Maktub, estaba escrito...

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Celular ..., reloj inteligente, ... auriculares ... Y por supuesto, ... su tablet en su mochila.

Mew revisó tres veces antes de subirse al automóvil. Podría olvidarse de los libros, pero sentía que no lograría sobrevivir un día completo de colegio sin sus juguetes electrónicos. Eran como una prolongación más de su cuerpo.

Con un suspiro se subió al automóvil, al lado de su hermana, quien apenas levantó sus ojos de su pantalla para saludarlo. Y justo cuando el automóvil arrancaba, Mew echó un vistazo a un grupo de olivos nuevos que había visto desde la ventana de su dormitorio, en el segundo piso.

No había nadie. Nadie cobijándose entre los troncos jóvenes, nadie cerca de allí; incluso la calle estaba vacía. Una monótona hilera de casas, con sus tanques blancos, muchas recién construidas, flanqueadas por interminables olivos recién plantados, hasta donde la vista podía llegar.

Mew volvió a suspirar. Al final resultaba que había sido solo un sueño. O una ensoñación. Ahora que lo meditaba, aquellos ojos negros y rasgados que había visto cerca de los Olivares escudriñando su ventana eran demasiado perfectos, ... demasiado hermosos.

¡ No podían existir ojos tan maravillosos como aquellos!

Y además, ¿ por qué unos ojos así estarían escondidos, y escudriñando precisamente su ventana?

Un frenado brusco trajo a Mew de sus elucubraciones. Hacía solo una semana que Mew vivía en aquel barrio, Y aunque era el barrio al que había viajado tantísimas veces cuando niño, por vacaciones, desde su casa de los Estados Unidos, y que ahora había crecido diez veces su tamaño, parecía que no lograba acostumbrarse nunca : automóviles apareciendo de la nada, hombres y mujeres, algunos de civil, otros vestidos con ropa militar, descendiendo abruptamente de ellos, apuntando con armas a las personas, haciendo redadas, llevándose con violencia a los niños ...

Mew sabía que no eran personas inocentes y también sabía que el ejército israelí, que en un año se convertiría en parte de su vida, al iniciar el servicio militar, solo cumplía con su deber : había que limpiar las calles de los nuevos asentamientos de" los del otro lado". " Los del otro lado" eran terroristas ...

Mew usó su inhalador un par de veces y se frotó el pecho. Había clavado su vista en sus manos por unos minutos porque no quería seguir mirando hacia afuera. Recién se sintió con un poco de valor para mirar cuando vio de reojo que el automóvil avanzaba a una velocidad media cerca del alto muro.

Mew miró distraído las pintadas : banderas palestinas, aviones surcando un cielo en llamas aterradoramente realista, rostros de niños usando ese característico pañuelo negro y blanco, mirándolo desde la pared con ojos penetrantes ... Mew se preguntó si "los del otro lado" del muro, los de los campamentos de refugiados, también sentirían miedo, como lo estaba sintiendo él en ese momento ...

Y apenas acabó de tener aquel pensamiento, una vieja canción se le vino a la mente, sin permiso, estremeciéndolo de pies a cabeza. Y mientras la tarareaba distraído, comenzó a sentir que el nudo en su pecho se aflojaba.  Y acabó por llegar al colegio con una sonrisa.

Todavía distraído descendió del automóvil, preguntándose con un suspiro, lo mismo que venía preguntándose cada día desde que había bajado del avión.: ¿ Qué sería de la vida de ese niño "del otro lado del muro" que había conocido hacía tantísimo tiempo atrás a orillas del inolvidable mar Mediterráneo? ¿ Dónde estaría ahora ese niño que le había enseñado esa maravillosa canción?

Y como siempre le sucedía a Mew, no pudo evitar sonrojarse al pensar en él ... Y en aquel primer beso que aquel niño palestino llamado gulf le había regalado aquel triste atardecer cuando tuvo que decirle adiós ...



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#1321 en Joven Adulto

En el texto hay: guerra, mewgulffanfic, palestina

Editado: 30.10.2023

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