Todos se empezaron a asustar y la muchedumbre entro en pánico al ver a los guardias pasar como hormigas por alrededor de ellos, cambiando su rumbo en dirección a Darius. Agarre fuertemente a Mar, y Mar tomo de las manos a Josu. La gente empezó a abarrotar todo. La gente corría con tanto fervor que nosotros estábamos siendo arrastrados para detrás de la tarima. La gente se conglomeraba a la deriva buscando escapar algunos se lanzaron al mar a nadar, mientras que otros se montaban en las lanchas. De repente la voz de Darius se estaba de nuevo en mi cabeza.
—Lenya dile a Héctor que te saque de aquí.
—No ¿Y qué va a pasar contigo?
—Vete iré después a tu casa.
—No te creo.
—Vamos hazme caso, nunca te he dicho una mentira.
—No me niego.
—Lenya por favor hazme caso, hay fiscales aquí.
—Si lo sé y te están buscando. —Héctor tomaba mis manos con fuerza para no desprenderme mis ojos estaban cerrados y mi cuerpo como si estuviera en un coma.
—Vete estaré bien lo prometo. Recuerda soy inmortal.
—Pero ellos. —Justamente en ese momento se cortó la comunicación. Estaba claro algo le había pasado.
—Héctor, suéltame.
—¿Qué piensas hacer Lenya?
—Darius está en peligro, lo voy a ayudar. No me intentes detener. —Mire a Héctor directamente a los ojos, y aunque su mirada era profunda no era insensible.
—Yo iré contigo. No creas que es porque simpatizo con él, es Soy yo el que lo va a matar, no un fiscal. —El cerro sus puños con toda lo fuerza del mundo—. Vamos Lenya.
Su voz ahora me inspiraba más confianza, estaba determinada a volver a casa con el Nefelim de mi lado, preferirá que Héctor se peleara con el toda la noche a que un fiscal lo matara. Bueno mal hiriera porque era inmortal. Mar estaba confusa no sabía nada de lo que decía, no nada de lo que hacía con Héctor, es más Héctor para ella era un chico extraño que estaba hablando de cosas extrañas con su amiga.
—Mar escúchame, vuelve a la casa rápido toma una lancha.
—¿Pero y tú?
—Nada, vete en casa, después que salve a Darius.
—Lenya quiero que sepas que nunca quise decir eso de ayer.
—No importa ya, es pasado.
—¿Lenya me vas a perdonar?
—Mar ya te perdone además somos como hermanas. —Le di la espalda y puse rumbo a donde estaba Darius.
—Lenya. —Ella grito mi nombre—. Prométeme que vas a regresar sana y salva.
—Te lo prometo. —Tome el pañuelo que estaba enrollado en uno de los baches de la armadura. Y lo lance a ella, con agilidad ella lo atrapo lo abrió entre sus manos y después me miro—. Te prometo que volveremos a juagar a las escondidas. —Yo sonreí.
—Lenya… Gracias. Si recuerdo muy bien aquel día en el que casi muero, y hoy era otro día así a pesar que yo había dicho esas cosas, fácilmente me vino a salvar nuevamente. —Mar después de agradecerme musito algo, pero lo hizo tan bajito que no pude escucharle, algo que se perdió entre los susurros de pánico.
—Josu cuida de Ella. —El chico robusto me hizo una señal muy clara con los ojos, decía que iba a cuidar a Mar a coste de su propia vida.
Rápidamente Héctor y yo pusimos marcha a donde estaba Darius, para ser exactos, debía estar en la entrada de la fiesta. Corríamos con todas nuestras fuerzas, hasta que llegamos a la salida, la entrada, que no era más que un empotrado de algunas piedras, con un cartel que ponía en el “Bienvenida” estaba repleta de guardias, ellos formaban un circulo. En medio de ese círculo estaba Darius. Del bosque salían más guardias, la verdad habían demasiado.
—¿Que hacemos Héctor?
—Pelear.
Era obvia su respuesta pero yo no sabía hacerlo, en este momento me arrepentí de no haber tomado las clases de artes marciales mágicas que dictaban en la escuela.
—Lenya tú nos has estado en una pelea nunca. Lo único que debes hacer es que no te den, y que golpees muy fuerte usa tus hechizos.
—Sí.
Lo guardias estaban desarmados o tal vez con solo sus espadas muy pocos eran los que tenían fusiles, yo poniendo algo de empeño con algunos hechizos que había aprendido estaba segura que ganaríamos tiempo para salir de esta. Por otra parte Héctor se convirtió en lobo y se abalanzo sobre los soldados haciendo que el circulo se rompieran.
