Make You Feel My Love - Hacerte Sentir Mi Amor

9

AHMED ÜLKER

—Al fin, he terminado. —suelto un suspiro.

Contemplo las velas en el suelo y las que están alrededor encima de unos muebles con el fin de buscar algún error, el cual no encuentro después de varias revisiones. Salgo del lugar y examino la fachada nuevamente esperando que a ella le guste este lugar tanto como a mí, porque si no le gusta, se arruinará mi siguiente plan para esta noche.

Regreso a la casa de mi padre despacio, tratando de tardar más en la caminata porque me siento nervioso y no quiero llegar a la casa aún. Pienso en todos los posibles escenarios que podrían pasar esta noche y eso solo hace que mis nervios aumenten.

—Ahmed, te estaba buscando. —La voz de mi abuelo me hace salir de mis pensamientos, haciéndome dar cuenta que ya estoy en casa.

—Dime abuelo.

—Mira muchacho, siéntate antes de empezar porque te conozco y sé que saldrás huyendo cuando empiece—sabe que me iré sin esperarlo si empieza a decir algo que no me gusta.

Hago lo que me pide y espero que empiece.

—Yo no sé a qué estás jugando muchacho —comienza—. Primero dices querer a Elizabeth e incluso la celas de mí, después, en un arranque de celos haces que ella se sienta mal por hablar con Asil y dudas de su palabra.

—No entiendo ¿A qué viene todo esto?

—Déjame terminar muchacho —empieza a acomodar su corbatín y entiendo que lo que va a decir a continuación no me gustará pues, siempre hace eso cuando me va a dar las peores noticias—. Yo, he visto que te llevas muy bien con Mariam, de hecho, era uno de los que apostaban por su futuro matrimonio.

—Lo cual nunca pasará abuelo. —aclaro de inmediato.

—¿Estás seguro Ahmed? —me mira fijamente— Porque lo que vi hoy me hizo analizar muchas cosas y me di cuenta de que tú la quieres, no lo niegues Ahmed, tú quieres a Mariam —claro que la quiero, pero como a una hermana—. Por eso he pensado en algo, que espero no te moleste.

—¿Qué cosa? —digo con fastidio y espero que no diga alguna estupidez.

—Deja que Elizabeth sea feliz y sé feliz tú también —intento hablar, pero me interrumpe—. Estaba pensando que, ella podría casarse con Emre, él es un buen hombre y estoy seguro de que la tratará como se merece —suelta un suspiro—. Créeme que jamás pensé encariñarme con una muchachita y ahora lo hago, por eso quiero lo mejor de lo mejor para ella y eso tendrá con Emre.

No puedo creer que esas palabras hayan salido de la boca de mi abuelo, porque él sabe lo que un Ülker puede llegar a hacer enamorado y yo no soy la excepción. También me duele que piense que otro hombre es mejor que yo para estar a lado de Elizabeth.

—¿Y yo qué? —digo con la rabia contenida.

—Tú podrías casarte con Mariam y...

—¡No! —corto sus palabras sin sentido y me levanto— Lo que yo te pregunto es ¿Y yo qué hago si estoy perdidamente enamorado de Elizabeth? Dime ¿La dejo ir? ¿Me rindo como tú lo hiciste con mi abuela?.

Por un momento se queda callado analizando mis palabras, sé que le dolió el tema de la abuela. Él la dejó ir cuando ella se lo pidió y hasta la actualidad sé que se arrepiente de haberlo hecho. Quisiera disculparme por haber sacado ese tema tan doloroso para todos, pero ahora mismo estoy tan enojado que no pienso dar marcha atrás.

—No lo sé muchacho, dime más bien por qué sigues soportando y creyendo todo lo que dice Mariam sobre tu esposa, incluso llegas a poner en duda su palabra que debería valer más que la de tu amiga.

Eso ha sido un golpe bajo y creo que lo hace a propósito.

—No es..., no, yo no he hecho eso.

—Lo has hecho y no lo niegues —se levanta—, debes darte cuenta Ahmed, ahora estás a tiempo de dejar que ella sea feliz con otro hombre y tú, bueno, tú te quedarás con Mariam que según entiendo te ama y siempre ha estado enamora...

—¡No lo voy a hacer abuelo! —la sola idea de que mi Sultana esté en brazos de otro me molesta de una manera descomunal.

—Deberías hacerlo, tu no la amas y solo la estás haciendo más daño con tus preferencias hacia Mariam.

—No entendiste lo que dije hace un momento ¿verdad? ¡Yo la amo! La amo, la amo, la amo tanto que Alá se sentiría celoso de mi amor hacia ella —después de decir esas palabras me siento más libre—, y no me importa lo que digas abuelo, porque no dejaré que nada ni nadie me separe de ella, incluso si tengo que ir contra ti.

Su semblante ya no es serio como antes, ahora veo una gran sonrisa en su rostro.

—La amas, ya veo —da unas palmadas en mi hombro con una mirada orgullosa—. Solo espero que de ahora en adelante entiendas que, si vuelves a dudar de su palabra o tan siquiera hacerla llorar, yo estaré aquí con un pretendiente mejor que tú, que si la haga feliz.

—No deberías decirme eso, yo soy tu nieto y...

—Y por esa misma razón lo hago —su mirada se endurece—. Yo quiero que seas feliz hijo, pero si tu felicidad se crea a costa del sufrimiento de una mujer, preferiría que no la tengas, porque un Ülker no hace eso, solo mira a tu padre ahora que ha regresado tu madre, toma su ejemplo.

—Pensé que odiabas la idea de que Anastasia haya regresado con mi padre.

—No me gusta, pero sería inútil si trato de separar a esos dos —dice con fastidio—, pero contigo y Elizabeth estoy a tiempo para que no terminen como..., como tu abuela y yo.

—Lo siento abuelo, pero también es tarde para nosotros —digo seguro—. Yo la amo, ella me quiere y eso es todo lo que debes de saber y respetar —no responde y espero que eso sea una señal de que entendió—. Ahora, como sabes tengo la sorpresa para mi Sultana y espero estés presente esta noche, en la cena de celebración.

No espero su respuesta y me dirijo de inmediato a mi habitación. Cuando entro, me doy cuenta de que he llegado en el momento preciso pues mi hermosa Sultana está desperezándose.

—¿Acabas de despertar? —regresa a verme algo asustada, supongo que no me escuchó entrar.




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