Maison d´ May

Capítulo 42.

El incendio fue difícil de controlar, al ser fuego sobrenatural era resistente y no se extinguía con agua o viento sino con contrahechizos, aquellas hojas, aquellos símbolos protectores que lo cubrían todo desaparecían convertidos en ceniza y los chicos apenas podían apagar lo que ellos mismos provocaron. Devi no quería usar su propio poder, sabía cómo apagar un fuego demoníaco, pero aquel conocimiento era prohibido porque no cualquier criatura era capaz de algo así sin haber pasado por el camino de la corrupción, no quería que sospecharan, menos Hui Ying, quien no le era de confianza. No era una criatura de la oscuridad, no hasta donde sabía o se sentía, sin embargo, pudo sentir en el aire el movimiento de la criatura y supo que no podía seguir perdiendo el tiempo esperando que los demás lo lograran.

Cuando la oscuridad volvió los chicos encendieron sus propias estelas para iluminar el círculo. El humo de las 7 hierbas llenó el aire que los rodeaba, Konran invocó el viento para encerrarlos en una especie de cúpula y concentrar el humo purificador. Devi tosió un poco disimulando su desagrado, soportaba casi todo, salvo la salvia y el manojo se componía principalmente de ella, cada que lo respiraba sentía una especie de reacción alérgica, aunque era soportable. May por su parte tuvo indicios de un ataque de asma, siendo enfermiza no soportaba muy bien el aire contaminado y el humo del mazo era demasiado para el área que Konran delimitó como circulo protector, su pecho silbaba levemente mientras se esforzaba en dar cortas y lentas inhalaciones para controlar su estado, entendía que aquello era por su propio bien, pero esperaba que no la matase también.

 …En nombre de tres veces tres llamamos, en nombre de tres veces tres proclamamos el nombre del que tres veces tres atamos. Tres veces tres atamos tu nombre al nombre de tu amo, tres veces tres atamos tu espíritu al espíritu de tu amo, tres veces tres te ordenamos, descanses entre las cenizas de tu amo…

In nomine ter ter vocamus, In nomine ter ter declaramus Nomine vno ter ter ligamus. Ter ter ligamus nomen tuum ad nomen domini tui, ter ter ligamus spiritum tuum spiritui domini tui, ter ter precipimus te, requiescant in cinere domini tui…

L´enfer era su nombre y Devi ofreció un nombre a cambio del suyo, una parte de su persona, de su significado, de su existencia y su lugar en el mundo. Pocas cosas importaban tanto en el mundo como el nombre, una palabra designada no solo para señalar que se era una cosa y no otra; el nombre cargaba más que solo una fonética especifica y una etimología vaga del origen de esa palabra. Un nombre tenía más que ver con el destino, con las cargas del pasado y del porvenir que con la una simple etiquetas de identificación. Devi sabía desde pequeña que debía tener cuidado de cual nombre debía usar y así lo hacía, por eso era Devi para May y Sara, Deva para Nath y Konran y Rossi para Hui Ying. Ahora L´enfer tenía su nombre y con ello poder sobre ella, como ella lo tenía sobre él.

El circulo de kala namak se encendió tras un chasquido de magia, tan pronto lograron encontrarse se unieron unos a otros con un sigilo. Lo llamaron y a su magia para desvanecer un poco del poder que ejercía sobre el lugar, para que la claridad se propagase y respondiera a la orden de su señora. Mayrin desde su lugar en el círculo llamó dando una orden, obteniendo resistencia, la criatura les hería en el corazón abriendo heridas sin cicatrizar, Sara y Hui Ying encajaron uñas y apretaron dientes ante los horribles chillidos de la bestia, una vez rompieron el circulo hiriendo a mucha gente, no volverían a hacerlo. A Mayrin, Konran y Devi tuvieron que sujetarla para evitar que rompiera el circulo, era más prudente tener las manos lastimadas a arriesgarse a fallar.

Justo al centro la urna abierta con las cenizas de Slatan temblaba ante el remolino de poder que le rodeaba y comenzaba a llenarlo, unos glifos comenzaron a dibujarse en su superficie y cuando estuvo colmado de magia la calma volvió a ellos. Cayeron de rodilla sin soltarse, luchando por un poco de aliento, incluso May pudo sentir que algo se le había arrebatado y que ahora estaba en la urna, incluso ella comenzó a sentir al cabo de unos minutos algo cálido que entraba por la punta de sus dedos y corría por sus venas recobrándose del robo de su propia fuerza. Las chicas se miraron confundidas ante lo que pasaba, de sobrevivir a aquello que por poco las deja inconscientes y sonrieron entre sí cuando se dieron cuenta de que Devi no se recuperaba, entonces se dieron cuenta de que la recuperación se la debían a ella.

-¿Va a estar bien? -preguntó Sara

-Comenzará a recuperarse cuando ustedes estén mejor -respondió Konran mientras la sostenía.

Los tatuajes de Konran se iluminaron, con la punta de sus dedos trazó círculos de en el aire y estos se esparcieron como ondas que atravesaron todo el espacio iluminándolo por un momento, la oscuridad que regresó a ellos fue rápida y violenta y se sintió como el viento empujándolos unos contra otros. May abrazó el jarrón por temor a perderlo, todo lo que faltaba era ir al pedestal donde el tótem del demonio reposaba encadenado temiendo el ser separada de los demás nuevamente, todos lo temieron, por fortuna no fue así, Hui Ying y Sara tomaron sus varitas como luminarias, escoltando a Konran quien llevaba a Devi aún en sus brazos y May les siguió de cerca. En el centro de la biblioteca, donde convergían todos los pasillos se encontraba un único pedestal de arenisca, sosteniendo una caja de vitral y hierro encadenado con un pesado candado en el centro. 

-Esperen -dijo Devi parándose por sí misma- Necesito…




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