El lobo atacaba sin compasión a los guardias y hasta los lanzaba por los aires como si fueran un simple juguete, yo entre a la batalla también aunque no sabía qué hacer, trate de avanzar unos pasos pero entre tantos guardias no pude siquiera moverme, a la vez ellos no estaban interesados en capturarme, su completa atención estaba en Darius. Ya el círculo de guardias era menor. Estaba desecho por completo, entonces aprovechando el momento fui a ver al Nefelim comprobando que no tenía heridas.
—¿Estas bien? Darius estaba de rodillas en el piso. Pensaba que estaba teniendo problemas.
—Si tranquila. Te dije que te fueras.
—No te íbamos a dejar solo aquí.
—Escúchame Lenya es peligroso. Además ellos están muy cerca.
—Los fiscales. —el temor por esos tales fiscales era enorme como seria su poder para tener a un inmortal temblando del miedo y de la desesperación.
—Si los fiscales, deben irse antes de que…—Creo que me iba a decir, que me fuera antes que llegaran ellos, pero un destello de luz apareció en el centro de la batalla, y un ruido se escuchó, como si fuera una manada de pájaros volando encima de nosotros. Dentro de esa luz había una persona, un hombre de cabello largo y de piel clara—. Maldita sea llego. Ya no hay más opción tendremos que pelear.—Escuche los quejidos de Darius. Aunque su tono de voz había cambiado a un estado más viril y su ceño estaba completamente arrugado.
—Darius dime él es…
—Un fiscal. —Me detuvo y completo mis frases. El hombre que salía de la luz era fornido y llevaba ropa de lujo con una armadura muy similar a la que Darius llevaba puesta, pero esta armadura era mucho más brillante y no tenía un vórtice pequeño en el pecho. El hombre también tenía una espada con una extraña forma, como si fuera un resorte. Y un báculo pequeño en la mano izquierda, mi pecho tenía miedo, se sentía la presencia de su poder, era de verdad alguien temible.
Héctor estaba peleando con algunos guardias, y después volvió de un brinco a donde estábamos nosotros dos. Yo pensaba que iba a atacar a Darius pero dejo la forma bestia y se puso a un lado mío.
—Lenya llego el primero. Es el Elemento de la Tierra. El fiscal de la naturaleza. Reus. —Héctor señalo con sus manos al hombre. Yo estaba magnificada. Era la primera vez que veía un fiscal—. Nefelim, si unimos fuerzas podemos vencerlo, pero… no voy a poder contener por mucho tiempo mi forma “King” —Que era eso, su forma “King” de que hablaba Héctor, pero Darius parecía saber. Darius afirmo con la cabeza yo estaba asustada y desubicada mi cerebro aun no podía procesar todo lo que estaba pasando, en realidad parecía un sueño—. ¿Nefelim Aun tienes aquel ataque?.
—Sí. Pero causa mucho destrozos.
—No importa úsalo. Mientras tanto yo lo distraeré. Antes de que lleguen los demás.
—Oigan yo estoy aquí también, ¿qué hago? —Ambos me miraron.
—Quédate aquí y ten cuidado. —Genial me trataban como una inútil las cosas iban mejores.
Darius saco sus alas y después puso rumbo al cielo, cuando estaba en una altura considerable paro de subir y se mantuvo estático. Héctor por su parte se puso en cuatro patas, aun en su forma humana. Enfrente de Héctor apareció un sello mágico, era grande y cabía todo su cuerpo perfectamente, él se metió en el, y un momento después apareció un lobo de color Dorado dos veces más grande que el anterior y se puso en dos patas. El lobo era brillante, sus músculos eran gigantescos y su pecho era completamente blanco desde su vientre hasta su pecho.
Héctor saco sus garras y sus colmillos, estos parecían de acero y brillaban con luz tenue. De inmediato ataco de frente al Fiscal. Pero iba tan rápido que no podía verlo, mis ojos solo veían destellos impactando en el cuerpo del fiscal, pero este estaba inmóvil como si no pasara nada. Así pasaron varios minutos, hasta que el movió el brazo derecho y Héctor salió disparado impactándose contra varios árboles.
—¡Héctor! —Grite con pánico. Después el lobo volvió a salir del bosque y con las patas como si fuera a dar un zarpazo se lanzó al fiscal para volver a atacarlo. Yo quería hacer algo, pero me lo impedía mi cuerpo de humana, no tenía un poder tan magnifico como ellos y lo único que podía hacer era quedarme allí de brazos cruzados mientras veía como ellos daban todo por los demás, en ese momento me maldije por ser tan débil. Lo único que podía hacer era rezar a dios para que todo saliera bien.
