Maison d´ May

Capítulo 3. (Completo)

Muy en contra de la promesa de no volver a subir, lo repitió un par de veces más teniendo más cuidado. Comenzó a despertar atraída por el olor a rosas de los pisos superiores. En la salita de la tercera planta siempre encontraba su té favorito humeante descansando al lado de un libro de poesía diferente diferente con marcadores en poemas que terminan gustandole más que el anterior. Un camino de flores muertas la llevaban a los balcones del lado este, donde el sol despertaba entre las montañas lejanas cubiertas de verde bosque. Un mueble de caoba oscura tocaba el cascanueces, entonces el libro se abría en una página específica. "Lee para mí, te lo pido" decía una voz que se volvía cada vez más familiar. No verle era reconfortante, podía disfrutar de un poco de compañía sin tener un conflicto.

Me adelanto al ataque, y trepo en los asaltos,

Como alrededor de un cadáver un coro de gusanos,

Y quiero ¡oh, bestia implacable y cruel!

Hasta esta frialdad por la que me eres más bella!

La habitación se volvía más ligera y abrazadora, fresca y llena de la vida del bosque que traía la brisa matutina. Por las tardes, la terraza de la primer planta el té estaba listo para las cinco. Rosas, su favorito. Hojas vacías le esperaban junto a plumas y tintas. La primera vez recibió una nota. "Quiero saber que piensas ahora". May tarareaba al escribir, escribía notas y ensayos sobre las diferentes épocas con la esperanza de que un día Disan pudiera leerlos, para mostrarselos a todos en casa y actualizarlos; que supieran cuánto había cambiado el mundo, las personas y sus pensamientos. Escribía para desahogarse y despertarse, para practicar y afinar sus habilidades antes de volver a la escuela.

Justo antes de bajar las escaleras, al ver atrás, sabía que lo vería a él. Ninel tenía razón, era un buen chico. En realidad, era un sueño. Sin permanecía lejos por la noche, antes de las diez y después de las cinco estaba segura. Solo debía ser cuidadosa y guardar silencio. Esther pasó cada vez más tiempo con ella. Le contó sobre su casita en Francia, sobre los parques y los panes. Finalmente conoció un poco de sus padres, al menos lo poco que entendía. Esther hablaba de vivir sola con su madre y su hermana, pero también que su padre siempre estaba con ellas. May supuso que hablaba del trabajo de su padre. El suyo prácticamente vivía en el trabajo también después de todo.

Contaba sobre los jardínes de su madre, de sus flores coloridas y las canciones que cantaba al cocinar. Disan habló de su familia. Era viudo, cinco hijos, todos casados. De su vida en una modesta casa de campo que tuvo que vender para asegurarse de la sobrevivencia de sus hijos y mudarse. Ninel habló de sus padres, terribles, conservadores; de cómo su padre llegaba borracho y sin dinero, como golpeaba a su madre y la enviaba a comprar cigarrillos y cerveza. Al final añadía "Nunca te aferres a un hombre solo por que crees que lo amas". "Es mejor morir sola a vivir con un hombre que no te ama". May apreciaba sus consejos desde el fondo de su corazón. Los habitantes hacían más amena su nueva vida, en especial él.

-Baila conmigo -La llamó una de esas tardes

-No me gusta bailar -respondió cerrando la reja

-Tonterías -se bufó- Necesitas volver a bailar para recordar cuanto te gusta.

May no pudo deshacerse del calor que subió por los hombros a sus mejillas. Ella adoraba bailar de pequeña, bailaba las canciones de sus abuelos en el jardín, algo que dejó de hacer a los trece.Ese chico le movía el piso, no solo por sus detalles tan dulces, sino por el terrible defecto de perder la cabeza cuando quería acercarse y recibía a cambio negativas, o cuando algo no le salía bien. No era algo que ocurriera todo el tiempo pero ocurría de repente. Era eso lo que le aterraba a May, lo que impedía que se volvieran más cercanos y gracias a los dioses, lo que impedía a May caer enamorada. ¿Por qué insistía tanto con ella? ¿Por qué debía ser tan malditamente atento y encantador? ¿Por qué debía ser un ángel y un demonio? ¿Por que su presencia le traía paz y calidez a su corazón? 

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Durante ese tiempo estudió los planos de cada piso hasta darse por vencido y optar con llevarlos consigo. Tomo un par de fotografías con su teléfono y los subió a la nube gastandose los últimos datos del plan que le quedaban. Se ocupó de averiguar cuáles eran las llaves de la planta baja, supuso que cada mazo debía pertenecer a un piso, aunque encontró que había un mazo de más, con llaves antiguas probablemente de plata manchada por los años.

May estaba encantada con su nueva habitación. El decorado al estilo rococó no estaba en tan mal estado, aunque ya estaba descolorido, las paredes y el techo tenían motivos celestiales como ángeles y nubes, y su cama tenía dosel de princesa, en la esquina había una pequeña mesa circular donde descansaba un jarrón y un joyero con un par de sillas antiguas. El ropero era tan viejo como el tocador a su lado, con la pintura opaca con los años, pero monturas en buen estado. Encontró entre los baúles además de ropa algunas cortinas traslúcidas que le daban a la habitación un aire de cuento.

Pasó la mayor parte de sus horas con sus abuelos, siempre les hacía feliz que preguntara con sus brillantes ojos cómo fue su vida. Le gustaba preguntarles, podía ver como cambiaban cuando recordaban los buenos momentos. May nunca se lo dijo a nadie, pero ella deseaba tener una relación con su padre como su abuela y su bisabuelo. Su padre a diferencia de su bisabuelo era reservado. Su vida era un misterio para ella. Tampoco era el papá más cariñoso del mundo, y no tenía muchos recuerdos felices en su compañía. Cuando estaba en casa salía muy temprano y volvía hasta muy tarde, casi siempre salía de viajes de negocios, y los fines de semana pasaba su tiempo en su estudio. Siempre molesto, siempre estresado. Siempre indispuesto.




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