La nueva escuela era totalmente increíble, su hermana no exageraba, le daba la sensación de haber entrado a una universidad de película, aquellas universidades tan famosas como antiguas a donde todos soñaban con asistir, aunque algo más pequeño y con chicos de catorce a dieciocho años. Los grandes patios floridos rebosantes de flores silvestres y verde pasto crecido eran bordeados por caminos de adoquines y arboledas frondosas con especies diversas que salpicaban la visión y convertía el lugar en una bellísima obra de Monet, bellos jardines eran libres de vivir, libre de cantar al son del trinar de los pájaros que anidaban sobre los arboles, de crecer y compartir con el mundo sus agradables aromas de verano, despidiendo el olor de la menta, lavanda y romerillo, la fragancia delicada de las camelias, de los pensamientos y los geranios que brotaban de la tierra húmeda por la brisa liberando el petricor que llegaba hasta Mayrin. Incluso sus hermosas fuentes donde bebían las aves y reposaban los gatos que paseaban libremente tan diferentes a las de esculturas de gráciles hombres y mujeres con sus expresiones hedonistas tallados en el rostro hacían sentir como en un sueño.
Hui Ying y Sara caminaron unos pasos por delante de May señalando todos los lugares, Sara le hablaba de lugares secretos o solitarios donde divertirse y Hui Ying le recordaba el reglamento advirtiendo que se permitía y que no a pesar de que su amiga no era una fiel seguidora de las reglas. May estaba embelesada ante aquella visión, aquello que era demasiado bueno para ser real, su día había comenzado bastante bien hasta que el lejano sonido timbre sonó para avisar que el momento de separarse estaba próximo.
Los alumnos iban y venían alegres, encontrándose con sus viejos amigos, un grupo de chicos cerca de la entrada esperaba por las chicas ignorando las reprimentas de un profesor bajito y obeso que hablaba casi gritando dejando en evidencia la nula autoridad que representaba para aquellos adolescentes, no le costo trabajo saber lo evidente, la forma en que lucían, con colores oscuros y maquillaje sobrecargado los hacía sobresalir como una mancha oscura entre e mar de estudiantes. La ansiedad le cosquilleo en las manos, con disimulo metió la mano a su maletín para poder sentir el fresquito con ansiolíticos de Devi y poder afrontar su prematura separación; para su sorpresa Hui Ying se ofreció a llevarla al lugar donde recibiría su horario ya que ella iría al aula de juntas para verse con los demás miembros del consejo estudiantil para prepararse para las votaciones de final del mes. Agradeció internamente no tener que llegar al lugar que Devi había marcado donde recogería sus libros y su horario ella sola y con un murmullo pidió a los dioses compartir al menos una clase con ella.
Los chicos le habían dado demasiada información sobre qué esperar del lugar, aun así no se sentía nada preparada; el camino detrás del edificio principal que conectaba con el edificio del primer grado se encontraba rodeado de stand de los clubes, Eissen le había dado la lista de clubes y talleres por adelantado, así sería más fácil escoger uno sin decepcionarse. Pero todavía había cuatro clubes sin tachar y no sabía cuál tomar, con su horario y sus libros ya listos sus manos se aferraban a esa lista, quizás pasaría a los stands durante el primer descanso, por el momento todo lo que quería era buscar el area de lockers de los terceros y buscar su salón de clases. Eissen saludó con un poco de vergüenza desde el stand del club de música, trató de llamarla e ir a su encuentro pero sus compañeros del club lo retuvieron, entonces hizo señas de ruego a lo que May desvió su mirada. Aún no podía verlo a la cara después de lo que hizo, ni a él ni a los chicos. El sábado por la noche recibió mil llamadas y mensajes de él pidiendo ayuda, suplicando y rogando con mil explicaciones, Konran y Devi tampoco contestaron sus llamadas.
No tuvo otra opción y sonrió tímidamente moviendo las manos en negación al pasar junto al stand, agachando la mirada tras tantas invitaciones de los otros chicos para unirse al club, estando tan cerca de Eissen casi podía oler la desesperación y la culpa con la que Eissen intentó llamarla con voz cada vez más baja y temblorosa hasta terminar en un gemido acallado por el ambiente. Si encontraba a alguien conocido habría sido un buen comienzo y su encuentro solo sería un mal sabor de boca.
Apenas doblar un pasillo el choque de un chico que se tambaleaba retrocediendo se interpuso en su camino al punto de casi caer sobre ella, los chicos se arremolinaron a su alrededor impidiendo avanzar o retroceder. La pelea del pasillo era entre un chico con el saco deportivo de la preparatoria y una chica bajita con un tosco estilo rock-punk, sus ojos fieros miraban iracundos hacia el chico de sonrisa socarrona y mirada de superioridad, las botas mineras de la chica hacían un leve sonido metálico con cada paso y sus manos enfundadas con guantes de estoperoles en los nudillos hacían una señal desafiante apretando los puños, colocando sus manos en posición de guardia.
-Repítelo en mi cara idiota –reclamó
-¡No María! –gritó una chica entre la multitud- te va a lastimar, déjalo así, estoy bien.
La chica morena era igual de bajita, más joven, quizás de primer año, con trenzas recogidas y listones coloridos que combinaban con su adorable vestido bordado; se aferraba a un par de libros mientras otros aún yacían regados por el suelo. El chico fue a decir una estupidez burlándose de ambas, riéndose seguido por los que debían ser sus amigos, quienes alentaban el conflicto entre ambos. Mayrin tubo de pronto una clara visión de lo que pasaba cuando los chicos comenzaron a delimitar el área de la pelea retrocediendo, dejando a la pobre en primera fila, quedando a espaldas del chico que se burlo de su rival.
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Editado: 05.09.2023