Maison d´ May

Capítulo 32.

El amanecer llegó temprano para May, al acostumbrarse a despertar antes que el sol no pudo dormir por más tiempo, dentro del bosque la densa neblina que el mar traía a la costa no alcanzaba a llegar; dentro del bosque, el corazón de la madre naturaleza despertaba conforme se despedían las últimas estrellas y el azur celeste traía los cálidos colores del albor que coloreaba los cirros que paseaban en dirección al mar, el viento soplaba llevándose consigo los últimos cantos nocturnos y trayendo el trinar de las primeras aves, May salió a caminar, Devi aún no había vuelto a su tienda y no quería pasar por el bochorno de escucharla o verla salir de la tienda de Eissen, si es que durmieron en ella. El bosque era abundante y fértil, la invitaba a seguir sus pasos por un sendero apenas vislumbrado montaña arriba.

Siguió el camino de los hongos en busca de bayas y moras, comiendo de la fruta cuajada de rocío, viendo como los pequeños animales escapaban de su alcance cuando se descubrían observados, riendo levemente para no asustarlos. Un susurro, una risa, un sonido fatuo comenzó a llamarla y ella, inconsciente y fascinada, con los ojos cegados ante las mágicas voces que la llamaban comenzó a seguirlo, algo o alguien jugaba con ella y el aire encantado del alba entraba por su piel y la envolvía en un ensueño que la alejaba del campamento.

Por ese descuido se había alejado del camino de regreso, pero apenas lo había notado cuando su atención fue atraída por un sonido peculiar, más arriba, sobre un viejo árbol caído cubierto de hongos y liquen se encontraba un gran zorro negro y rojo de cuyo cuello colgaba una máscara. Era la primera vez que miraba un zorro y le sorprendió aquel tan diferente, la miraba fijamente sin el temor de los demás animales, firmemente sitiado parecía estar llamándola cuando volvió a emitir el mismo sonido.

-¿Que sucede? -preguntó May con sorna- No querrás que te siga ¿O sí?

El zorro bajó entonces y con paso firme cruzó frente a ella yendo camino abajo, como May no lo siguió se detuvo y volteando volvió a llamarla.

-Oh rayos -maldijo- Espero que no me lleves a un mundo mágico ni nada parecido porque no soy como una princesa ni una elegida o algo así.

El zorro sacudió su cabeza volviendo a caminar y May le siguió dando un discurso de porque era mala idea que la buscara para una misión y cosas parecidas pero él solo aceleraba sus pasos cuanto más bajaban hasta el punto en que May no podía detenerse, tropezando con las raíces, resbalando con el musgo y los pastos cubiertos de rocío hasta caer y rodar hasta terminar atrapada en un arbusto.

-La encontré -escuchó la voz de Izzy que comenzó a tirar de ella- ¿A donde te fuiste? Nos has dado un buen susto.

Los chicos se reunieron aliviados. Devi había despertado a los pocos que quedaban despiertos cuando comenzó a llamar a May en voz alta y esta no aparecía por ningún lado; la buscaron un buen rato asustados y cuando por fin la encontró Izzy Devi casi llora del alivio, corrió hasta ella abrazándola tan fuerte que por poco le sacaba el aire. "No te alejes, o el bosque no te dejará volver". May no pudo preguntar, pero supuso que las historias que ella y Konran contaban debían tener un poco de verdad. En el bosque habían criaturas que comían humanos, otras que solo se divertían haciendo que se perdiesen y otras más más que los llevaban a mundos mágicos de donde nunca volvían.

Pasado al susto se dirigieron al lago donde Izzy y Nina preparaban el desayuno mientras los otros se divertían. Devi no había dormido en su campaña y, en palabras de Axel, la campaña de él, Itatí y Eissen tenía más espacio durante la noche que por la mañana, se burlaban de la pareja que ya no ocultaba su amor, todo después del desayuno fueron gritos y carcajadas hasta que a Konran le sonó una radio que cargaba en su mochila. Lo habían escuchado luego de un tiempo que había comenzado a sonar y el chico no parecía nada contento al darse cuanta, alejándose del grupo para contestar, estaba molesto y preocupado, Devi ni siquiera lo había notado hasta que él se acercó a ella murmurando a su oído, entonces el enojo se contagió.

-No -lo detuvo poniendo sus manos en la boca del chico- Prometieron que nos darían toda la semana, que no vengan a joder.

-Yo tampoco estoy contento -resongó- Pero debemos irnos.

-¡No! -se alejó exaltada- ¡No hemos descansado en todo el verano! ¡No lo haré!

Los gritos de Devi detuvieron en seco la diversión de los chicos, al darse cuenta se apartaron más y comenzaron una discusión, Devi tomó el radio y habló un rato evidentemente molesta pero algo la hizo cambiar a un estado de alerta y la urgencia por irse fue algo que no necesito ser anunciado. Tomaron sus cosas con prisa y ofrecieron disculpas torpes con oraciones sin terminar que nada explicaban de tan repentina salida.

-Nos vemos en la tarde -rió nervioso Konran- Solucionaremos esto muy rápido, sigan divirtiéndose sin nosotros

-Mas les vale -siseó Devi- O alguien estará muy, muy molesta.

-¿Todo bien? -preguntó Izzy- Puedo llevarlos si lo necesitan.

-Yo los acompaño, nunca he pasado la noche fuera de casa y será mejor pasar un rato allí si quiero volver a salir por la noche.

-Será mejor que todos regresemos, podemos acampar por un fin de semana completo la próxima vez.

Así se hizo. Nadie pudo sacarles la sopa, todo lo que dijeron fue que en casa había ocurrido un incidente relacionado a sus trabajos y que debían volver para arreglar las cosas, que en realidad no era tan grave pero que sus jefes sonaban muy molestos, nadie podía entender pero lo aceptaron, todos se despidieron confundidos y preocupados de los chicos tras bajar del auto y May volvió a casa con el corazón en la mano, porque las emociones que Konran y Devi trataban de ocultar golpeaban su corazón.

,.,.,.,.,

Devi llegó antes de las seis acompañada de Konran. Era la primera vez que Konran estaba dentro de la casa, la próxima vez que entrara sería para atrapar al demonio de su sótano. May no sabía si pedir disculpas o solo sentir vergüenza ante su familia. Todos habían llegado temprano ese día y se encontraban sentados fuera de la casa disfrutando de un poco de aire fresco, por lo que ninguno se perdió de la estrafalaria llegada de ambos en la thunderbird 63 que reproducía a todo volumen She's a genius de Jet, con un derrape se estacionó a distancia prudente para evitar que los presentes comieran el polvo levantado.




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