Maia

CAPÍTULO 8

El padre me invita un té  mientras esperamos según el a los cazadores, supongo que serán las personas que busco. 
Seguimos conversando de todo un poco, le cuento sobre mi familia, mis amigos y un poco de mi corta vida en Entre Ríos. 
Mientras le ayudo a ordenar un par de cajas con libros y ropa que han donado, las separamos en niños y adultos. Eso me entretiene bastante ya que ha paso un par de horas y me invita almorzar con él. 
Las horas siguen pasando y estoy empezando a creer que nadie pasará por aquí, mucho menos las personas que busco. Así que estoy a punto de decirle al padre Enrique que vuelvo a la posada y que mañana regreso cuando la puerta es abierta. 
Por  el entra un chico de unos 25 a 30 años con un sobretodo oscuro, con una mirada penetrante, pero a pesar de eso no provoca miedo sino todo lo contrario es tranquilidad. 
Se queda unos instantes mirándome y luego se vuelve hacia el padre. 
-buenas noches padre.- Dice el recién llegado 
-buenas noches Gabriel- responde el padre- quiero presentarte a Maia  
-Hola – digo casi en un susurro  
-encantado de conocerte, lamento la tardanza padre pero tuve un problemita.- dice Gabriel- algo para mi en estos días.  
-En realidad estuvo todo muy tranquilo sin ninguna novedad hasta esta mañana, la señorita llegó desde lejos enviada por Vega. 
La cara de Gabriel  se transformó de la sorpresa solo se quedó mirándome de pies a cabeza, hasta que logró preguntar  
- Como que un Vega, y porque la ha mandado con nosotros? 
- Bien es una historia larga que contar y creo que será mejor que te la cuente durante el camino-.dice el padre 
- Esta bien si usted lo dices, la llevaré. Andando el camino es largo. 
- Gracias padre.- le digo se que desde aquí comienza otra parte de mi vida. 
- Ve con Dios hija, confía en el siempre tiene algo bueno y una gran tarea para cada uno de sus hijos- 
- Nos vemos pronto padre, hay que marchase señorita. Dice Gabriel  
Junto mi mochila y mi abrigo, lo  siguió hacia una camioneta negra como la noche.  
Subo en el asiento del copiloto y emprendemos el viaje, al comienzo es en silencio. 
Luego de varios minutos me mira y pregunta: 
- Que tal el viejo Vega- 
- Esta muy bien, hasta la última ves que lo vi, es conserje en mi colegio.  
- Así que sigue rodeados de niños. 
- Supongo aunque no todos somos niños. 
- Jajaja y cuantos años tienes- pregunta divertido 
- 17 años no soy una niña- digo 
- Sip eres una niña aún. 
- Como digas, no tengo ganas de discutir.- respondo 
Así seguimos en algún momento me duermo, nose cuanto hemos viajado ni  en que dirección. 
Reviso mi teléfono y no hay señal, marca que son casi las 3 de la mañana.  
- Ya casi hemos llegado solo unos 10 minutos más- me dice Gabriel  
- Esta bien, en donde estamos?  
- Mmmmm es un tanto complicado de explicar, seguimos en suelo argentino pero el resto te lo contaré más adelante. 
- Si tu lo díces. 
- Que ha pasado para que llegues en busca de nuestra gente y sola. Donde están tus padres?  
- No tengo idea.- respondo, se que pregunta por mis padres biológicos, ya el padre Enrique me dijo que lo que soy lo heredé de ellos. 
- Bien bien, quien te a criado entonces. 
- Una pareja en la provincia de Entre Ríos. 
- De acuerdo, hemos llegado. 
Un portón inmenso se encuentra frente a nosotros y a cada lado hay dos guardias, que de inmediato lo abren. 
Seguimos un sendero hasta que se comienza a ver un gran edificio y luego otros más pequeños.  
Casi no hay gente cuando llegamos, son casi las 4 de la madrugada deben estar todos durmiendo. 
- Maia ven, buscaremos algo de comer y luego te mostraré una habitación así podrás dormir un rato- dice Gabriel  
Lo sigo en completo silencio, las pocas personas que hay no dejan de mirarme se que debe ser raro pero tampoco para que no disimulen  un poco. 
Caminamos hacia un salón  enorme en el hay muchas mesas y sillas. En una de ellas hay por lo menos unos 4 chicos comiendo, que dejan de hacerlo cuando nosotros entramos. 
Gabriel los saluda a todos y estos responde, pero sin dejar de mirarme. Me están poniendo nerviosa .  
- Mira esta es la cocina aquí hay lo que quieras las 24 horas puedes venir y elegir.- dice Gabriel- así que elije y nos sentamos a comer 
- Gracias- digo 
Escojo un sándwich rápido y una gaseosa, lo sigo hasta una mesa y empezamos a comer. 
Me detengo a mirar los chicos en la otra mesa, los cuatro son hermosos. 
Gabriel lo nota y comienza a reírse 
- Que pasa-  le digo  
- Nada, nada- responde 
- Como que nada si te estas riendo- 
- No disimulas nada a la hora de mirar- 
- Jajaj y ellos menos- digo a la defensiva  
- Es raro que aquí llegue alguien de afuera y de madrugada- dice tranquilo  
- En fin creo que mañana será peor no es así?- pregunto 
- Para cuando amanezca todos sabrán sobre la extraña niña.- dice 
- Cuantas personas hay aquí?-  
- Unas 120 depende el día a veces más otras menos.- 
- Es como una escuela?- trato de obtener algún dato 
- Es algo así aunque aquí no aprenderás matemáticas y eso- 
- Y que enseñan entonces?- 
- Creo que mañana te mostraré todo, es hora de dormir.- 
- Bien si tu lo dices- 
Juntamos las bandejas y las dejamos sobre una mesada, salimos de aquel lugar y caminamos a otro edificio. 
- Bien aquí podrás dormir por esta noche, ya mañana te ubicaremos bien.- dice Gabriel  
- Gracias, a que hora tendré que levantarme y eso.- pregunto 
- No te preocupes, sobre las 9 te busco.-  
- Bien aquí te espero.- 

Gabriel se retira y me quedo sola en la habitación son más de las 4 de la mañana. Caigo rendida abrazada a la foto de mi familia. 





 



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En el texto hay: amor sobrenatural vida

Editado: 22.10.2019

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