—Estoy listo Lobo. —La voz de Darius se escuchó con mucho ímpetu. Mire al cielo y él estaba allí conjurando un sello muy grande, gigantesco que cubría todo el bosque. Estaba segura que iba a ser algo grande. Héctor miro el cielo y después se alejó del fiscal a una velocidad impresionante, casi sin poderlo haber visto, yo estaba ya en sus brazos y escapábamos a gran velocidad.
—Lenya deben alejarse lo más rápido posible, el sello que he conjurado es un Cañón ancestral de estrellas, va a destruir todo a su alrededor y lo que quedara es una planicie dile a Héctor que se aleje lo más rápido posible. —La telepatía estaba siendo de mucha ayuda. Héctor saltaba de rama en rama con toda su velocidad y parecía que íbamos a salir de la zona de peligro hasta que… Él nos siguió con la misma velocidad con la que iba Héctor.
—Héctor—Grite atrapada en sus brazos de lobo. Un momento después él se volvió a convertir en humano y caímos en la tierra con un fuerte golpe—. ¿Estás bien? —El parecía aturdido por el golpe y además su cabeza estaba sangrado. Fui rápidamente a atenderlo.
—Lenya no te acerques. —Me quede donde estaba esperando que el dijera algo.
Poco a poco él se levantó del suelo y con gran destreza movió sus manos, el fiscal pronuncio la primera palabra de toda la noche.
—Lobo.
Fue lo único que dijo, y después saco su espada en forma de resorte, después movió su brazo en forma diagonal de arriba abajo y las ramas de los árboles se convirtieron en lanzas filosas, todas levitaban y apuntaban en la dirección donde estaba Héctor. Yo entre en pánico. Mis manos temblaban y mis piernas no se podían mantener. Héctor invoco con sus manos un sello mágico.
—Reus, cuanto tiempo sin vernos. —¿Ellos se conocían o que?
—Si Mucho. —El fiscal no era nada hablador.
—¿Cómo te trata el gobierno?
—Entrégate.
—No puedo Amigo.
—No soy tu amigo.
—Vamos no seas así.
—El Nefelim también está contigo, entréguense los dos.
—Ese pobre diablo no tiene nada que ver conmigo.
—No te creeré. —El fiscal era verdaderamente serio.
—No lo hagas.
El fiscal rápidamente ataco a Héctor tan rápido que ni lo pude ver. Sus ataques eran como la luz verdaderamente rápidos. Héctor se defendía como podía, pero no pudo detener todos los ataques a la vez. Alguno de ellos causaba heridas en su pelaje. Yo estaba quedando loca, no podía hacer nada. Me quería acercar para proteger a Héctor pero no podía. El pánico invadió mis piernas y no me puede mover más. El pelo de Héctor empezó a caer al suelo. El mantenía sus brazos con la guardia arriba para poder protegerse de aquella carnicería.
Reus aquel enemigo tan potente también hizo que el campo de batalla se convirtiera en un ciclón. Los vientos eran demasiado viento como para mantenerse en pie. Me recosté a al tronco de un árbol para poder mantener en pie. Darius también llego rápido a la batalla embistiendo al fiscal y abalanzándose sobre él. El ciclón paro de repente. Darius inmediatamente empezó a golpear al fiscal de una manera brutal. Como nunca antes había visto. El pobre mago de la corte apenas se podía defender de los ataques con bestialidad del Nefelim que por un momento parecía un demonio de verdad. Retrocedí un par de pasos hasta que choque con Héctor. El me miro como si supiera que estaba pensando y hablo muy calmado.
—No temas de él—Se refería a Darius— nunca le haría daño a una persona que aprecia.
Ahora desconfiaba de todos, era un Darius que no conocía era su parte que más escondía en lo profundo de su corazón. De repente Darius cayó al piso sin ninguna explicación de un momento a otro. Yo fui directamente a ver qué pasaba, pero Héctor me detuvo. Y me aventó a un árbol bruscamente.
—Lenya al suelo. —Grito Héctor como un aviso de guerra, yo hice caso me tape la cabeza con las manos y en el mismo árbol me agache. Mantiene mis ojos abiertos. Héctor se trasformó en lobo otra vez, y se metió al bosque, mientras que Reus se levantaba del piso secándose la sangre de la boca. Darius estaba completamente inmóvil, no daba señales de vida. Fui a verlo quería comprobar si estaba bien, pero cuando corrí sentí un calor inmenso detrás de mí. Unas llamaradas pasaron por detrás de mi cuerpo, venían de la infinidad del bosque. Una llama con forma de bala, cóncava brillosa, que iluminaba todo a su paso y destructiva.