Mal Día

10: DARREN

DARREN

Llevo media hora en la fiesta y ya estoy comenzando a aburrirme.

Estamos sentados Sydney y yo en un sofá, las luces apagadas pero colocaron unas largas que cambian de color alrededor de la habitación. La música es la misma que todos escuchan y huele como a salsa de tomate.

La mayoría de los de la escuela estamos aquí. No solo de ultimo año sino más jóvenes también. Ya hay personas besándose, bailando, grabándose para publicarlo después y pasando bebidas de un lado al otro.

Tengo el brazo alrededor de los hombros de Sydney pero ella está más interesada en hablar con dos de sus amigas y criticar los vestidos de las demás chicas que en mí.

Ruedo los ojos cuando la canción cambia a otra que es casi igual a la anterior. De verdad, no entiendo como las personas pueden escuchar los artistas más básicos de todos.

Bostezo y miro hacia Sydney, le doy un toque en el hombro para llamar su atención pero me ignora.

—Ey —digo.

Ella solo voltea a medias.

—Ey, Sydney —digo, acercándome a su rostro.

Suspira. — ¿Qué quieres? Espera, estamos hablando de algo aquí con las chicas.

Si claro. —Oye, ¿Por qué no vamos afuera? O podemos bailar si quieres.

Me toca la mejilla. —Um, después. Todavía no quiero bailar —Rory le dice algo y las tres ríen, Verónica le muestra algo en el teléfono—. Oye Darren, tráeme algo de beber por favor.

Suspiro, quito mi brazo de sus hombros y me levanto. Camino entre algunas personas que se han quedado de pie hablando o algunos, bailando muy cerca.

Llego donde están todas las latas y cuando estiro la mano para tomar una sin azúcar, alguien más la toma también.

Elevo la mirada y me toma como cinco segundo reconocer a Susie Lu. —Vaya, ¿Qué te pasó?

No es como si nunca he visto a Susie con maquillaje pero hoy hizo algo más en su rostro. No tengo idea de qué pero luce distinta. Bajo la mirada y noto que por primera vez en la historia de la humanidad, Susie está usando un vestido que no parece de la sección de niños.

—Ah, genial, tú de nuevo —cruza los brazos.

Me encojo de hombros. —Es una fiesta, puedo estar aquí sí quiero.

—Sí, sí, como quieras —dice.

Está a mi lado, su cabello suelto y en ondas, sus mejillas más rojas de lo común como cuando su novio está cerca (que no es su novio) y abajo, en sus pies, está lo impensable. Susie Lu usando tacones.

— ¿Qué tanto ves? —ella toma la lata y la destapa con una mano, algo que su papá le enseñó cuando éramos niños.

—Que casi olvido que eres una chica —digo, elevo una ceja—. ¿Sabes qué? Si inclino la cabeza, aprieto los ojos y me alejo unos trescientos metros no te ves tan mal.

Rueda los ojos. —Darren, créeme, no me importa lo que piensas de mí.

—Bueno, solo estaba dando mi opinión —tomo otra lata, esta con azúcar y la abro—. No creí que realmente vendrías a la fiesta, ¿Qué se siente estar en un lugar fuera de tu habitación?

Le da un sorbo. — ¿Qué se siente estar fuera de tu jaula?

No quería pero solté una carcajada corta. Tengo que admitir que Susie es una boba pero en ocasiones su forma de retarme y mantenerse en la pelea conmigo me divierte.

— ¿Estás diciendo que soy una fiera? Porque he escuchado que muchas dicen lo salvaje que puedo ser en ciertos contextos —digo, antes de beber un poco.

Susie arruga la nariz. —Darren, hay cosas que deberías mantener en tu boca cerrada. Aprende a hacerlo.

Su vestido no tiene mangas solo tirantes y me fijo en esa cicatriz que tiene. —Entonces, ¿Vas a besar a tu novio?

Hace una mueca. —Hablando de novios, ¿no está tu novia por aquí? Mejor ve con ella, solo Sydney te soporta y no sé por qué.

—También Elijah —señalo.

Mi mejor amigo quien prefiere quedarse en casa con sus abuelos y ver un programa de concursos probablemente actuados que venir a la fiesta a pesar que me insistía que viniéramos y luego me canceló a última hora.

Elijah es así. Es el alma de la fiesta pero dos horas después necesita encerrarse en su habitación a solas para recargar energía, o al menos, eso dice él.

—También Elijah —repite—. Él me cae bien, incluso Sydney no me desagrada, ¿Cómo es que tú eres el raro de ese grupo?

Resoplo. — ¿Raro? ¿Yo? Susie Lu, ¿Te has visto? Eres la princesa de los raros.

Levanta su lata. —Eso te convierte en mi súbdito.

Sonrío de lado. —Eso me convierte en un rey, los reyes están por encima de las princesas.

—No en esta sociedad —responde.

Doy un sorbo más cuando noto que una figura alta se acerca. Evito poner los ojos en blanco. Brody Cannings camina hacia la mesa de las bebidas, está usando una camiseta azul y el cabello más despeinado. Casi como si hubiera tenido una sesión intensa de besos con alguien.

—Darren —dice, irritado.

Es mutuo.

Veo que Susie endereza la espalda y sonríe levemente. Brody baja a mirada a ella y sus ojos se abren. —Vaya, ¿Susie? Te ves… genial.

Eso la complace, está feliz y se le nota en toda la cara. —Ah, eh, Brody, gracias. Tú también te ves genial.

—Hablo enserio, te ves muy… bien, enserio.

Este es mi momento para fastidiar. —Ósea que Susie se ve mal todo el tiempo.

Brody gira y me fulmina con la mirada. —Eso no es lo que quería decir y lo sabes —mira a Susie—. Sabes que no es así, me refiero a que te queda bien como te ves ahora.

Susie pasa la mano por su cabello. —Sí, sí, lo sé. Gracias Brody, no importa lo que diga Darren.

Siempre dice eso.

Lamo mis labios. —Claro no importa lo que yo diga, lo que importa es lo que tu novio diga.

— ¡Brody no es mi novio! —dice muy alto, mira a Brody apenada—. Eh, digo, no es que… yo…

Brody le sonríe para tranquilizarla. —No te preocupes, Susie.

—Entonces crees que ella se ve bien —digo, toco su brazo con la lata que no está tan fría como me gustaría—. Si te gusta como se ve, ¿Por qué no la invitas a bailar?

—Darren —Susie me advierte.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.