Maid Love

Capítulo 36

Seiji se despertó, en su cama había muchos papeles en bola, se levantó rápidamente y solo se vio a él desnudo, volteó alarmado y vio nada, se levantó y miró las sabanas, blancas como la nieve que caía fuera, miró el calendario, Navidad, se puso ropa rápidamente y fue a la habitación continua, la abrió y…

Seiji: Mierda… ¡Kido, Linda, Anfora, Akibari! (grito mientras buscaba en todas las habitaciones)

Nada, había nada, solo estaba él, solo él.

Seiji: ¿Qué mierda fue todo eso?, me refiero, estoy muy seguro que aquí había doce chicas y una bebe

Seiji fue a su computador, busco en todos lados y encontró ningún rastro de sus chicas, o lo que él creía eran sus chicas.

Seiji: Nada, ni un solo rastro, hay nada, ¿Qué fue todo eso?... ¡Mierda! (dijo y volcó un sillón)

Reviso la escopeta, estaba cargada, él la había dejado con solo dos cargas… ¿o no?...

Seiji: ¡Oh mierda!

Seiji tomó la escopeta y salió de casa, no estaba la camioneta que él había diseñado, así que solo caminó hasta la tienda de Aquiles, la escopeta en la mano, y en la entrada un cartel “Cerrado por navidad”, Seiji caminó a la preparatoria, estaba sola, nadie contestó a los llamados.

Seiji: ¡Carajo!

Seiji caminó hasta casa de Rimio, este le abrió la puerta

Rimio: Seiji, hace cuanto no te veo, ¿Cómo te va?

Seiji: ¿Tiempo?, nos vimos hace apenas unas horas

Rimio: ¿De qué hablas?, tú trabajo en la farmacéutica no te deja tiempo

Seiji: ¿Y tu esposa?

Rimio: Duerme, aún es temprano y está cansada por el trabajo

Seiji: ¿Y él bebe?

Rimio: ¿Bebé? ¿Cuál bebé?

Seiji entró a la casa y caminó hasta el cuarto de Rimio, estaba Romina recostada, sin vientre de embarazada.

Seiji: Ella estaba embarazada ayer

Rimio: Oye Seiji, creo que el trabajo te está volviendo loco, mírate, traes una escopeta, ¿Quieres algo de beber?

Seiji: No, iré a la farmacéutica, necesito investigar algo

Rimio: Pero tu farmacéutica está cerrada por navidad, deberías de descansar, ve a casa y duerme

Seiji: Creo que eso hare, fue un gusto verte

Seiji salió y caminó hasta su mansión, estaba confundido, los últimos ocho meses habían sido solo una ilusión, o un sueño de una noche, intentaba recordar pero solo veía escenas en la farmacéutica, no entendía algo, estaba confundido, buscaba en sus recuerdos y su cabeza comenzó a doler, cayó de rodillas al suelo y comenzó a vomitar, no se rindió y siguió intentando recordar, muchos recuerdos encimados de otros, cosas que parecían falsas pero estaban en su cabeza, no podía ser falso, siguió recordando y su nariz comenzó a sangrar, su cabeza dolía más, pero alguien como él no debería de tener lagunas mentales, siguió intentando recordar, muchos recuerdos superpuestos y no sabía cuál era real o cual era ficticio y debido al esfuerzo mental, desmayó en el suelo.

Seiji se despertó, tenía una aguja clavada en la mano con suero, una sábana blanca en una cama para nada cómoda, estaba en el hospital, miró a los lados y vio a Rimio acostado en un sofá cama.

Seiji: Rimio, ¿Qué paso?

Rimio: Te desmayaste a una cuadra de mi casa (dijo con los ojos cerrados)

Seiji: Pensé que dormi…

Rimio: ¿Qué pasa? (dijo abriendo un ojo)

Seiji: ¿Qué año es este?

Rimio: ¿Cómo?, el hombre de la memoria perfecta la perdió

Seiji se puso a recordar algún periódico, alguna fecha, un esfuerzo sobrehumano de nueva vuelta, solo recordaba días y meses, no años, eso era muy extraño, siguió intentando recordar y su cabeza comenzó a doler, su vena parecía absorber el suero como alguien cuando bebe agua estando muy sediento, siguió intentando recordar cayo en cuenta de algo, sus recuerdos tenían al menos la diferencia de un año, pero dentro de una sala de hospital no encontraría algo útil, echo un ojo a Rimio y este ya no estaba en el sofá cama, Seiji se levantó de la cama, tomó su suero y caminó fuera de la habitación, en el cruce de pasillos había dos chicas parecidas a las que el recordaba, Kido llevando en una silla de ruedas a Linda, Seiji caminó hasta el cruce de pasillos y donde había visto a aquéllas chicas, solo había una puerta cerrada con cadenas y con un cartel “Peligro: Radicación. Solo personal autorizado” Seiji no era estúpido, no entraría en esa sala, en cambio, caminó al otro lado del pasillo, una enfermera le paró, una enfermera de cabello blanco.

Enfermera: Señor, regrese a su habitación, no debería de estar aquí

Seiji: ¿Anfora?, ¿Qué haces aquí?

Enfermera: Señor, mi nombre es Adriana, me está confundiendo (dijo y miró la muñeca de Seiji), venga, le acompañare a la habitación (dijo y tomó del brazo a Seiji)

Seiji miró su muñeca, una pulsera echa con microporo con su información básica, nombre y síntomas con los que llego al hospital: alucinaciones y posible psicosis, en espera de la revisión de un psiquiatra.
La enfermera ya había llevado a Seiji hasta la habitación, lo dejo ahí y después salió, Seiji escuchó como se cerró la puerta con seguro por fuera, se levantó y fue al baño del cuarto, efectivamente había otra salida sin llave, así que volvió a salir de la habitación, fue más cauteloso para no encontrarse de nuevo con esa enfermera o con alguna otra, caminó un poco por los pasillos del hospital, no estaba muy seguro de ello y tenía el presentimiento de que algo malo estaba por ocurrir o estaba ocurriendo, y con cada segundo se convencía más de la segunda opción, no podía entender el por qué tenía esos nombres en su cabeza junto a esas imágenes, pensó en esperar al psiquiatra y dejar que le evaluase.

Seiji: No, yo no estoy loco

Los recuerdos parecían ser suprimidos por algo, puede que en esa supresión estén las respuestas que el buscaba en ese momento.

Seiji caminó un rato hasta que Rimio le encontró.

Rimio: Oye, ¿A dónde vas?, tu secretaria te vino a buscar para saber que hacer mañana en la farmacéutica



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En el texto hay: romance, harem, maid

Editado: 08.11.2022

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