Maison d´ May

23. Junio

23 de Junio

Mi día se la ha llevado él.

Me cuesta distinguir cuando se burla o me halaga; sus intenciones para conmigo me confunden. Por que sé que es él quien me ha regalado esos pequeños instantes de paz, pero también me hace malas pasadas a propósito, y me ha intentado lastimar en sus arrebatos. Aquí me tiene pensando en él y en cuáles serán sus intenciones conmigo.

Cínico, atrevido, imprudente, y muy arrogante. Podría llenar hojas y más hojas solo hablando de él. Hace algunas noches comencé a caminar dormida otra vez, la primera vez desperté en la cocina sentada en la barra, la noche siguiente en la sala, en aquellas ocasiones desperté por mi misma a causa de susurros y crujidos, no le dije nada a nadie. Anoche subí y abrí la reja dormida. No puedo estar muy segura, recuerdo haber despertado a medias por el sonido de la reja al abrirse, recuerdo ver sus ojos entre la oscuridad y bostezar mientras permitía que me cargara en sus brazos.

Si bien cualquiera podría pensar en que pudo ser un sueño (como yo quisiera pensar) las evidencias de esta mañana señala lo contrario. Allí estaba. Sentado a mis pies. Mirándome con una extraña expresión. Y yo, yo por primera vez no me asusté, supongo que la fuerza de la costumbre es poderosa. Ahora sé dos cosas. Una, los fantasmas pueden mover objetos. Dos, él es un verdadero acosador.

Después del desayuno me tome la libertad de dar una ronda. Todo estaba en calma, las sombras seguían siendo solo sombras, todo a salvo, tenía un poco menos de preocupación cuando mamá anunció que saldría a la ciudad en busca de trabajo (lo que significa que encontró algo seguro) y la abuela se impuso el reto personal de enseñar a mi hermana a batir las claras y el abuelo decidió a dedicarle el tiempo a Emily Brontë. Estando libre decidí darles una visita.

-Pensé que te habías olvidado de mí- dijo esperándome al final de la escalera

-¿Cómo podría olvidar a un acosador pervertido? Se que me espías, aunque no sé cómo logras bajar las escaleras por la noche.

- Tu me las abres

-No lo hago

-Si lo haces- sonrió con lo que creí sería malicia- Te he llamado cada noche y me has abierto. Hace algunas noches fuiste tú quien me llamó. ¿ No lo recuerdas? Incluso compartimos momentos intensos y apetecibles antes de compartir tu habitación.

-Estás mintiendo y no he venido a verte, así que hazme el favor y desaparece un rato.

Estando en total confidencia. Sabiendo que nadie más lo sabrá. He de confesar que me causa más placer del que cualquiera desearía sentir. Explico. Mi hermana es hermosa, es una modelo adolescente, ese es su algo especial. Todos la han adorado por qué además de manipuladora es carismática, fue criada para ser una estrella. Siempre he estado a su sombra, viendo cómo se deslumbran, algunas veces suspirando y otras (muchas, muchas otras) de manera sucia, porque es muy atractiva para su edad (y lo ha sido desde los trece). Quiero aclarar algo, y es que nunca me he sentido celosa de ello.

Detesto la atención, detesto la sensación de tener ojos detrás de mí. Por que los ojos, incluso los más luminosos juzgan. Y el juicio es algo a lo que nunca estaré preparada para soportar.No soy como mi hermana. No nos parecemos y siempre seré eclipsada por su belleza, y agradezco por ello. Aun así. El que sus ojos me sigan me causan algo más que placer. Me gusta sentir su mirada, sentir que me sigue, sentir su presencia tan cerca.

Porque no todo el tiempo me mira de la misma forma. Algunas veces su mirada de ángel me acaricia con ternura la piel al caminar por los estantes o al sentarme en la sala con George Sand y los bizcochos de la abuela. Otras veces me mira con sus sonriente mirada pérfida, al caminar en camisón o al ir a dormir. Algunas veces lo siento en mi cama acariciando mi brazo con delicadeza y otras trazando círculos y zigzags por mi espalda.

A veces parece angel, otras preferiría no pasar por ello. Sus mensajes en ambas direcciones llegan a confundirse. Si cierro los ojos podría jurar que es él hombre de mis sueños, si miro su rostro y no su maldito uniforme con esa cruz casi satánica casi puedo enamorarme de él. Eso lo vuelve peligroso para mi compostura, mi estabilidad mental y emocional. Es alguien a quien difícilmente se le puede ignorar, porque siento su presencia por sobre los demás.

Hoy me he encontrado con Ninel, me crucé por casualidad cuando ella llevaba ropa a planchar. Con alrededor de treinta y la ropa más reciente yo diría debe ser de los noventas. Ninel es amable, aunque en mi opinión un poco distraída; su mente está ocupada en las tareas por hacer, lavar ropa, lavar platos, planchar, doblar, barrer... en fin, es una ama de casa demasiado metida en sus asuntos como para prestar mucha atención a los demás. Su única preocupación fuera de sus deberes es Esther, y en su juventud fue todo lo que yo siempre quise ser. Algo que contrasta mucho con su forma de ser actual. También da buenos consejos.

Pude conocer un poco de la vida en esta casona. La familia Quispe (los tíos de mamá) solían vivir en la casona con sus arrendatarios, la casa llevaba casi noventa años de ser dividida para ser rentada como departamentos, muchas familias vivieron allí pero ninguna permanecía mucho tiempo. Solo Ninel. Ninel llegó a la casona sola cuando apenas era una adolescente. Sus padres la echaron cuando descubrieron su embarazo y su novio simplemente desapareció. Su renta consiste en una habitación, un baño propio y el uso libre de la cocina.

Comenzó pagando su renta con trabajo de ama de llaves aquí mismo. No me detalló nada sobre nadie en específico ni de mi propia familia por desgracia, lo que me pareció interesante era la repetición del motivo por el que se mudaban pronto. Todos, alguna vez durante su estancia escucharon o presenciaron algo que los aterró. Ninel dice que nunca notó nada lo suficientemente extraño como para aterrarse, aunque todos concordaban que el ambiente no se sentía del todo bien. Supongo que los fantasmas en casa tienen algo que ver. Otra cosa muy importante fue la obsesión del tío Quispe por cerrar siempre todos los pisos con llave en las rejas.




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