oídos, como yo llene de aire los pulmones. Más atrás apareció Héctor sacudiéndose el agua del cuerpo.
—Diablos de verdad esta fría.
—Cálmate vamos a avisar a la gente.
—No.
—¿Cómo que no Héctor los guardias están por llegar?
—Primero busca a tu compañera. Después avisaremos a la gente. Si hay pánico es más difícil de buscar a tu amiga.
Era verdad en una multitud enloquecida iba a ser más difícil encontrar a Mar, si hubiera venido sola de verdad que hubiera hecho un desastre. Qué bueno que él me estaba acompañando. Ahora íbamos a por Mar debía estar con Josu. La iba a buscar costara lo que costara. Además los guardias ya estaban casi por atacar. Era un todo o nada.
—Entonces vámonos rápido a buscarla. —El me agarro la mano y nos fuimos directo a la muchedumbre.
Entramos en un terreno que era demasiado espacioso. La verdad había muchas personas apuesto que más de mil. La música era extravagante, estaba muy alta y una música que nunca antes había escuchado.
—¿Cómo es Mar? —Pregunto Héctor enfocado en la misión. Yo me estaba distrayendo demasiado fácil.
—Eh toma esto te servirá. —La noche anterior cuando discutimos, mar había dejado su pañuelo con el que había limpiado la cortina. Ese pañuelo lo llevaba siempre—.ahí está su olor.
Con su olfato de primera olio un par de veces el pañuelo así él fue caminando y oliendo el aire. La gente era tanta que sus perfumes y fragancias no podían dejar hacer aquella tarea. Ahora Héctor estaba dando vueltas por entre las persona. Eso era ridículo. A la última pista de aquel aroma lo detuve con mis manos.
—Héctor déjalo ahí muchos olores en este sitio. Cárgame.
—Que.
—Hazlo cárgame.
Héctor hizo aquello que le pedí y me subió en sus hombros, desde esa altura podía ver mejor, sin duda podía distinguir y usando la vista de águila revise los pasillos y los lugares donde podía estar Mar. No la encontraba, y me empecé a estresar como nadie. Estaba en el punto que quería hacer berrinches pero no me servía de nada en la situación que estaba. Me estaba resignando hasta que encontré a un regordete Josu tomando un bocadillo de la mesa, y detrás de su corpulento cuerpo estaba Mar.
—Ahí está.
—¿Donde? —Dijo Héctor.
—En la mesa de bocadillos vamos.
Baje de la espalda de Héctor como alma que quiere ver la Luz y me fui chocando con los demás muchachos. No me importaba nada. Como pude me guie por lo que había visto antes y encontré el camino, y entonces allí estaba Ella. Con su hermoso cabello claro y ojos grises. Riendo como nunca y comiendo un bocadillo, que no sabía que era. Cuando la vi seguí corriendo hacia ella, hasta que me vio.
—Mar —Grite.
—Lenya. Ella se sorprendió y tiro el bocadillo—. ¿Mar como viniste? ¿Qué llevas puesto?
—No importa vámonos.
—¿Porque?
—Mar discúlpame por lo de ayer, de verdad. Pero vámonos. Vienen guardias.
—No imposible si es un lugar seguro.
—No Mar de verdad vienen guardias. Vámonos.—Tome su mano y la fui empujando en dirección de donde había venido. Josu fue detrás de Mar.
—Mar no entiendo lo que pasa pero me vas a deprender el brazo.
Prefería que se le desprendiera el brazo que jamás volverla a ver o verla presa en las barracas. Me encontré con Héctor en medio de mucha gente. El venía detrás mí pero lo había dejado atrás con el resto de la gente. El de inmediato se detuvo como si hubiera visto un fantasma.
—La tienes.
—Sí.
—¿Y el Nefelim?
—No sé de Darius ¿Porque?
—Confirme algo malo, la presencia de tres Fiscales de La Corte.
—¿Que son esos Fiscales?
—Lenya en resumen, recuerdas que solo seis magos de toda la confederación son los que han visto al gran tirano.—Afirme con la cabeza—. Esos seis magos son los más poderosos después del dictador. Son los Fiscales y uno solo con sus hechizos puede destruir todo este campus. Y aquí hay tres de ellos.
La piel se me puse de gallina tres magos de tan alto nivel en esta zona y solo por una absurda fiesta. De verdad el gobierno estaba siendo exagerado… Gobierno… Gobierno… Darius. Él estaba en peligro.
—¡Héctor! ¿Un Fiscal es puede ser Más fuerte que Darius?
—Darius es inmortal y tiene trucos eso le da ventaja, siendo uno contra uno, él podría ganar, pero en una batalla donde todos tienen el mismo nivel, y además con entrenamiento de primera, técnicas legendarias y fuera de este mundo. Atacando en perfecta sincronía el resultado no es bueno.
Un destello se vio entre el cielo oscuro, una luz demasiado brillante, todo el mundo estaba mirando en esa dirección. Yo mire, era Darius. Estaba brillando con un color dorado y amarillo, sus maracas estaban brillando también y sus ojos eran rojos.
—Guardias aquí está el criminal más buscado de los últimos meses, venid a por mí si podéis. —Su voz se escuchó y enseguida bajo al piso con mucha velocidad tanto que el impacto de su aterrizaje hizo un pequeño temblor.