Mahō Shōjo: Destellos de Magia

Capitulo 3

«Después de destruir a unos cuantos monstruos sobrevolé por la ciudad en busca de alguno que se me haya escapado, al parecer todo estaba bien (en lo que cabe), la barrera había sido subida de nuevo y las criaturas habían sido repelidas»

—Lo que bien empieza bien termina —suspire agotada.

—Vayamos a casa, necesitas descansar —comento Conni en miente.

—Ahora que lo pienso bien, debo darle una explicación a Ayato sobre todo esto, el me vio transformarme —di media vuelta en el aire y comencé a volar en dirección hacia mi hogar. —Mañana hablaremos en el colegio.

«Aterrice unas cuantas cuadras ante de mi casa y volví a mi forma original, camine por las oscuras noches cuando noté a alguien parado en el mismo lugar de la última vez»

—No otra vez estos idiotas —suspire irritada.

«Camine como si nada, con lo que había hecho temprano no debía tener mucho miedo a unos simples sujetos»

«Dos sujetos más comenzaron a seguirme, el que me había dado la apuñalada se paró frente a mi, por la oscuridad no me reconoció»

—Sabes, es peligroso para una chica como tu pasar tan sola por aquí —murmuro el hombre acercándose y colocando su mano en mi hombro.

«Le di un golpe rápido con mi codo, pero creo que me excedí un poco en la fuerza porque escuché el crujido de sus costillas. El sujeto cayó al suelo adolorido»

—Cierto, puede que una banda de idiotas intenten violar a una chica y terminen asesinándola —le di una patada al sujeto que me había apuñalado.

—¿Co... Cómo sabes eso? —pregunto nervioso uno de los que estaban con el, precisamente el que se había asustado luego de mi muerte.

—Digamos que, no lograron ninguna de las dos cosas que intentaron conmigo —le di un empujón al chico, pero al igual que con su jefe, no calculé mi fuerza y termino estampado entre unos escombros, murió atravesado por una barra de metal.

—E...eres un monstruo —el hombre tosió adolorido. —¡Aléjate de mi! ¡Alguien ayuda!

«No quería asesinarlos, pero si habían intentado de nuevo lo que desencadenó mi muerte estaba segura en que dejarlos ir no cambiaría nada. Si tenía poder porque no utilizarlo para limpiar los restos de este destrozado mundo de personas como el»

—Ya no eres tan valiente —murmuré. —Nadie lamentara la muerte de unos asesinos.

«El sujeto retrocedía a rastras, intentando penosamente alejarse de mi, el dolor le impedía avanzar mucho. Di unos pasos y logré alcanzarlo»

—Aléjate, no te me acerques —en un intento desesperado comenzó a lanzarme todo lo que tenía a su alcance.

«Lo tome por el cuello y lo cargue, pesaba menos que un cachorro»

—Suéltame Suelta...

«Sus quejidos se detuvieron cuando rompí su cuello»

«El último de los tres se quedó paralizado, sus ojos abiertos de par en par reflejaban una mezcla de terror y confusión. Retrocedió un paso, tambaleándose como si intentara huir, pero el miedo lo mantenía atrapado en su lugar»

—¿Qué... qué eres? —tartamudeó, su voz apenas un susurro en la oscuridad.

«Me detuve un momento, observando la escena. La adrenalina corría por mis venas, y el poder que había sentido antes regresaba con fuerza. No era solo la rabia o la necesidad de defenderme; era algo más profundo, algo que había despertado en mí desde aquella noche fatídica, una extraña sensación que no podía explicar»

—Soy alguien que no te debería temer —respondí, dejando que una sonrisa sardónica se dibujara en mi rostro —Pero tú deberías tener mucho miedo de mí.

«Dando un paso hacia él, el chico tropezó y cayó de espaldas. Su mirada se llenó de pánico al ver cómo me acercaba. No era solo la oscuridad lo que lo aterrorizaba; era el hecho de que sabía que no había escapatoria»

—Por favor... no... —su voz se quebró mientras intentaba arrastrarse lejos de mí.

—¿Cuántas chicas les habrán suplicado a ustedes y no se detuvieron? No merecen perdón.

«Con un movimiento rápido, lo agarré por el cuello y lo levanté del suelo. Su respiración se volvió errática, y podía sentir cómo su corazón latía con fuerza contra mi mano. La sensación de poder era embriagadora, pero también me recordaba lo que había perdido, en ese momento descubrí que era esa extraña sensación, era de esperarse, había muerto y revivido. Perdí mi humanidad al regresar, lo que estaba dentro de mi era una falsa sensación»

«Con un movimiento rápido le partí el cuello y deje caer su cuerpo junto a los otros»

•••

«El sol me golpeó en la cara de forma delicada, era extraño que la luz atravesara mi cortina, así que supuse que la dejé abierta. Me senté en la cama con pereza y me estire tratando de ahuyentar el sueño que aún tenía, no recordaba mucho lo que pasó luego de volver a la normalidad, solo sabía que deambulé un poco por las calles y cuando me di cuenta ya estaba en mi cama»

«Me levanté y camine como de costumbre hacía el espejo, subí la mirada y lo que vi me hizo dar un salto»

—¿Que diablos le sucede a mi piel?

«El reflejo ante mi mostraba un ser pálido, con mejillas un poco huecas y ojos vacíos, parecía un zombie»

«Vi mis manos y se veían igual de pálidas, toque mi pecho y ahí seguía la gema»

—Esto debe ser un mal sueño.

«Mi teléfono sonó llamando mi atención y sacándome del trance, retrocedió lentamente y vi quien era»

—Ayato —murmure al ver su nombre en mi teléfono, la última vez que lo ví fue cuando lo deje en el refugio, seguro querrá una explicación.

«La voz alarmada de Ayato hizo que alejara el teléfono de mi oído luego de contestar»

—Hasta que al fin atiendes ese maldito teléfono —exclamo molesto. —¿Sabes cuánto tiempo llevo tratando de contactarte? ¿Dónde estabas metida? Nos trasladaron de colegio por lo que sucedió ayer y tú eres la única que falto, todos piensan que estás muerta.

—Ayato... ¿Puedes calmarte un poco? —coloque el teléfono en altavoz y lo aleje otro poco.

—¿Cómo pides que me calme si son pasada las once y tú no aparecías por ningún lado?



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En el texto hay: fantasia, aventura, chicas magicas

Editado: 30.08.2025

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